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Antón Castro

OCTAVIO GÓMEZ MILIÁN: POEMAS DE "CIUDAD DE MÁRMOL"

OCTAVIO GÓMEZ MILIÁN: POEMAS DE "CIUDAD DE MÁRMOL"

[El poeta y bloguero Octavio Gómez Milián acaba de publicar en Logroño, en la colección 4 de Agosto de Logroño, la plaquette Ciudad de Mármol. Selecciono dos de los poemas de la entrega. La foto es de la inolvidable Kajsa Bargqvist, la saltadora de altura sueca que se retiró en vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín. Campeona del mundo y dos veces campeona de Europa, saltó 2.08 en Alemania en 2006, pero las lesiones y la ansiedad le truncaron la carrera y, probablemente, la medallo de oro de una Olimpiada. En Atenas fue bronce.]

 

Portales IV

 

Sólo guardo el día que nos atrapó el tiempo. El día que fui a buscarte a tu ciudad de mármol, extravagante por el alcohol y otra noche sin dormir. El día en el que los golpes contra las puertas ya duraban demasiados días. El día en el que tú y yo juntamos nuestras voces a horas intempestivas. El día último antes de tu partida, de tu marcha en busca de un cielo distinto y de gente que necesitaba ser salvada mucho más que yo.

 

         Yo peleaba con mi propia cabeza en el autobús y pagué religiosamente las horas en la cama alquilada que tú y yo compartíamos. No podía pensar con claridad. Tú, con tus dedos agrietados de tantas jornadas marcando la desgracia de otras personas. Yo, sin poder pensar con claridad, esperando una oportunidad, unos minutos en el que se cruzaran nuestros dos cuerpos sin cansancio. Nuestras horas sin descanso. Yo acudiendo a tu cuerpo, yo fiel en la llamada de tus caricias.

 

         Ese día, los dos en una habitación iluminada por velas verdes que se ahogaban poco a poco, lametazo a lametazo, destilando pena que inunda la distancia entre los cuerpos. Los dos, ahogados en el oxígeno, en el gemido y el vaho de la despedida. Sólo un rato de amor. Luego dormimos, porque los dos destrozábamos nuestras vidas a base de una existencia persiguiéndonos.  Cansados, te ibas, volvías en unos meses.

 

         El día que guardo, con su noche y su sudor primerizo de verano, el día en el que los dos sabíamos que te ibas y los dos preferíamos el recuerdo vasto de nuestra última noche pagado en horas de sueño juntos, el sabor de aquellas sábanas, de nuestras pesadillas y promesas. Preferimos, agotados de jornadas, de viajes, de juergas insípidas, dormir abrazados... intentamos repetir después del primer amor, recuerdo besarte, primero despacio, luego levemente excitados, un poco más rápido, tarde, lento poco a poco, con los ojos cerrados, el ritmo decae, tú y yo, quién sabe, quién fue el primero que abandono los mimos, acabando, dormidos, soñando, abrazados, el último día....

 

         Ése es el día que guardo, el que no vendí a pesar de mis vicios y mis necesidades primarias, el que supuraba la jalea más dulce y que terminó en mi petate. El día que demasiado agotados preferimos dormir antes que hacer el amor. Dormir contigo.

 

Despedida

-la ignorancia del amor liviano-

 

Tiritando tras una ducha incómoda,

mi cuerpo fláccido y la ropa apestosa

en un montón. Me mudé de casa.

Y no tuviste arrestos para

ascender cuatro pisos de escalera.

Hoy vuelvo a estar en alquiler.

 

 

 

17 comentarios

María Luz Mayoral -

Con todo mi respeto y, como compañera tuya, he de decirte, que de estar yo en tu lugar, dedicaría mas mi tiempo al mundo de las ciencias, ya que tienes, para mi gusto, mayor aptitud para ellas. Un abrazo

Niggerman -

Buenos días.

Gracias, Sr. Enrique, por lo que me pueda tocar en lo del "cierto vuelo", aunque sea en su parte baja y rasante.

Y ya ve, soy Niggerman, que es tanto como decir Vd. que es Enrique. Ni más ni menos. Lo que vale, como apunta Vd. mismo en su agudo inserto, son los argumentos (o las opiniones razonadas, me permito matizar). Porque mire, firmarse uno como Enrique es, desde luego, tan poco identificativo (menos, en realidad) que hacerlo como Niggerman. Salvo que uno sea amigo del autor, que es lo que se deduce de ese final "Octavio, regálate uno, ¿o qué?". Y es que se funden y confunden los términos...

Mire, Sr. Enrique: yo me firmo siempre con este seudónimo, independientemente de que mis opiniones sean más o menos favorables a los textos o las fotos o las tendencias artísticas expuestos en este blog.

Enrique -

Pese a las afirmaciones fáciles y poco explicadas con que se abrieron estos comentarios, me alegro de que el debate se haya convertido en tal y haya adquirido cierto vuelo. Desde luego que, cuando un autor se presenta ante los potenciales lectores con un trabajo suyo, se pone en la diana; y así debe ser. Sin embargo, como bien dice Forega, el arquero debe lanzar las flechas con su cara descubierta y con la puntería de los argumentos. Por lo que hace al análisis concreto de "Ciudad de mármol", callaré porque no he podido conseguirlo todavía: Octavio, regálate uno, ¿o qué?

protopoeta -

la pregunta iba para Niggerman y se ha contestado en parte, sí, el texto en prosa nos da la clave de ese realismo pero q tipo de realismo, quisiera aprovechar su conocimiento para que nos de un ejemplo de que tipo de realismo es el poema y si este poema llega a algo más que limitarse a enumerar cochambres.
Gracias.

Niggerman -

(Tras atender a una importuna visita, sigo con lo de antes, dirigido en especial a Protopoeta.)

Interesantísimo, como decía, Vicente Gallego. Me he limitado a poner un par de ejemplos de objetos y hechos o fenómenos tan "reales" como los anteriores. No digamos ya, claro, casos que alguien podría tener por más dudosos: textos en los que, por ejemplo, aparezca una preocupación por Dios, la Trascendencia, el Uno o como quieras llamarlo. El hecho es que todo eso, en cierto sentido, también es 'real', pues existe y preocupa dentro de ese texto: es decir, lo hace posible.

Y es que, en realidad, pocas categorías más ambiguas que esta del "realismo", cosa que hace ya mucho, pero mucho tiempo que se ha señalado (por ejemplo, lo hizo Jakobson en las primeras décadas del XX, por poner sólo un caso de esos "exégetas" de los que Forega parecía poco amigo en su anterior intervención).

Los anglosajones, para cosas parecidas a la que ahora nos ocupa, han hablado de "dirty realism", o sea, algo así como "realismo sucio", matiz que me parece ya bastante más inteligente que lo de "realismo" a secas. Aunque luego la etiqueta tampoco funciona de un modo absolutamente lineal ni del todo eficaz, pues a ella se acogen, por ejemplo, algunas delicadísimas prosas de Raymond Carver (ya sé que no descubro nada a nadie con esto, pero en fin, no está de más recordarlo).

Lo que estoy comentando no es, en absoluto, una cuestión de pudibundez, o de creencia en una jerarquía temática. A mí me da igual que haya sudores, sobacos, sexo en sus varias modalidades, comidas con eructo, incluso algún excremento que otro, siempre que eso sirva para algo, siempre que se integre en un conjunto que no sea solamente enumerativo. V. Gallego hace arrancar uno de sus poemas de una masturbación masculina; el "Un olor" de Claudio Rodríguez descubre todo lo que puede significar el ídem corporal. Son solamente dos ejemplos entre otros muchos que se podrían traer aquí sin mucha dificultad.

Pero... limitarse a enumerar cochambres, quizás con un afán de transgresión ya muy visto, o de sinceridad descarnada, por sí solo no constituye (mejor: no suele constituir) un acto poético, y menos aún un TEXTO poético.

Se podría seguir con esto, claro, y no sé si a Protopoeta le servirá de algo. Espero que se me disculpe la prolijidad, en todo caso.

Ah, lo último: lo de poesía "figurativa" no tengo yo tan claro que se aplique a este tipo de cosas como la que ha dado pábulo a toda esta serie de comentarios...

Saludos.

Niggerman -

Para Protopoeta, pues supongo que la pregunta me incumbe también a mí.

En cierto modo te respondió ya M. Martínez Forega, hombre de mucha sabiduría. Sí, a esto se le ha llamado poesía "realista", entre otras cosas. A mí el adjetivo no me satisface en absoluto, porque tan real es la ducha tras una resaca, o el polvete un poco guarrillo que a muchos poetas de hoy les gusta contar, o las vomitinas de las que se ocupaba no hace mucho Julia Kristeva (perdón por la pedantería de la referencia), como, por ejemplo, la contemplación embelesada, y la consecuente descripción, de un atardecer o de unas nubes en la poesía de Vicente Gallego, por poner a un autor actual interesantísimo.

M. Martínez Forega -

No sé si me preguntas a mí; pero, ya que no veo respuestas, me atreveré a decir que eso de poner nombre a las cosas es asunto de Aristóteles y de los exégetas. Sí creo poder decirte que éstos -los exégetas- la han llamado poesía "realista", poesía "figurativa", que a mí me parecen nombres no del todo inapropiados. En esas calificaciones (como en otras) siempre hay algo de anómalo. Sin embargo, poco importa; lo que interesa realmente es que se escriba y, sobre todo, que se lea, aunque se lea mal. Ya leeremos bien.

protopoeta -

buenas tardes.
Creo q tienes razón, es el texto lo que importa, yo q aún estoy iniciandome en esto de la poesía tengo una pregunta sobre el texto o la forma, ¿que tipo de poesía (asumiendo que es poesía) es esta, en que plano la podemos ubicar? Gracias por la respuesta y saludos sin mar contenido.

M. Martínez Forega -

Pues, ¡hombre!, yo voy a salir en defensa de la Ciudad de mármol. Por dos razones: por la ciudad y por el mármol. Pero debo advertir –antes de continuar- que no está nada bien eso de dejar unas palabrejas en un post y no citarse. Yo me pregunto si el tan extendido personae de los nicks no concede una libertad gratuita cuando han de decirse determinadas cosas. La cosas, así, salen baratas y, aunque no estemos para derrochar, nos las gastamos en voz baja en cualquier garito. Pronunciarse es legítimo (¡hasta ahí podríamos llegar!), pero la dignidad del pronunciamiento sólo se sostiene con la foto. Para otras canchas u otros rings los tatoos y las máscaras. Así que, como me precio de no tener pelos en la lengua, voy a tasar el vello: el erizamiento de unas cuantas palabras que se restregan en la piel del poeta y levantan –de mármol también- el horizonte de esa plaquette que ha dejado (esto es importantísimo señalarlo) la anécdota en el cubo de basura y se ha subido a casa con lo puesto, con esa desnudez -pese a no ser tampoco de mi gusto la profusa narratividad y la inestética hibridación de la poesía última- que es fundamental en la poesía; de ahí mi claudicación (que no es otro el motivo) ante el discurso. Creo que hay que ahondar un poquito en la pielecica de la Ziudad y quitar el polvillo al mármol de las casas y las mierdas de perro a las aceras llenas de portales de Octavio para advertir otros huesos y otros dramillas no visibles y que, a propósito no se dejan ver; sobre todo, no visibles tras la máscara agestual. Yo propongo una lectura más allá de la forma o, ¿por qué no?, una lectura con el cortafríos y el martillo en las manos: veremos las transparencias pétreas lombardas o las negritudes de Calatorao; veremos cómo se esculpe la carne del amor y resuena en el patio de luces el eco de los pigmaliones, y el vecindario quejándose porque en cada habitación de aquella casa o de aquella fonda alguien escribe (nadie lo creería) con un escoplo sobre el papel de tiempo que se nos lleva. ¡Explícale eso a la vecina!

Niggerman -

Buenos días.

Por mi parte, y aunque con no mucha fortuna expresiva, lo que consideraba que tenía que decir ya lo dije.

Veo que se han agitado (un poquito, al menos) ciertas aguas que personalmente desconozco, con nombres y apellidos (o seudónimos) que también desconozco. Me temo que había cierta mar de fondo retenida, según parece. Mi intención era, en cualquier caso, hablar de textos, no de personas o actitudes. Porque estoy convencido de que, en el terreno de la literatura, lo fundamental --a la postre, casi lo único-- son los textos.

El Bloguero enmascarado -

yo creo que últimamente hay mucha gente que piensa que escribir poemas es fácil. Y los impostores siempre quedan al descubierto. Todo vale para figurar?. Respecto a la Chica Manzana, Crítica literaria no es, sin duda. Y lo de madura tendríamos que comprobarlo nosotros mismos, una maravilla?.

protopoeta -

Y cuidadito con el señor Octavio Gómez Milián. Ayer leí el que probablemente sea su mejor manuscrito hasta la fecha. Elegante y pulcro como siempre, quizá más erudito, y sobre todo rebosante de pequeños guiños y referencias para grandes homenajes. Lo que más me ha sorprendido ha sido su facilidad para la sutileza, ahora el discurso ordinario pasa a un segundo plano y deja paso a otro discurso más elevado, trabado a base de abstracciones. No es surrealista, desde luego, pero está bastante alejado de lo real. Genial, lo comprobarán ustedes mismos, una maravilla.
ESO LO DIJO UNA CHICA LLAMADA ANA MANZANA
y yo pregunto esta fruta es madura?

Holmes -

La verdad duele. Malos poemas, forzados. Concuerdo en la idea, endebles y se nota que se quiere copiar a algo que parece mejor.

Niggerman -

Hola de nuevo. Pues... En cierto sentido llevas razón, Octavio. En el otro post hablaba yo de "ocurrencia", con ello quería decir 'lo que a uno se le ocurre', con el matiz que eso tiene de 'cosa poco elaborada' (a ver, quizás me esté expresando mal: no pretendo ser brusco, sino todo lo contrario, aunque temo no estar explicándome con claridad).

El problema que, a mi entender, tiene el conjunto de esa composición es que da una impresión, precisamente, de "ocurrencia", de idea(s) apenas elaborada(s). Y, a cambio, tampoco transmite una sensación de espontaneidad... En fin, no estoy muy inspirado en este momento para dar mejores explicaciones...

Esos versos si que son más "chulos", como dices tú, que los anteriores. Pero el conjunto resulta muy endeble a mi juicio.

En todo caso, y como supongo que eres el autor, gracias por tu capacidad de encaje.

Saludos.

Octavio -

Hombre, chicos, alguna cosilla estará bien..
estos versos son chulos:
Y no tuviste arrestos para

ascender cuatro pisos de escalera.

Hoy vuelvo a estar en alquiler.

¿no?
abrazos

Niggerman -

No, estimado Manuel. Esto es, simplemente poesía (se podría admitir el llamarla así) mala. No lo digo tanto por el texto en prosa primero, cuanto por esos renglones quebrados, apilados uno encima de otro, de la segunda composición.

Eso es una ocurrencia poco feliz, y creo que no está de más que alguien diga que eso es muy malo. Pero muy malo.

manuel -

Por lo visto, esto es posía "moderna".Amén.