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Antón Castro

UNA TARDE PARTICULAR, FÉLIX ROMEO CUMPLE AÑOS

UNA TARDE PARTICULAR, FÉLIX ROMEO CUMPLE AÑOS

Salgo hacia Zaragoza a hacer unos recados: llevo a Daniel al autobús porque se va a Madrid a hallarse con su camarada Jonás Trueba, que acaba de abrir un espectacular blog (ver su magnífico trabajo sobre el libro de Budd Schulberg. Jonás es un tipo sorprendente y listo al que le apasiona la poesía y algunos artistas como Sorolla), y luego hago tiempo en la calle para hacer una fotocopia.


Me encuentro con Mercedes Gallizo, que vive un periodo de calma tensa, de felicidad e incertidumbre a la vez, y que se siente muy realizada en su trabajo al frente de Instituciones Penitenciarias. Siempre le han preocupado los seres humanos, y aquí puede realizarse, puede hacer muchas cosas inadvertidas que llenan su vida. Hablamos de su bella hija Anaïs, licenciada en Derecho y a punto de trasladarse a Madrid; hablamos de hijos, y a tras fumar un cigarrillo mentolado, hablar de las pequeñas menudencias del existir, concertamos una cita sin fecha para comer un día en Madrid y nos despedimos. Me anuncia que el domingo estará en el palco del Bernabéu, que se verá con Pepe Melero y Eduardo Bandrés, entre otros, y que espera sonreír con esos ojos de agua de mar, tiznados de sombra, cada vez que marque el Zaragoza. Le digo que veo que a Rodríguez Zapatero errático y triste, metiéndose en un hoyo dialéctico, uno tras otro. Y ahí es prudente y sigilosa. No cae en la inocente provocación y acude a su cita médica. Salgo a la calle de nuevo, tengo que andar mucho me han dicho, debo empezar por ahí para adelgazar y privarme de la fruta, y me encuentro con mi hija Aloma, que va a dar unas clases.

La veo como cansada y melancólica, con una belleza en desorden y el cabello más undoso que nunca. Está cambiándose de casa, preparando las paredes para pintar, decapando ventanas, soñando espacios en su nueva casa de la avenida Goya. Me ha parecido una zaragozana errabunda y soñadora en París. Le digo que acabo de llamar a Félix Romeo que cumple años: Félix se ha convertido con el paso de los años en el hombre que más sabe de literatura contemporánea de Aragón, y acaso de España, en el curioso infatigable. Sus pasiones son infinitas: le encanta visitar centro de arte contemporánea, espacios de vanguardia como La Casa Encendida, imparte unos talleres literarios basados en la libertad y la imaginación (le encanta jugar con Georges Perec o Natalia Ginzburg), le apasionan las ciudades, las revistas literarias (de todos los países), los columnisas, la gastronomía, la vida cotidiana, el mestizaje cultural, cultiva amigos con el primor dulce con el que se cultivan las fresas. Y está siempre ahí, al quite, para atender correspondencia, para celebrar cumpleaños, para dar ideas, para enojarse también, para disentir, para descubrir vinos, para fomentar la alegría, para charlar afanosamente con Pepe Cerdá o con Pepe Melero, dos de sus grandes cómplices. Es en estos momentos uno de los referentes culturales de Zaragoza: el más abierto, el más dadivoso probablemente. De todo tiene un punto de vista propio. Zaragoza es la ciudad que lo enloquece: la recorre en coche cada semana al menos, la reinventa, y se siente desde aquí ciudadano del mundo.


De regreso del Gobierno de Aragón, adonde he ido a cumplimentar una solicitud de Carmen Gascón, me encuentro con Juan Antonio Gordón, con su mujer Claire y su hijico. Ella, que es adorable y posee un acento francés “que le añade picante a vuestra forma de hablar”, conversa con su niño Leo, aprendiz de ciclista en triciclo, en la lengua de Flaubert. Juan Antonio lo hace en español y el niño es un bilingüe perfecto, como mis sobrinos Tristán y Elsa. Con Juan Antonio hablamos de muchas cosas, y al final recordamos que Maurizio Pollini viene a Zaragoza el 19 a dar un recital de piano. Recordamos su vida, su técnica, su lugar en la música, y yo recuerdo que ese día tengo que dar una charla con Jorge Gay en Teruel y que me lo voy a perder.

[Hago aquí un pequeño inciso: llevo varios días oyendo mucho la radio. A Miguel Mena sobre todo, siempre tan puntilloso, tan dominador y tan lúcido en sus entrevistas, siempre tan afortunado en su selección de temas musicales y de personajes: he oído sus conversaciones con Ubieto e Hipólito, con Columna Villarroya. Adquiere día a día el sabor de un clásico. Y esta mañana, como un bello regalo de Teruel, me llamó Conchita Hernández, que es una periodista estupenda, una voz llena de encanto, sensibilidad y alegría, para hablar de “Golpes de mar”, y me hizo mucha ilusión. Ella siempre se acuerda de que de vez en cuando escriba; le comento que este año interrumpo los Encuentros Literarios de Albarracín, y lo lamenta. Sentimos los dos una vieja pasión por Teruel, por el Maestrazgo. Agotamos la entrevista recordando a Patricio Julve y a Gerardo Sancho, el fotógrafo de Navarrete que lo inspiró. Gerardo Sancho acaba de fallecer nonagenario, y tanto Conchita como yo le teníamos un inmenso afecto].

De ahí me voy a Los Portadores de Sueños, de Félix y Eva, a comprar tres ejemplares de “Golpes de mar” para enviar a Conchita, a Magda Díaz Morales y a Cruz Barrio. Vamos a presentar en febrero (no podrá ser en enero) el libro en el Centro Aragonés de Barcelona con Cruz como anfitriona, y Víctor Juan Borroy, que tiene más amigos libreros que yo en A Coruña y más contactos, ha hablado con Xiada y es posible que también se presente en febrero. Víctor Juan Borroy, ya está confirmado, publicará su primera novela “Por escribir sus nombres” en Prames y saldrá en vísperas de San Jorge. Puede ser uno de los pelotazos del Día del Libro porque glosa la historia de amor, fugaz, soñada, efímera acaso, de Paco Ponzán y Palmira Pla, y aparecen al fondo Ramón Acín y Conchita Monrás. Vuelvo a casa. Con la radio. Son las siete menos cuarto. No encuentro a Gemma Nierga ni a Máximo Pradera (me gustan sus historias de música clásica, me gustan mucho, de veras), y sí hallo en el dial “El navegador” de Julio César Iglesias, donde se están contando peripecias de amor con final feliz. Cuando llego a casa, ya ha caído la noche y el cielo, sobre el albérchigo y la noguera, se ha cuajado de estrellas. El cielo se ahonda hacia dentro como una bóveda morada con luciérnagas.

[Cojo un sobre que he recibido de Carmen Morte, sobre el conde de Guimerá y Lastanosa, me abro una carpeta. Carmen es una mujer adorable; tomo notas, disfruto y sueño con los ojos abiertos con el coleccionista don Vincencio… Pongo en el aparato de música “La consagración de la primavera”…]

3 comentarios

Adolfo Barreiro -

Me complace anunciaros una novedad literaria muy interesante, se trata de una novela que te atrapa desde la primera página - Bajo Tierra - Ed. Almuzara - autor Sebastian Coh - Os sorprenderá y os hará pasar un buen rato. Saludos.

Cide -

Felix Romeo es un curioso personaje. Quizá lo más curioso que ha dado el barrio de Las Fuentes. Ni extravagante ni discreto, ni gordo ni flaco. A veces todo, a veces nada.
De Miguel Mena, lo que dices. Me gustó mucho esa entrevista que cuentas. Me quedé con la reivindicación que hacían dos aragoneses nacidos fuera de Aragón. Los hijos de militares, ferroviarios, guardias civiles, etc. nacían donde podían. Yo añadiría que un aragonés puede nacer en cualquier sitio, como Miguel Mena.
Cada día me parece mejor profesional. Sus programas no solo no cansan, sino que siempre sorprenden. Larga vida a Miguel Mena.

Fernando -

Puedes preparar unos relatos...los días río de Antón...lo que pasa que conoces a tanta gente estupenda que salir a pasear por Zaragoza para ti es una fiesta...un abrazo, siempre da gusto leerte.