I. DE POESÍA. CARMEN RUIZ FLETA
Hace unos días escribí en ‘Heraldo’ un reportaje sobre el momento que vive la poesía en Zaragoza y en Aragón. Se quedaron muchas cosas en el tintero. Voy a publicar algunas de las visiones completas de los escritores, editores, promotores y añadiré nuevas entrevistas, nombres, localidades, ciudades y focos, poco a poco. Empiezo con la de la joven poeta Carmen Ruiz Fleta que prepara un nuevo libro.
DIÁLOGO CON CARMEN RUIZ FLETA
-¿Está ocurriendo algo especial con la poesía? Vuelve a leerse, se organizan recitales, ciclos poéticas, se programa en los bares, se intercala con la música.
En este momento, hablar de poesía es, en muchos casos, sinónimo de celebración, de fiesta, de reunión. El poeta y el lector han decidido exponer su relación con la poesía, sacarla de la intimidad y compartirla. Y en esa "socialización" de la poesía ha sido fundamental su presencia como en los bares, en los sitios donde la gente se divierte, donde queda para hablar. Es curioso cómo mucha gente que nunca ha leído poesía o que siempre la ha visto como algo alejado de su vida, “se convierte” tras asistir a un recital. Eso es porque la descubren como algo radicalmente vivo.
-¿Hay o ha habido algún fenómeno específico que permita ser optimista sobre el lugar de la poesía?
No lo tengo muy claro, pero sí creo que se ha extendido en muchos ámbitos la percepción de la poesía como una forma de expresión tan contemporánea como el rock o el cine. Eso, y la ampliación del número de poetas, lectores, editoriales y otras plataformas me hacen ser optimista sobre la vigencia de la poesía a día de hoy.
¿Podría decirse que hay una revitalización, una resurrección, que la poesía es una forma nueva de transgresión y rebeldía?
Es así en algunos casos. En otros, no lo es. Lo que está claro es que la poesía es una de las formas más puras en las que se expresa la voz personal. Con la poesía se pueden decir cosas que no nos atreveríamos a decir en la vida “civil”. Pero transgresión no significa iconoclastia o rechazo a lo anterior. Puede que una de las explicaciones al auge de la poesía, particularmente en esta tierra, es que se reconoce y se admira a aquellos que estuvieron antes.
-¿Qué líneas de trabajo, qué estéticas son las dominantes?
Se habla de la nueva poesía social y, por otro lado, se habla de la poesía “de la experiencia”. A mí, a la hora de escribir o de leer poesía poco me importan esas divisiones. Creo que en muchos casos puede haber más compromiso en la plasmación de lo personal que en lo que habitualmente reconocemos como poesía social. Desde mi punto de vista, que no es ni el de un filólogo ni el de un estudioso del tema, las fronteras entre estéticas, corrientes o escuelas son asuntos que me suenan bastante arcaicos.
-¿Cómo es el lenguaje?
También en cuanto al lenguaje se han roto las fronteras. La poesía ha adoptado lenguajes de otros ámbitos, como la música. Hay tantas formas de expresión poética como poetas, pero creo que, en general, la poesía que se escribe ahora huye del lenguaje rebuscado y oscuro para convertirse en algo comprensible que puede encerrar significados muy complejos
¿Han sido, están siendo importantes los premios?
Son importantes en la medida en la que hacen visible la obra de mucha gente, especialmente, de los jóvenes. Pero creo que los premios deben ir siempre acompañados de la edición del libro. Un premio meramente monetario es, indudablemente, apetecible, pero contribuye poco a promover la obra de un autor.
-Una poética personal…
La poesía como una herramienta para comprender la realidad y como la manera más saludable (hay otras, claro…) de habitar otros mundos. Poesía es sinónimo de vida.
-Autores, libros de referencia, maestros.
Te cito a vuelapluma algunos nombres que me parecen cruciales en el panorama poético nacional de los últimos años y sin distinguir generaciones: Carlos Marzal, Pablo García Casado, Luis Alberto de Cuenca, Olga Novo, Chantal Maillard, Jesús Jiménez, Manuel Vilas, Míriam Reyes, Ángel Guinda…
*Carmen Ruiz Fleta leyendo en el Candy. La foto es de Gustaff Choos.
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