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Antón Castro

LA POESÍA DE JESÚS JIMÉNEZ

LA POESÍA DE JESÚS JIMÉNEZ

Hace algunos años, cuando sustituí durante unos pocos años a Trinidad Ruiz-Marcellán en la dirección de Olifante, publiqué dos libros de Jesús Jiménez Domínguez (Zaragoza, 1970): se trataba de Diario de la anemia y Fermentaciones, próximos a la contención y al silencio metafísico de Antonio Gamoneda. Jesús Jiménez es también un magnífico cuentista: ha ganado numerosos galardones, y tiene algo de escritor secreto. Ahora, en DVD, el sello de Sergio Gaspar, acaba de aparecer un espléndido libro: Fundido en negro, distinguido con el premio Hermanos Argensola de Barbastro, 2007. Se trata de un libro de pérdidas y evocaciones, de aroma culturalista, un libro del placer y de la sombra, de viajes y de máscaras constantes. Llama la atención la imaginación del escritor, la capacidad de otorgar la voz a tantos artistas: desde Persy B. Shelley hasta Rilke o Syd Barret o Alejandra Pizarnik. Es un libro de itinerarios íntimos, de miradas, de confrontación con numerosos autores y maestros: el citado Rilke, Pessoa, Keats, Rimbaud, los poetas chinos... El libro se lee de un tirón. Tiene un aire narrativo constante. Y muchos versos deslumbrantes.

Copio aquí algunos de los textos de Jesús Jiménez, a quien apenas veo.
 

ÚLTIMA MIRADA A LA ISLA DE KIRRIN 

Vivir consiste en ir perdiendo cosas:
el timón del aire en los cabellos, los amores,
los recuerdos, los remos de los días felices.
Al decirles adiós con la mano dejamos
en el aire la cáscara de la despedida,
vemos pasar sin nadie las bicicletas
camino del óxido, ardiendo sin sonido.
Otros inviernos han cegado las linternas,
apagado los prismáticos y nos hallamos más lejos.
La cerveza del jengibre la bebió el sol del ocaso
y el pastel de carne, como a la infancia,
se lo han comido las moscas. 

HASSASIN 

La mano que acuesta la piedra
sabe que las caricias borran los cuerpos,
que el deseo enrolla sus caminos sin haberlos recorrido.
También la sed escribe en cuadernos sin páginas.
Vestidos de abismo, hacemos del humo un único pijama:
todo cuanto soñamos hoy, mañana será cenicero.
Noche es el hombre del árbol más grande sobre la tierra.
Su sombra infinita está hecha de todas las cenizas.
Entre sus ramas más altas engordan nuestros asesinos.

*El retrato es de Irving Penn, y se titula "Picasso Jr."

4 comentarios

Entrenómadas -

A mí me gusta mucho porque no me recuerda a ningún otro autor/a. Tiene una forma especial de mirar y contar las cosas. A medio camino entre la ficción y la realidad.
Es muy bueno,
sws, besos en galés

Fernando -

el otro día le oí leer unos poemas en un acto de la caja nocturna...esta gente también hace valor...y eran muy hermosos..compraré su libro..abrazos. Antón

Carlos -

Sensacional poema el de La última mirada. Se nota que era lector de Enyd Bliton

Carlos -

Noche es el hombre del árbol... ¿No deberá decir NOMBRE?