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Antón Castro

DOS POEMAS DE FERRER LERÍN

DOS POEMAS DE FERRER LERÍN

Francisco Ferrer Lerín publica próximamente, en Tusquets, en la serie Nuevos Textos Sagrados, acaso una de las más bellas entre todas las colecciones de poesía, un nuevo poemario: ‘Fámulo’. Así se anuncia su sinopsis y la biografía del escritor afincado en Jaca, experto en zoología y palabras, casado con la simpatiquísima y arrolladora Concha Jiménez. Ferrer Lerín es un escritor complejo, que se mueve entre los bestiarios, la zoología, el gusto por el lenguaje, el apócrifo y una imaginación particular que hacen de él un raro y una personalidad muy sugerente. Le he pedido dos poemas de su próximo libro y aquí están.

 

 

 

LA TORRE

 

 

El ascenso a la torre de piedra produce placer y existen instrucciones para un viaje correcto por el interior de la misma. Hablo de la única superviviente del castillo de Jervis a la que ciertos compiladores, raza de seres absortos, definen como un pastel de calabaza habitado por aves que nunca se posaron en mástiles y quizá tampoco en lugares propicios para el carenado. No sólo la viuda Sicórax sino también los hermanos Mugendo emprendieron esa madrugada, negra como cueva de herrería, la prospección minuciosa de la estepa inmediata. Franciscanas marinas, formas que aún no han sido descritas, embarcaban en el puerto de la vecina isla Floreana rumbo a la costa para visitar, junto a monjas enanas en formación de combate, la combusta ruina. También dos caballeros donosos de la orden de El Vil Reproche, coronados por el Pájaro Penitente, se unieron a la comitiva, que ya llega al basamento de sillería de catorce lados, y parece penetrar presurosa por la puerta Masatierra. 

 

 

 

Macilenta soledad. El tictac del escarabajo leñoso devora la andrajosa viga y el desafortunado Stuart (uno de los caballeros donosos) muere aplastado por el entibo desprendido. Su hermano Carlos, que también estuvo a punto de dejarse los huesos, toma el mando y encamina la tropa escaleras arriba. Nadie coronó antes esta fortaleza. Ni enemigos sañudos. Ni quien quiso medrar en indignas singladuras. Ni los que clavaban la daga entre costillas españolas. Ni un camarada experto en lugares estrambóticos. Nadie. Así brindan con licor y una a una enanas y franciscanas son lanzadas al vacío por los Mugendo y Sicórax mientras Carlos, sobre un tártaro de escoria, sueña con los afectos de una damisela morena. Luego, el grupo ya reducido, desciende por la rampa helicoidal que rodea exteriormente el edificio a la vez que entona la balada del barbero charlatán e inicia el recuento, en la lejanía, de las abolladuras de los cascos de los buques. Gente portadora de la virtud genuina -facción de la Guardia de Corps-, sabían que eran esperados. Claude Jolyot de Crébillon, llamado Crébillon hijo, alcanzando la fama por la escritura de cuentos licenciosos, redacta ahora, al pie de la atalaya, la relación exacta de aquel desastre marítimo; el abordaje y destrucción, a cargo de Manada Canina, del navío de regreso. Coda: tercer aporte proteínico en importancia, por defenestración y batalla pirática, en este año de 1777.  

 

 

         WODWO

 

Hay un tipo de cuerpo

más pequeño que la garza

y de forma más sincera

que huele como a almizcle.

No pone por vicio

tampoco se acopla

y en las regiones etéreas,

donde le arden las plumas,

es un rumor muy común

-complexión intransigente-

su clara tendencia al pasto.

Las llamarían plomadas.

 

Otra bestia sólida,

que cunde en los sueños,

rozada a intervalos

y algo aumentada

provoca los fuegos.

Nunca habita en ruinas

no posee salsa

y sólo Aristóteles

sabe del oficio

de sus orificios.

Son las vacas negras

o ley comejenes.

 

¿Quién digiere el hierro,

la silla,

el mucílago?

Sólo se recuerda

el lugar del nido 

y la forma enfriada

que olvida en sus viajes.

Amarrado el hombre

al riñón violento

dicen que apacigua

el dolor de aire

y el búfalo intenso.

¡Qué especie exterior!

¡Qué humedad rabiosa!

Equilibrio lábil,

el cerdo infrecuente,

evoca el abismo.

 

*He tomado este texto del blog de Francisco Ferrer Lerín.

 

 

 

1 comentario

jose maria perez alvarez -

Estoy descubriendo, tarde, quizá, a Ferrer Lerín. Cada día me parece más importante, por su originalidad, en la literatura española, si eso existe, desde hace un montón de años. Bienvenida sea cualquier aportación suya, en verso o en prosa, a la literatura, como lo es el excelente blog que mantiene.