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Antón Castro

LA NOCHE DEL AVIADOR ERRANTE. LAS PALABRAS DEL EDITOR

LA NOCHE DEL AVIADOR ERRANTE. LAS PALABRAS DEL EDITOR

EL AVIÓN MISTERIOSO


1. Había salido a la calle. Ya era medianoche. Había oído cantar a The Corrs, cómo me gusta la voz de una de las cantantes, y a Diana Navarro, que interpretó “Sola” y lloró al recoger su premio Ondas como artista revelación. Llevaba entre las manos la revista “Letras Libres”, una de mis favoritas. Me habría gustado, me gustaría algún día escribir en ella, sobre todo por una razón: posee tanta calidad que te exige lo mejor de ti mismo para no desentonar. Se percibe que ahí no bastarían los malabarismos profesionales adquiridos; siempre veo en ella lucidez, hondura, otro modo de mirar, pasión por Latinoamérica. Sigo: la noche se había quedado suave de temperatura y silenciosa. Justa de luz, precisa en sus tinieblas. No había nadie. Abrí la revista y hojeé algunas páginas: el artículo de Juan Villoro, una nota sobre una fotografía de una pierna de mujer de Enrique Vila-Matas, una entrevista a fondo y acaso premonitoria con Juan José Saer, el argentino muerto hace poco y galardonado por Cálamo hace dos o tres años.


Y de repente, me fijo en la crítica de Félix Romeo a uno de los libros que más me han sorprendido en los últimos tiempos: “Ingenieros del alma” de Frank Westerman, que ha publicado Siruela. Ese libro, que es un ensayo, una biografía y a la vez casi una novela, narra la historia del escritor Konstantin Paustovski y de su narración “La bahía de Kara Bogaz”, que podría definirse como un viaje o un reportaje a la Rusia stalinista, preñada de referencias a otros escritores. Leía el texto realmente preciso de Félix cuando ocurrió algo increíble. Irrumpió un ruido, que fue creciendo en la oscuridad, que prolongó su gravedad y su lamento obstinado, que se acercó, que parecía sostenerse en el aire como un fantasma de metal.


Ya sé que el aeropuerto está cerca de Garrapinillos, de esta plaza que será la de José Ramón Arana en pocos días; ya sé que en la noche el ruido se percibe mejor, con su nitidez de chatarra, y sin duda sería eso, un avión nocturno que llegaba, que trenzaba en el aire ciego un aterrizaje muy laborioso. Estuve un momento casi estupefacto, no con temor, sino con extrañeza. Era como si viviese un sueño, era como si la noche y la plaza y la iglesia fuesen como algo ajeno a mí, como una representación tétrica que yo veía desde un ángulo ideal fuera del tiempo. El avión o lo que fuese seguía ahí, con su estrépito: percibí un movimiento, algo perturbador, casi aterrador. Miré hacia el cielo y al cabo de un instante, paró todo. Más que parar, creí oír ese motor que zozobra un instante, ajusta el ritmo de sus bielas y sus mecanismos con un espasmo agonioso antes de pararse.


No creo en ovnis. La perra estaba tranquila. Como si no fuera de este mundo. Nadie se atrevió a salir a las ventanas.


DE LA EDICIÓN, SEGÚN FRANCISCO PORRÚA


2. En “Letras Libres”, el periodista Ramón González Férriz (Barcelona, 1977) conversa con Francisco Porrúa, el gran editor de García Márquez o Julio Cortázar, entre otros, e introductor en el mundo hispano, a través de Minotauro, a J.R.R.Tolkien, Philip K. Dick, Ray Bradbury o Ballard. Y éste le dice algunas cosas que me interesan mucho:


-“Antiguamente, el editor era un señor que tenía dinero y al que le gustaba la literatura y también la amistad con los escritores… (...) A los editores, sobre todo a los grandes editores, no les interesa la literatura, sino ver el producto”.


-“La buena literatura, aunque se venda lentamente, con el tiempo siempre tiene lectores. Y todo editor que no espere enriquecerse con los libros va a seguir ese camino. (…) Y ése es el problema de los editores, de los editores de verdad, que se interesan por la literatura y que necesariamente tienen que interesarse también por las ventas. Y sí, es difícil encontrar el equilibrio en esa ambigüedad. Hay que tratar de lograr que alguien lleve las ventas con eficacia y poder dedicarse a la parte literaria, pero en la parte literaria uno no sabe en el momento de elegirán libro si es un riesgo o no, y hay que pensarlo, y eso no tiene demasiado que ver con la literatura”.
-“Más que la actividad, más que conocer escritores, más que estar siempre pendiente de lo que dicen los periódicos y demás, lo que el editor necesita es trabajo solitario”.


-“(…) Tengo la impresión de que cuando uno vive con una atmósfera literaria empiezan a producirse una serie de fenómenos que yo llamaría “la fuerza de los libros”. Los libros tienen una fuerza muy poderosa. Una mañana estaba yo escribiéndole una carta a la agente de Bertrand Rusell y no sé cómo en ese momento se me ocurrió preguntarle por El señor de los anillos en una posdata, aunque en realidad no estaba interesado en adquirir sus derechos, porque yo me dedicaba a una cosa diferente. Pero era un fenómeno raro que en 1971 no se hubiera publicado en castellano ese libro aparecido en el cincuenta y cuatro. Ella me contestó un mes y pico más tarde hablándome de Bertrand Russell y añadiéndome también una posdata: “Llama a Nicolás Costa”, me dijo. Lo llamé.  Y él me dijo: “Acabo de recuperar los derechos de El señor de los anillos” hace diez minutos. Los tenía una editorial que ha quebrado. Si los quieres son tuyos”. A mí en principio el libro no me interesaba, pero me pareció que aquello era una especie de dádiva, de modo que me los quedé. Y el libro se vendió bien”.


FRANCISCO PORRÚA, que acaba de crear un nuevo sello, Porrúa & Compañía, es gallego, nació en Corcubión (A Coruña) en 1922, esa villa de A Costa da Morte donde yo pasé algunas temporadas, algunos días, a principios de los años 80 cuando Darío Xoán Cabana traducía al gallego el “Cancionero” de Petraca.

2 comentarios

A.C. -

Querido Gustavo: me alegra mucho lo que me dices: la antología del poeta Álvaro de las Casas,el nuevo proyecto de Fernández Naval. He escrito mucho sobre Cortázar.Llevo conmigo un libro de Círculo de Lectores que compré hace 30 años de sus cuentos. Sigue siendo uno de mis favoritos. Cortázar, con "Casa tomada", "Carta de una señorita de París" o "La noche boca arriba", por citar algún ejemplo, determinó mi pasión por los cuentos. Un gran abrazo. Anttón.

gustavo peaguda -

Esta no es la unica conexion ente galicia y cortazar. En la biblioteca de cortazar que hoy esta depositada en la fundación March había un ejemplar que a mi me llamo la atención. Via correo electronico la encargada de la biblioteca me dijo que se trataba de la antologia de poesia gallega de Alvaro de las casas. ¿cruzo el atlantico este libro en la maleta de cortazar?.a lo mejor mientras sonaba en el tocadisco St louis Blues en la trompeta de Amstrong los ojos de cortazar caian sobre los versos de Rosalia?.
Por cierto fernandez naval va a publicar un libro donde trata sobre la relacion de cortazar y galicia