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Antón Castro

EL MAESTRO QUE SÓLO USA UN ZAPATO

EL MAESTRO QUE SÓLO USA UN ZAPATO

[Pilar Ciutad ha ganado el premio a la mejor noticia que convoca el periódico digital Zaragozame con este precioso texto sobre el muralista nicaragüense Roberto Loaisiga. El galardón, dotado con 600 euros, se entrega esta tarde en el World Trade Center. Con su gentileza habitual, Mariano Gistaín me explica cómo puedo copiar el texto y aquí está.]

 ¿Por qué sólo tienes un zapato? Eso era lo que más sorprendía a los pequeños del Colegio Lucien Briet de Zaragoza la primera vez que vieron a Roberto Loaisiga subido al andamio para transformar la fachada oeste de este colegio en un paraíso de colores, naturaleza y vida. Roberto, pintor y muralista nicaragüense ganó el concurso de pintura mural convocado por este colegio. El objetivo inicial de embellecer esta pared, maltratada por botes anónimos que la llenaban de “firmas” indescifrables, ha sido ampliamente superado. No sólo en lo que toca a la parte artística sino porque la obra se ha convertido en una lección de la vida y el entusiasmo que despliega Roberto a pesar de estar aquejado de una grave enfermedad. Lección también de amistad y de capacidad para convocar al grupo de amigos que en el fin de semana vinieron desde lejos para dar un empujón a la base del dibujo, eso sí, bajo la estricta dirección del artista que ahora debe emplearse a fondo en matizar colores, formas y detalles.

En realidad la realización del mural es también todo un tratado de sociología, para constatarlo basta con apostarse un rato junto a Roberto de paso que le echamos una mano alcanzándole pinceles, colores, … y seremos testigos de cómo no hay vecino de este barrio del Picarral de Zaragoza que no deje de expresar un comentario de admiración ante su obra a la vez que hace votos para que sea respetada. Al final el mural va a reflejar todo aquello en lo que Roberto cree, convirtiéndose en patrimonio de todos, cultura popular total. Por supuesto él es el autor que nos grita sus anhelos de un mundo en armonía para todos los niños y niñas sin distinción pero también esa pintura es de todos los vecinos que le siguen a pie de calle y desde los balcones, de los padres y madres del colegio que hacen turno para relevarse en el apoyo logístico que sus condiciones físicas precisan, de Doña Zoila, su madre, vigilante y temerosa de su salud y, cómo no, de los más pequeños del colegio que no son conscientes de la categoría de las enseñanzas de este maestro que sólo usa un zapato.

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