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Antón Castro

CH. RICHARD VAUGHAN AL ESPAÑOL. Por J. LUIS CINTORA

CH. RICHARD VAUGHAN AL ESPAÑOL. Por J. LUIS CINTORA

NARRATIVA DEL SITIO DE ZARAGOZA  

 

- Charles Richard Vaughan

 

Los zaragozanos le conocieron como “El Caballero Inglés”. Sir Charles Richard Vaughan.

En 1808 acompañó a Charles Stuart, Barón de Rothesay, como Secretario de la Delegación Británica ante la Junta Central Española durante la Guerra de la Independencia.

Vino Zaragoza el 18 de octubre de 1808 junto al coronel Carlos G. Doyle, permaneciendo en nuestra ciudad hasta el día 30 de ese mismo mes, luego acompaño a Palafox cuando salió este hacia Navarra.

A su regreso a Madrid, fue enviado a Salamanca portador de despachos relacionados con la Batalla de Tudela (23 de noviembre) y destinados a Sir John Moore.

En diciembre de 1808 regresó a Inglaterra y, una vez allí, Charles R. Vaughan, publicó la Narrative of the Siege of Saragossa”. Era tal la admiración de las gentes de Europa sobre la gesta llevada a cabo por los defensores de Zaragoza en su lucha contra el poderoso ejército de Napoleón, que en poco más de un año se llegaron a realizar hasta nueve ediciones de este pequeño libro.

En las fechas de su publicación, Zaragoza estaba soportando el terrorífico segundo asedio del ejército francés, (del 21 de diciembre de 1808 al 20 de febrero de 1809).

Justamente ese día, 25 de enero de 1809, fecha de la primera edición de este libro, en la ciudad se da la orden de: “para evitar el hedor de tanto muerto, pues se hallaban hacinados en los atrios de las iglesias y otros parajes, se enterrasen prontamente sin caja y en sepulturas comunes de nueve palmos de hondas (F. Casamayor)”. Se están produciendo de 200 a 300 muertos diarios. La situación en Zaragoza es dantesca, los brutales bombardeos desde todas las baterías que rodeaban la ciudad causan innumerables incendios que los defensores son incapaces de sofocar. Especialmente doloroso y trágico es el del Palacio de la Diputación General del Reino. En estos mismos días, el serrablés Pedro Villacampa, teniente coronel del 2º Batallón Ligero de Voluntarios de Aragón, defiende con singular arrojo el convento de Las Mónicas;  se produce la  heroica defensa del pulpito de San Agustín; se pierde la Puerta del Carmen y el Convento de Trinitarios; y,  entre otros avatares, comienza la horrible guerra de  minas y contraminas.

Tanto Doyle como su lugarteniente Cavendish y el mismo Vaughan traían una misión informativa: hacer un exhaustivo acopio de datos que debían de servir al Gobierno Británico para medir y meditar su ayuda. Estos caballeros ingleses miraron con enorme simpatía al pueblo zaragozano, quedando perplejos ante su imponderable valor. Charles R. Vaughan tenía un amplio conocimiento de España, siempre tuvo una visceral relación con nuestro país. Más adelante pasaría estancias prolongadas de las que escribiría sus diarios.

 Vaughan buscó en el entorno de Palafox,  y de otros personajes de influencia social de la ciudad, la información necesaria para transmitir al Gobierno Británico lo acontecido en el Sitio de Zaragoza, recabando preferencias y opiniones.

Hizo gran amistad con Dª Consolación de Azlor, Condesa de Bureta, mujer muy inteligente, inquieta y tremendamente activa que en las tertulias de sus salones, se preocupó de explicar a los ojos extranjeros toda la grandeza heroica del asedio sufrido. Para Vaughan, el personaje más interesante después de Palafox sería la Condesa. En ella simbolizó el heroísmo zaragozano, mereciéndole auténtica admiración.

En el prefacio de esta Narrative”, solicitó: “la indulgencia que la ejecución precipitada de este trabajo requiere, será concedida más fácilmente, ya que el poco beneficio que pueda generarse con su venta, irá destinado al alivio de los habitantes de Zaragoza”. El 14 de septiembre de 1813, Charles Vaughan escribía a la Condesa de Bureta, enviándole junto a la carta los quinientos pesos fuertes que obtiene de la publicación, rogando que sea ella, “que en medio de los mayores peligros ha dado a sus paisanos un ejemplo nada equivoco del mas distinguido valor y patriotismo”, se ocupe en repartir, según su criterio, entre las víctimas de la guerra.

Solamente nos han llegado los nombres de unos pocos, el resto están totalmente olvidados, pero estos miles de héroes anónimos, lograron para Zaragoza los títulos de Nobleza, Heroísmo y Lealtad que la ciudad ostenta en su escudo.

 

Esta pequeña narración de apenas 40 páginas, fue la primera publicación que hizo saber al mundo los heroicos y horribles días vividos en el Sitio de Zaragoza.

Hoy por fin, al cabo de 200 años, lo presentamos por vez primera, traducido al español.

 

 

José Luis Cintora

 

1 comentario

Héctor D. Cíntora -

busco datos de mis antepasados, Manuel cintora hijo de:Francisco Cintora y de María Gimenez