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Antón Castro

JESÚS MORENO: INTERIORISTA, ARQUITECTO, EDITOR

JESÚS MORENO: INTERIORISTA, ARQUITECTO, EDITOR

 

“Una exposición tiene ritmo y color, es como querer contar una historia”

 

[Jesús Moreno, editor y galerista de Sins Entido y arquitecto, es el diseñador de exposiciones en Aragón como la de la “Signos”, “Lastanosa” o ahora “Goya e Italia”]

 

Jesús Moreno nació en Madrid en 1959, pero buena parte de su infancia y adolescencia transcurrió en Huesca, que es la ciudad a la que siempre vuelve. Su abarcable ciudad del paraíso donde descubrió el cine, el teatro, el arte, la ciudad que encara el Salto de Roldán, la ciudad de su padre, Jesús Moreno también, empleado de banca. Señala: “Yo soy de Huesca. Allí me encuentro en casa, aunque nací en Madrid. Lo que hago, cómo siento y cómo entiendo mi oficio tienen, en buena parte, un origen oscense a través de dos figuras claves: mi tío Fernando Moreno, que era de Huesca y trabajaba como crítico de cine en periódicos y revistas en Madrid, y el escultor Javier Sauras”.

Fernando Moreno disponía de mucho tiempo que dedicaba, en parte, a su sobrino: le revelaba en los secretos del cine, del teatro o de los musicales, y viajaban juntos cuando había un montaje especial en alguna ciudad europea. “Él me enseñó a leer imágenes, me introdujo el veneno de la afición por lo multidisciplinar. Fue como mi segundo padre. Javier Sauras, que también es familiar, me introdujo en los secretos del arte. Él era y es escultor y un estupendo dibujante. Recuerdo que una vez me sentó sobre sus piernas y se puso a dibujar: yo alucinaba ante sus líneas. Recuerdo que me hizo un barco, que pintó una tempestad, dos figuras, y aquello me fascinó”. Entre las Bellas Artes y la Arquitectura, -“en un periodo en que la disciplina del diseño no se parecía nada a lo que vivimos ahora ni estaba tan definida la evolución de las Artes Aplicadas”, dice-, Jesús Moreno se inclinó hacia la arquitecta, e incluso montó un estudio convencional con el que llegó a realizar algunas viviendas.

Primeras muestras

“A los 28 años dejé todo y empecé a dar clases en la Escuela Oficial de Interiorismo de Madrid y participé en la paulatina transformación de las enseñanzas artísticas. No quería un estudio de arquitectura al uso, sino uno de carácter multidisciplinar que hiciese otras cosas. Así, empecé con estands, realicé trabajos de arquitectura corporativa como la identidad de un banco a través de la carta de colores, y poco después realicé mis primeros montajes de exposiciones”. Proyectos como “Vida y peregrinación en el Camino de Santiago”, que se exhibió en Santo Domingo de la Calzada, y “Momoyama: La Edad de Oro del Arte Japonés”, en el palacio de Velázquez, marcaron un punto de inflexión.

Jesús Moreno se especializó en el montaje y diseño de exposiciones con un amplio equipo que incluía diseñadores gráficos, diseñadores industriales, historiadores del arte, interioristas, documentalistas, “porque me interesa el estudio de las piezas, el discurso del comisario, el trabajo integral, la idea. Soy arquitecto, me dedico al diseño de exposiciones y edito novelas gráficas y libros ilustrados, y todo ello tiene mucho que ver con la comunicación de carácter visual y la esencia narrativa”. Poco más tarde, inició su colaboración con el Museo del Prado a través de dos grandes artistas, Federico de Madrazo, en 1994, y Francisco de Goya, en 1996. 

 

Del cine a “Goya e Italia”

Casi un lustro después empezó a ser requerido en Aragón. La CAI, durante la celebración de su centenario, lo llamó para que montase en el palacio de la Lonja la exposición del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. “En realidad, había empezado mucho antes en el Festival de Cine de Huesca. Hice la imagen corporativa, elementos de diseño gráfico, la señalética, algunos carteles, por ejemplo el de la XIII edición. También trabajé en labores de interiorismo en el Lilas Pastia, en el bar del Casino, he colaborado con Isidro Ferrer y Eduardo Cajal, he viajado con mi gran amigo Pepe Escriche a Polonia a ver una exposición de carteles. Pero quizá fue en el espacio de la Lonja donde empezó a conocérsenos mejor aquí: la Lonja es un espacio complejo, muy complejo, y ante él no hay que arrugarse. Hay que respetar los contenidos, desde luego. Creo que entonces hicimos una muestra limpia y elegante, que se leía muy bien, en la que intentábamos definir el espacio y que las piezas quedasen realzadas con potencia y belleza”. Desde entonces, Jesús Moreno ha realizado la exposición de la Guerra Civil en Robres, la museografía del Centro de Arte y Naturaleza de Huesca, en colaboración con Rafael Moneo, las muestras de Signos, Lastanosa y Carlos Saura, entre otras, en la Diputación de Huesca.

“Como diseñador de exposiciones –matiza-, yo soy un traductor de los deseos, el discurso y las ideas del comisario. Debo ser lo más fiel posible, y lo más efectivo, al espíritu del guión del comisario, de lo contrario el resultado es un desastre. Mi trabajo es como el de una buena banda sonora de una película: es un elemento narrativo complementario que debe ser sutil. No se trata de realizar un diseño apabullante ni de asumir un protagonismo innecesario: mi trabajo está en un segundo plano para ensalzar y mostrar mejor al artista y el concepto del comisario”.

El último trabajo de Jesús Moreno es la muestra “Goya e Italia”, que se exhibe en el Museo de Zaragoza. “Resume el aprendizaje de todos estos años: en técnica, en concepto, en pureza de líneas, en la propia respuesta a la idea del comisario Joan Sureda, que es un hombre excepcional y minucioso con ideas sorprendentes y creativas. Aquí está la experiencia en el tratamiento de piezas tan diversas, en la creación de un ritmo, que unas veces es rápido y otras veces más calmado, en el uso del color, el rojo, el azul, el gris neutro. Una exposición no puede ser monótona, tiene subidas y bajadas. Una exposición es narración, es como un hacer un cuento. Una exposición es querer contar una historia”.

         Los grandes proyectos persiguen a Jesús Moreno y a su equipo de 40 personas. El próximo mes de octubre montará en el Prado una muestra de Rembrandt y en enero otra de Francis Bacon. Y en los nuevos espacios de la Fundación Mapfre, realizará otra de Edgar Degas y la colectiva “Entre dos siglos”, sobre las vanguardias históricas.

 

 

DESPIECE JESÚS MORENO

Una casa de citas  con aragoneses

 

A.   C.

La trayectoria de Jesús Moreno se ramifica en varias direcciones: además de montador de exposiciones y de interiorista, es el propietario de una aventura como Sins Sentido, que nació a finales de 1999 y ha publicado ya más de un centenar de libros ilustrados y de novelas gráficas. Sins Entido es editorial, librería y galería de cómic, novela gráfica e ilustración. “Cuando surgimos, o cuando empezamos a barajar la empresa, había un panorama editorial más pobre, no tan fascinante como el que se vive ahora, en el que incluso una editorial como Mondadori puede publicar una novela gráfica. Nosotros nacimos como un proyecto de riesgo, un poco al margen de la industria más convencional, y así empezamos a publicar cosas tan insólitas como el ‘Cuaderno de bocetos’ de Arnal Ballester o el libro ‘Exilios’ de Isidro Ferrer, que nadie le quería publicar”.

Dice Moreno que Sins Entido presenta en torno a 20 libros al año, y que ha apostado por la novela gráfica muy especialmente, un género “cuya consideración cultural ha cambiado: ahora se ha incorporado plenamente al panorama y su repercusión es evidente en suplementos culturales”. Sins Entido ha publicado libros como “Kiki de Montparnasse” o un volumen tan singular y tan poco común como “Una casa para el abuelo” con textos de Grassa Toro e ilustraciones de Isidro Ferrer, que recibió el Premio Nacional de Ilustración. También ha editado recientemente “Una niña” del zaragozano Grassa Toro, con ilustraciones de Pep Carrió.

Paralelo a la editorial, Jesús Moreno ha abierto en Madrid el espacio Sin Entido “que quiere ser un punto de encuentro con editores y libros de otros sellos, con ilustradores y con lectores”. Periódicamente realizan exposiciones individuales y colectivas en las que han participado, entre otros, ilustradores aragoneses como Elisa Arguilé, Antonio Santos, Ana Lóbez, y artistas nacionales como Javier Serrano, Javier Zabala o Elena Odriozola. “Se vende, se reedita a veces, seguiremos adelante. Hemos pasado años muy duros, pero la trayectoria del editor es larga. Es una carrera de fondo. Un editor no se hace en dos días, hacen falta años para madurar y para encontrar el tipo de libros que buscas”. Y uno de esos libros que también busca el editor es “Literatura ilustrada”, de Fernando Vicente, que recoge las viñetas, retratos y caricaturas que ha realizado para “Babelia”.

*[La foto de Jesús Moreno la he tomado de www.entrecomics.com. Este artículo apareció el pasado lunes en Heraldo de Aragón.]

 

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