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Antón Castro

DÍA DE GALICIA Y DE ARTEIXO, DESDE ARAGÓN

DÍA DE GALICIA Y DE ARTEIXO, DESDE ARAGÓN No parecía que iba a ser ayer un día memorable y acabó siéndolo, sobre todo si uno no se pone enfático o grandilocuente. Por la mañana, cuando nada esperaba ya, acabé en la piscina con Diego. Primero, fútbol bajo un sol de justicia y luego una serie de doce o catorce largos, a braza y de espalda. El agua estaba maravillosa y no había nadie. O casi nadie. Por allá, como en una atmósfera sonámbula, sonaban voces inglesas de niños y de padres y madres. Bajo los pinos, una pareja se quedó dormida sin pasión. Ella, antes de rendirse al brutal sol de la tarde, decidió cubrirse los pechos.

Por la tarde, escribí a Cees Nooteboom y a Alessandro Baricco. Y me asomé al televisor para seguir una Grand League desde Oslo: el atletismo es, de lejos, mi deporte favorito, el que más feliz me hace. Más que el fútbol, el tenis o el boxeo, pero déjate que se ensanche la mala fama y échate a dormir. Hasta el bueno de Pepe Cerdá habla de mí y recuerda mi pasión por el fútbol; está equivocado: soy mitómano pero el fútbol me aburre. Luego, me llama Daniel y me dice que estará con amigos en “La casa de los persas”: Ismael, Eva y Félix. Conversamos brevemente bajo una tormenta que no acaba de romper. Ya en casa, en Garrapinillos, intentamos celebrar el Día de Galicia, y la fiesta de Arteixo de paso, de todas las formas posibles: llamo a mis padres, hablo con mi madre, que me dice que tiene seis invitados, su hermana Mercedes que es mi madrina, y su marido Antonio, criador de caballos durante mucho tiempo, mi prima Diolinda y su compañero García, y mi tía Florinda y su marido Jesús. Cenamos, tomamos un vino "Mesache" de Pirineos, comemos helados. Ha sido una noche espléndida y totalmente improvisada, que siempre son las mejores. Eva e Ismael se ríen de las gracias de los niños… Siempre hay una pesada y blanca perra al acecho.

Culmino la noche viendo natación y bromeando con mis hijos. Phelps gana de calle su semifinal de 200, y echo de menos a Ian Thorpe y, sobre todo, a mi adorada Inge de Brujin, portada deslumbrante de un especial de “As” (¿o era de “Marca”?). Pero no todo está concluido: hay que pasear a la perra Noa. La noche está espléndida con la luna demediada entre los árboles. Los perros han dejado de ladrar en Utebo. Lo que son las cosas: llevo un libro inmenso titulado “Faros de Galicia”: una fascinante historia, con muchas fotos, de todos los faros gallegos, algunos de ellos los conozco bien como Ortegal, donde estuvo con Eloy Fernández, Vilano, Touriñán o Finisterre, entre otros. Los faros son una de las cinco o seis pasiones de mi vida, como las sirenas, los tigres, los bandoleros, los marinos y los boxeadores. Se cuentan historias increíbles, algunas aluden al incesto, crónicas de naufragios, la mudanza de los hábitos de vigilancia; se abordan las tipologías de faros gallegos. Tras unos veinte minutos leyendo y recordando y soñando, vuelvo a casa. Concluir el día con “Faros de Galicia” (Xunta de Galicia, 2004) de Jesús Ángel Sánchez García y fotos de José Luis Vázquez Iglesias, entre las manos, más de 660 páginas de mar y fábula, de aventura y brutalidad, es otra manera de rendir homenaje al Día de Galicia, al día de la festividad de Arteixo desde donde mi padre me dice: “Xa vexo, meu amigo, que iremos nos aló antes de que veñades vos aquí” (Ya veo, amigo mío, que iremos nosotros allá antes de que vosotros vengáis aquí).Y luego me anuncia que se marcha al baile. Es el momento de disfrutar de sus 80 años cumplidos el 3 de mayo.

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