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Antón Castro

SER ESCRITOR

SER  ESCRITOR Releo la entrevista que ayer le hacía Antonio Fontana, un buen amigo y un buen narrador (durante los dos años que colaboré en ese suplemento fue exquisito conmigo: dos de los mejores años de mi vida, dos años auténticamente felices), a Javier Cercas “ABC Cultural”, donde dice algo que, de alguna manera, creo que también me define a mí, a muchos, muchísimos y a mí:
-No me imagino a mí mismo de otra manera [que ser escritor]. Hay un ensayo maravilloso de Giorgio Manganelli, “¿Por qué escribo?”, al final del cual dice: “Escribo porque no sé ni atarme los zapatos”. Manganelli es de los míos. Uno escribe por muchos motivos y la escritura se termina convirtiendo en un vicio, una necesidad, un instrumento de supervivencia, en una forma de protegerse. Es una manera de dotar de sentido a la realidad, o al menos de una ilusión de sentido. Es tu manera de ir por el mundo. Te permite entenderte a ti mismo, aunque no del todo. Te permite ser otro. Leyendo y escribiendo eres otro. Eso sí que es una aventura: más que irte a China.

Bueno, yo en realidad también pienso que irte a China es una gran aventura. Aún no he leído “La velocidad de la luz”, la nueva novela de Cercas. La compraré mañana y ya daré en el blog mi opinión. El jueves, en “Artes & Letras”, Félix Romeo comentael libro. Félix se va un mes y medio a Aberdeen. Ayer hubo una fiesta de despedida en la nueva casa de Ismael Grasa –corrijo aquí: su libro de doce cuentos “Trescientos días de sol” aparecerá en su sello de siempre: Anagrama, no en Xordica- y de Eva Puyo, recién llegado Félix de dar un curso en La Casa Encendida, según leo en la web de Mariano Gistaín, titulado “Escribir con lo mínimo”. Anoche en Calanda, durante la presentación del libro “Calanda. El sueño de los tambores”, donde también escribe Félix, Ignacio Peiró y Pedro Rújula se confesaban admiradores absolutos de los textos de Félix en “Revista de Libros”, en “Artes & Letras” y en su nueva sección “Merienda de tigres” de ABC. “Está en un momento extraordinario”, sentenció Peiró. En realidad, lleva muchos años hablando de libros con una lucidez incomparable, con la gozosa y documentada libertad del lector que ama, se asombra y busca los libros de los otros. Félix encarna con una generosidad absoluta la alegría de la literatura.

2 comentarios

Anónimo -

¡Pandilla de pelotilleros!

Anónimo -

Benquerido Antón:
Leí La velocidad de la luz el sábado. Y me ha gustado mucho. Aunque quizá pudiera prescindirse de las últimas seis o siete páginas. En el resto del libro pueden encontrarse interesantes reflexiones sobre la escritura, sobre el sufrimiento, la soledad, sobre los límites -hasta dónde somos capaces de llegar en determinadas situaciones-, sobre los infiernos que llevamos con nosotros... Me ha gustado cómo lo cuenta Javier Cercas. Esperaré tu crítica el el blog y al de Félix en Artes y Letras. A ver si nuestras opiniones coinciden.