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Antón Castro

DEL PADRE Y DEL MAR

DEL PADRE Y DEL MAR

 Siempre me han fascinado los libros sobre el padre. Ese ser que puede ser el cómplice, el faro, el amigo apacible. El otro. Hay un instante en que al afeitarnos, al mirar por la ventana, el cristal nos devuelve a alguien que somos y no somos nosotros, y es la imagen el padre. Juan Cruz ha hecho un formidable retrato de su progenitor en “Ojalá octubre” (Alfaguara), un título que le debe a Truman Capote.  Juan Cruz tiene algo de hombre ubicuo, que va y viene de avión en avión, de ciudad en ciudad, de tertulia en tertulia. Quizá sea quien más se parece a Manuel Vázquez Montalbán, que quería escribir de todo con un gozo absoluto. Para Juan Cruz y para MVM el periódico es un laberinto de vida incesante, un plantío de opiniones y sensaciones y verdades. Cruz escribe de todo a cualquier hora: de sus pasiones literarias (el acostado Onetti, algunos poemas de Neruda...), de televisión, de amigos con los que empatiza como Emilio Lledó, de la lectura, de algunos amores en penumbra. Va por aquí y por allá con ganas de conocer: improvisa en cada lugar un salón de pasos perdidos y halló uno real en la Aljafería. Es un centinela de la creación. Un curioso pertinente. Su libro del padre evoca las complejas relaciones entre ambos, la enfermedad, evoca el silencio del progenitor, los días de fútbol, y evoca el mar. No el mar de los marinos, el mar de leyenda y de galerna, sino el mar que se ofrece, con lasitud de tigre, como un arsenal de temblores, aromas y sonidos. “Ojalá octubre” es un libro que nos contiene un poco a todos, especialmente a aquellos que también perdemos a un padre que oye el mar y se despide del mundo mientras el oleaje se agiganta con la música-estertor del adiós.

6 comentarios

Nerea -

Me quedé maravillada escuchándole en la Aljafería.
Un abrazo.

JoseAngel -

Finales tristes, pero son capítulos necesarios... (la alternativa es peor, en conjunto y sobre todo para el padre). Por suerte, aparte de los finales, está la narración, para volver a los principios: que no toda la historia está en el final.

Luisa -

Juan Cruz es impresionante, aunque cercano, sí.

Antón, un abrazo, un beso.

De Antón -

Gracias a los dos. A Antonio, por estar ahí siempre como un centinela iluminado por el afecto y la poesía;
a Ana, porque leyó bellamente el libro y conversó muy bien, junto a Ramón Acín, con el autor.

Un abrazo y feliz Navidad.

ana a. -

Ese libro es espléndido. Muchas frases golpean de un modo... Me gusta mucho OJALÁ OCTUBRE. Besicos, Antón.

Antonio Pérez Morte -

Como todos los domingos
he leido tu cuento en el periódico y me ha gustado.
Como todos los domingos.