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Antón Castro

BALANCE DE UN PROYECTO CORAL

BALANCE DE UN PROYECTO CORAL Hay algo de lo que me siento muy satisfecho de “Artes & Letras”, en estos primeros 100 números. No voy a referirme al carácter plural (que es una ambición permanente, una ambición en marcha) que se le ha intentado dar –han escrito críticos y escritores de La Coruña, Vigo, Barcelona, Madrid, Segovia, Tarragona, Málaga, Francia, etc., además de nuestros críticos habituales, que son un montón, y eran más cuando teníamos doce páginas, paginación que ya corresponde a otra época-, ni a la apuesta clara por la literatura infantil y juvenil, ni a la incorporación de la música clásica o a la arquitectura –tanto en lo que se refiere a temas monográficos como a los edificios modernos- sino a la aportación artística. Hemos publicado cerca de un centenar de portadas, casi siempre inéditas, realizadas por más de 80 artistas aragoneses. Digo 80, o así, porque al principio no hacíamos portadas ex profeso. Los balcones del número 100 creo que son un buen ejemplo: hay artistas jóvenes, consagrados, Premios Aragón-Goya, grabadores, fotógrafos, escultores. No están todos los que son, desde luego, e irán apareciendo más. Esta semana, sin ir más lejos, la portada será del arquitecto y pintor José Manuel Pérez Latorre. La de la semana siguiente, Ángel Pascual Rodrigo. Y la lista, por ahora, aguantará para 100 números más. No estoy tan seguro de que pueda aguantar yo, quizá porque me lo tomo un poco a la tremenda, como si fuera algo más que un trabajo, como si fuera una pasión convulsa en busca de la seducción, la información, el rigor, la apuesta y una ecuanimidad casi imposible, cuya búsqueda me resulta dolorosa.

Esta presencia artística me la han hecho notar algunas personas. Ismael Grasa dijo: “Los balcones con las portadas son lo mejor del suplemento de 16 páginas del número 100”. José Luis Cano, autor de un delicioso retrato de Fernando Savater, fue el primer artista en felicitarnos por el número. Lo que más me gusta de mi modesto trabajo es descubrir gente que hace cosas porque le apetece, porque sueña, porque es su vida. Y en ese descubrimiento es muy importante el azar. Pienso por ejemplo en Ana Lóbez, que hace abanicos de cuentos en cajas de cerillas; la encontré un día en “Heraldo” conversando con la gran Elena Gracia, esa periodista rubia y laboriosa que tiene un aire a lo Jean Seberg, y le encargamos una portada de García Márquez, con su estilo naïf y narrativo. Nunca en mi vida la había visto.(Coloco aquí un dibujo de Luis Grañena, que no apareció en "Artes & Letras", pero Grañena ha sido decisivo por su colaboración gráfica con el suplemento, igual que Alberto Aragón. Ambos trabajan en la redacción de "Heraldo", y son espléndidos).

Los resultados de la encuesta están ahí. Contabilizados con la mayor exactitud posible. El más votado, ampliamente, fue Ignacio Martínez de Pisón, que tiene nuevo libro en la calle. Ni siquiera es mi lista personal, pero es una lista posible, injusta como todas las listas, desdeñosa con los matices y con muchos méritos incuestionables, pero seguramente aunque no estaban todos los que son –y es un auténtico gozo ver la cantidad de gente que debiera estar ahí, con maravillosos libros, con una estupenda carrera de fondo-, sí son todos los que están. Advertía un anónimo comunicante que se decía que iban a ganar mis amigos. Ganaron desde luego un puñado de grandes amigos, y no tan grandes, pero yo también tengo una infinita devoción, una debilidad infinita, por otros que fueron votados en menor medida, o ni siquiera, y los considero grandes amigos y estupendos escritores. Y si no fuesen amigos, pero grandes escritores, o sencillamente lo más votados, me habría dado igual. No es mi lista ni gano yo nada (ni seguramente ellos) con que estén o dejen de estar. En estos años en que he trabajado en el periodismo, he aprendido que al lector hay que darle lo mejor de ti mismo, y eso incluye no sólo la calidad del texto o el compromiso, sino la honestidad. En Zaragoza, felizmente ha crecido mucho la literatura y casi todos somos buenos amigos de veras. Lo que más me sorprendió es la cantidad de libros que tenían los más de 40 miembros del jurado en su cabeza y en su memoria. Y la escrupulosidad de todos: nadie se votó a sí mismo, nadie votó ninguna de las colecciones que puede estar dirigiendo. Recuerdo hace unos años una encuesta en “El País”, creo que Luis Goytisolo votaba tres o cuatro libros suyos y dos o tres de su hermano Juan. Aquí no se ha dado eso.

2 comentarios

Cide -

Pues sí enhorabuena por vuestros 100 números.

Anónimo -

Enhorabuena