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Antón Castro

CASÍ UN DÍA EN MADRID

CASÍ UN DÍA EN MADRID

El pasado jueves estuve en Madrid. Llegué a las 8.30 y esperé a José Ovejero en Atocha. Íbamos a ir a Cercedilla al estudio de grabación de Andrés, padre de dos niñas y compañero de Elena, a la cual no vimos, para leer un cuento. Funambulista prepara una antología de cuentistas españoles, en la que participarán, entre otros autores, Fernando Aramburu, Rosa Montero, Cristina Grande, Enrique Vila-Matas, etc., y entre ellos también José Machado, que nos llevó a la población en su Audi 4. La casa se veía estupenda y romántica bajo un sol espléndido: Andrés se mostró de inmediato como un gran anfitrión, nos invitó a café, cerveza y vino, y luego mostró una paciencia infinita ante cualquiera de nuestros errores de lectura.

José Ovejero, que se maneja en cinco idiomas, ha sido intérprete y vocaliza especialmente bien. José Machado leyó un relato sobre inmigrantes chinos con una dicción especialmente cautivadora. Yo leí el relato “Cartas de invierno al más allá”, el que cierra el libro Golpes de mar (Destino, 2006). Apareció un fotógrafo, Guillermo, con un Nikon D-70, y nos hizo algunas fotos individuales. Aproveché para decirle que había inventado varios fotógrafos: Patricio Julve, Manuel Martín Mormeneo y Manuel Seara de Castro. Él me confesó que seguía prefiriendo la fotografía analógica.
 Antes de despedirnos de Andrés, nos invitó a probar sus higos morados. Los había recogido el día anterior: eran compactos, dulces sin exagerar y pequeños. La casa estaba poblada de libros en todos los idiomas, me llamaron la atención los volúmenes de recetas de cocina, había un piano, y me pareció muy enternecedor ver los zapatitos de las niñas que estaban en el colegio.  

Comimos en el Círculo de Bellas Artes. Y anduvimos por aquí y por allá, sesteando incluso, hasta la presentación de Las palabras justas, el estupendo libro de Ignacio Martínez de Pisón. Esa noche, arropado por Beatriz Pécker (probablemente la mujer de radio que mejor ríe en antena), Pisón era el primer invitado de la librería La Buena Vida (C. Vergara, 10) de Jesús Trueba, que contará con un fondo de 7.000 volúmenes y será, a la vez, sede del sello Plot, donde también trabaja uno de mis tres o cuatro guionistas preferidos: Jonás Trueba. Por allí aparecieron, entre otros, el editor Malcom Otero Barral, que vive un periodo exultante en RBA (ha cambiado de vida, ha consolidado un nuevo amor, practica deporte e incluso ha dejado de fumar) y Andrés Trapiello, que ha diseñado con Alfonso Meléndez el álbum de Neruda que acaba de publicar la Residencia de Estudiantes.

 Y además había muchos otros amigos de Pisón: Félix Romeo, Antonio Pérez, Marina Heredia, el editor Chusé Raúl Usón, el historiador Carlos Fonseca... A muchos otros no los llegué a ver... 

Tuve que ir hacia el AVE. Había comprado la revista del Círculo de Bellas Artes. Leí el diálogo de Félix Romeo y Gonzalo M. Tavares, y recordé que había pasado un par de deliciosas horas de la tarde en el Círculo de Bellas Artes, donde vi la exposición sobre el pintor y escritor Bruno Schulz, una exposición estupenda aunque iluminada con descuido, sin afición, y la extraordinaria de los “Momentos estelares de la fotografía”, donde estaban multitud de autores y de libros que asoman constantemente a este blog. Había mucho donde elegir: allí estaban los grandes maestros, los grandes clásicos, una auténtica galería visual de imprescindibles.

*En el Círculo de Bellas Artes se expone la obra maestra de Alfred Stieglitz: "El entrepuente".

2 comentarios

De Antón -

Querida Sonia:

Ayer me di una vuelta por tu página y por tus poemas e imágenes. Mil gracias por tu afecto. El poema a Violat es estupendo. Cúidate. Es ese José Machado que dices. Feliz domingo.

Sonia -

Vaya sábado Antón. A mí, personalmente, me encanta José Machado, he leído "A dos ruedas" y "Grillo" y me parecieron frescas, frescas(espero que sea ese José Machado". Además me encanta Alfred, así que veo que tenemos gustos comunes, cosa que me parece muy conveniente para mí. Por cierto me encantó "Borradores" el otro día. Al final, tú y tu programa seréis los culpables de que tenga ojos de mujer fatal.

Un abrazo súper