Blogia
Antón Castro

LOLA LABORDA GIL: HISTORIA DE UNA VOCALISTA DE ROCK

LOLA LABORDA GIL: HISTORIA DE UNA VOCALISTA DE ROCK

 

LOLA LABORDA: LA HISTORIA

DE UNA PIONERA DEL ROCK

[La cantante aragonesa pasó por programas como "Ondas infantiles" y "Plataforma de estrellas", y abrazó el rock italiano en la línea de Renato Carosone con Los Nápoli

Antes de incorporarse a la compañía de Pepe Blanco, deslumbró al público en los 60 por sus espléndidas interpretaciones de la cantante Gloria Lasso]

ZARAGOZA. En las historias de la música popular de Aragón se cita a uno de los grupos pioneros del rock and rol: Los Nápoli, definidos por distintas personas como "los mejores y los que vestían con mayor elegancia". Los Nápoli tuvieron durante cerca de tres años a una vocalista, Lola Laborda, que poseía una extraordinaria voz, rica en agudos, sensible y muy luminosa. Lola empezó muy joven cantando rancheras, pero pronto abrazó otros temas y estilos como el rock. La vida musical de Lola Laborda puede fijarse en el período que va de 1958 a 1963. Ella había nacido en Trasobares (Zaragoza) en 1944, pasó algunos veranos de su infancia en la torre del Abejar, cerca del actual restaurante Madrazo, que estaba envuelta en una especie de maldición familiar. Era hija de Rosalío Laborda y Victorina Gil: él se dedicaba a la agricultura y "estaba tocado por la Guerra Civil", y ella era una mujer sensible que cosía muy bien y que albergaba el deseo de que sus hijos estudiasen. Lola se matriculó en el Conservatorio de Música, donde cursó solfeo, y asistió a clases en el estudio de la madre de Corita Viamonte.


Rosalío Laborda vivía en la torre y vendías sus frutas y verduras en el Mercado Central con un carrito y una bicicleta. Su familia se trasladaba a distintas casas de alquiler: una de ellas, estaba en San Pablo, frente a la iglesia y a su torre mudéjar. La familia tenía seis hijos: Higinio, María, Carmen, Teresa, Lola y el benjamín Eduardo. Poco después alquilaron una parcela en la Ciudad Jardín, en la calle Calvo de Rozas, 13. Aquella también era una casa con leyenda, derivada de su condición de hospital de infecciosos durante la Guerra Civil: se decía que "en la parcela había muerto de tuberculosis el hijo de los anteriores propietarios. O eso creí yo siempre -señala el pintor Eduardo Laborda Gil-. Luego descubrí que habían muerto, en realidad, tres personas en esas circunstancias. Aquellas casas estaban llenas de rosas blancas, de flores, de parras de uva moscatel y de acacias. Era un espacio que invitaba al sueño y que resultaba muy misterioso tanto de día como por la noche. Siempre recordaré la muerte de Carmela, la exuberante vecina que trabajaba en un almacén de frutas envolviendo naranjas en papel de seda. Su cuerpo, cubierto por una sábana blanca, fue sacado en silencio, de madrugada, para no regresar jamás...".

En aquella atmósfera realizarían Lola Laborda y Los Nápoli sus primeros ensayos de rock and rol. La joven ya había dado muestras de su talento. Un día, su madre oyó un programa de radio, "Ondas infantiles", y escuchó una voz que le resultó muy familiar. Cuando esta volvió se lo dijo, y la muchacha hubo de revelarle que ella era misma que se había presentado con un nombre falso, y le dio las 25 pesetas de entonces que había ganado en el premio. No solo participó en esos concursos radiofónicos, sino que también intervino en "Plataforma de estrellas", que se realizó en el Café Ambos Mundos y en el Teatro Fleta, entre otros espacios, y en los festivales de verano. "Un domingo por la mañana, mi madre estaba muy nerviosa. De repente oímos por la radio: ’... Y, a continuación, Lola y Los Nápoli’. Del aparato surgió la melodía de ’Chiquillo’ en la voz de mi hermana, acompañada por Tico a la batería, la trompeta de Quique y las guitarras de Jesús y Renato, que eran las primeras guitarras eléctricas que sonaron en Zaragoza, las habían montado en Musical Serrano con piezas traídas de Alemania". También cantó en la sala Oasis: allí obtuvo su carné profesional en una experiencia semejante a las que narra Rafael Campos en su obra teatral "Memoria de bolero", donde tuvo como examinador, entre otros, al jotero Mariano Forns.


El repertorio de Lola y Los Nápoli era muy variado. Ellos procedían de la música tradicional aragonesa, pero al incorporar a la vocalista derivaron hacia un repertorio más innovador. Hacían versiones de temas del rock italiano, pero también les interesaba el rock latino, Los Llopis y Los Teen Tops, y otras fuentes como Los Platters y Elvis Presley. Paulatinamente, por las características de la voz de la cantante, próxima a Gloria Lasso (1922-2005), Los Nápoli cerraban sus conciertos con versiones de piezas como "Luna de miel" de Mikis Theodorakis y "Los niños del Pireo", que había popularizado Melina Mercuri, que Lola bordaba. "Gloria Lasso fue un auténtico fenómeno. Mi hermana compraba sus temas en partitura para aprendérselos". Se ha escrito que el rock entró en Zaragoza a través de la Base Americana. Eduardo Laborda, que siempre estuvo muy próximo a su hermana, recuerda que había otras fuentes como los autos de choque que se colocaban al lado del campo de La Romareda, donde sonaban Paul Anka, Elvis Presley y "Only you" de Los Platters.

A principios de los años 60 los Laborda se trasladaron a un piso de la calle Tarragona, y allí prosiguieron los ensayos. Lola tuvo varios representantes: Espectáculos Gracia y Musical Reina, entre otros. Después de abandonar Los Nápoli se enroló en la compañía de Pepe Blanco, con la que hizo una gira por España. Estuvo, entre otros lugares, en Pamplona, San Sebastián, Madrid y Sevilla. Durante "ese tiempo de fondas, pensiones y hoteles de mala muerte, y tal vez de continuos asedios de moscones, se desengañó del oficio y regresó a casa", recuerda Eduardo. Empezó a trabajar en el Sepu, donde vendía más discos, y decidió poner punto final a su carrera. De cuando en cuando la llamaban para una sustitución o una urgencia, y allá se iba a cantar con orquesta un fin de semana.

Se casó alrededor de 1975. Tuvo dos hijos, pero la vida conyugal no le fue demasiado bien. Su propia madre la veía abatida, taciturna, sin la alegría de antaño. Le decía: "Cuídate, Lolita, que si sigues así la vas a espichar". Y ella callaba, entristecida, con una evidente sensación de fracaso y de desgracia. Falleció en 1981 de "encefalitis hemorrágica", tras permanecer siete días en coma, desde el uno hasta el siete de marzo. Sobre la cama, en absoluto desorden y destrozado, estaba el cuadro abstracto que su hermano Eduardo le había pintado y regalado el día de su boda.

LOS SECRETOS DE UNA VOCALISTA

El rock italiano. El rock en Zaragoza tuvo una primera vía de accesso: llegaba sobre todo de Italia, a través de la música de Renato Carosone, Marino Marini, Mina, y también a través de grupos de rock hispano como Los Llopis o Los Teen Tops. Ésas fueron las primeras fuentes de Lola, que siempre buscaba novedades.

La base americana. "Nuestra hermana María entró a trabajar en la base americana, y lo que se oía allí, en los años 60, era música country, canciones de las películas del oeste tipo ’El árbol del ahorcado’, música irlandesa con banjo, etc. El rocanrol entró algo más tarde. Entonces no teníamos tocadiscos, pero a mi hermana le dejaron uno y lo trajo a casa con algunos discos. Fue una auténtica fiesta", señala Eduardo.



Retrato. "Lola era coqueta, nerviosa, se pasaba horas ante el espejo, era unas castañuelas auténtica. Tenía un genio tremendo, carácter, sensibilidad, no había quien la dominara. Siempre mostraba una auténtica pasión por la vida", recuerda Eduardo Laborda.

El cine de terror. Lola Laborda era muy aficionada al cine, y especialmente a las películas de terror. "Me contaba minuciosamente, antes de acostarse, la primera película de Christopher Lee, que encarnaba a Drácula, que se estrenó en el cine Dorado en febrero de 1959. También le gustaban los dramas del neorrealismo italiano como ’El ladrón de bicicletas". Victorina le alquiló a su hija un piano de pared; todo un lujo y el gesto decidido de alguien que soñaba con hijos artistas.



Las grabaciones. Una peculiaridad de los grupos de entonces es la ausencia de discos. Lola y Los Nápoli tenían fama en la ciudad de hacer excelentes versiones de piezas de rocanrol y de Gloria Lasso, pero no hay nada grabado. En una de las giras que realizó por España, coincidió con Aurora Bautista. Admiraba mucho a Antonio Molina, como cantante y actor.



Un gesto inolvidable. Cuenta Eduardo: "En 1969, con el importe de una pequeña gira de conciertos que cobró mi hermana, pude matricularme en el estudio de Alejandro Cañada para tomar clases de pintura. Ella, de acuerdo con mi madre, me ofreció ese dinero. Lola también se inscribió en la Escuela de Artes, y recibió lecciones de dibujo de Manuel Navarro".

 

[HISTORIA DE ESTA FOTO DE 1962. El pintor Eduardo Laborda prepara el libro La Zaragoza sumergida, un libro que es una especie de viaje por el mundo del coleccionismo que practica desde hace años en compañía de su mujer, la pintora Iris Lázaro. En él cuenta la historia de esta espléndida foto de Lola (Trasobares, 1944-Zaragoza, 1981), ante un cartel de Borobio. “Conseguí dar con Fernando Martínez Lafuente, quien me comentó: ‘Yo soy el autor de las fotos de Lola. La retraté en 1962 con una cámara Linhof en la parcela donde José Artigot, con sus hijos Raúl y José Miguel, tenía montada una empresa postalera, Ediciones Artigot, que comercializaba vistas de Zaragoza y del norte de España”.]

0 comentarios