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Antón Castro

DIÁLOGO CON EDUARDO PAZ

EDUARDO PAZ. Cantante. El ex cantante de La Bullonera publica un nuevo álbum, ‘Ashkenazí’, de música judía e inventa una lengua de canto: el eduárdico

Según el diccionario, “askenazí es judío de la Europa central y oriental”. ¿Qué se le había perdido tan lejos de casa?

Lo ashkenazí es también un rito diferente al sefardí; lo que no es sefardí es ashkenazí. Son las dos grandes tradiciones en el seno del pueblo judío. Aunque la mayoría de las canciones del disco pertenecen a la tradición que le da título, hay dos, las yemeníes, que salen de la tradición sefardí, pues los judíos de ese país son de ese rito, curiosamente.

Tras el preámbulo, insisto: ¿qué se le había perdido tan lejos?

Esa pregunta me la hago yo también y no tengo una respuesta. Puedo decir que la espoleta de mi atracción por ese mundo es la música. ¡Qué tradición musical tan bella, variada, influyente! ¡Qué emocionantes melodías! Reconozco que me gusta, de lejos, más que la sefardí. Luego hay unas brisas que acariciaron mi ánimo y cuyo responsable principal es el Premio Nóbel en yidish Isaac Bashevis Singer.

¿Qué le debe?

Este autor, al que he leído mucho y con gran placer, dedicó gran parte de su obra a la descripción del mundo judío centroeuropeo, sobretodo polaco. Puede decirse que su obra tiene, además de un enorme valor literario, un gusto etnológico notabilísimo y me ha suministrado imágenes de aquel mundo que me han hecho temblar de emoción. Hay más razones sin duda, pero los impulsos para la creación son, a menudo, imprecisos y se basan, al menos en mi caso, en miríadas de pequeños pellizcos y no hay sitio, me temo.

Este disco completa y conforma una trilogía con ‘Nomadeo’ y ‘Caminí’, sobre la música judía. ¿A qué obedece esta fascinación y en cierto modo esta obsesión?

 ‘Nomadeo’ es un disco ante todo europeo. No he sucumbido a la monserga africana ni mucho menos a la islámica. Me gusta Europa y su música y quise hacer un recorrido por alguna de sus tradiciones. En este recorrido me topé con lo ashkenazí. Su descubrimiento quedó larvado, pero grabado a fuego en mí. ‘Caminí’ es música sefardí, que es una fortísima tradición europea por más que se diga de su conexión con el mundo islámico; su pálpito y sus características técnicas la hacen rabiosamente europea. Creo que mi afición por la música judía roza la obsesión, pero es que su escucha me emociona tanto o más que una jota bien cantada. Y cantarla ni te cuento.

Frente a los sefarditas, ¿cuál serían las características de los askenazís? ¿Cuál sería su riqueza?

Hay algunas cosas que unen las músicas de estas dos tradiciones musicales; una es el uso del intervalo de 2ª aumentada que, por supuesto no es privativo de esta músicas, y otra es la sorprendente tristeza que las atraviesa.

Digo tristeza pero debería decir amargura en el sentido que da Schopenhauer a este término, relacionado con eso de  “el hombre es un error” de Baruch Spinoza. Pero, dicha esta pedantería, la música sefardí ha tenido un desarrollo y una influencia  más limitada  que la ashkenazí. Esta última no sólo está en el fondo de la música de algunos de los compositores clásicos mas influyentes, también está en el jazz más audaz y, sobretodo, es Broadway y Hollywood; la celebrada música klezmer sale de su seno…. Por lo demás, las tradiciones musicales son deudoras de su paisaje físico y lingüístico.

 

Hablemos del espíritu musical del disco. De sus peculiaridades. ¿Cómo podríamos definir esta música, en cuanto a instrumentación y a juego de voces?

 No soy capaz, no lo he sido nunca, de definir la música en la que me embarco. Creo que eso es tarea de los críticos que son los que tienen afilados los sentidos de la escucha y poseen información. Mi primer impulso a la hora de concebir las adaptaciones es puramente musical; luego intervienen otros elementos que nacen de la información extramusical que suministra la literatura, la historia, el carácter de uno y sus limitaciones y, cosa importantísima, la música que escuchas. Un músico es un degustador de música como un escritor es un lector. Pero el motor es sonoro. Puedo decir, también , que este es un disco en el que he disfrutado cantando y esto no me pasaba desde mi Arnaudas.

¿Por qué?

Grabé las voces, todas, en dos mañanas mal contadas. Me siento más dueño que nunca de mi puta voz y soy capaz de escucharme con un punto de satisfacción. He tenido la intención, por otra parte, de usarla de casi todas las maneras de las que soy capaz: hay voz abierta, bulloneril, hay voz impostada, afalsetada, difónica, voz natural, como hablada y en esta ocasión, como nunca, canto conmigo mismo en un onanismo que me ha hecho bastante feliz. Excepto la voz gravísima de Eduardo González y las de Luis Muro, David Marco, Pardinilla y J. L. Serrablo de la Ronda de Boltaña, que hicieron los coros de los dos últimos temas, todas la voces las he grabado yo y me siento bastante satisfecho. He buscado una polifonía que subrayase el desarrollo melódico creo que en la mejor tradición europea.

¿De dónde proceden los temas y dónde se cantaban?

No soy un científico y el origen, el contexto sociopolítico, el desarrollo de los temas no me interesa. Además todos los pueblos cantan a lo mismo y en las mismas ocasiones.

 El disco está cantado en tres idiomas, si se puede decir así: el yiddish, que incluso tiene un Nobel de literatura. ¿Qué dificultades te ha supuesto, qué placeres también?

El hebreo es el idioma en que han llegado a mí los temas yemeníes. No lo he buscado, me ha salido al paso. E l yidish o idish era la lingua franca de los judíos ashkenazíes. Un alemán antiguo con aportaciones de las lenguas nacionales de los países en que estaban asentadas las comunidades judías que lo hablaban y, por supuesto, hebreo antiguo. Ahora hay que añadir el acento bajoaragonés, sin él me hubiese sido imposible acercarme a ese endiablado galimatías. Quiere esto decir que, aún resultando bastante deficiente mi yidish y mi hebreo, me ha costado un enorme esfuerzo que no me destrozase en exceso la línea de canto.

¿En qué consiste eso del eduárdico? ¿No habrás creado un idioma solo tuyo?

Sí, el eduárdico es una lengua de uso personal cuyo origen obedece a dos motivos: Uno, facilitar el canto. Y otro Abundar en mi propósito de eliminar cualquier mensaje que no provenga de la física del sonido. No tengo nada que decir; estoy cansado de las letras de las canciones y cuanto más sinceras más malolientes me parecen. Tengo intención de hacer algún repertorio en el que mi voz sólo emita sonidos onomatopéyicos, alejados de cualquier parecido con idioma alguno, tal como lo hacen los pigmeos de Botswana o algunos repertorios indios que usan los sonidos del estudio de los talas como texto de sus canciones.

Habida cuenta de que es muy difícil entender  y de que incluso ha prescindido de la traducción de las canciones, ¿cómo debe escucharse el álbum, con qué espíritu?

¿Cómo se escuchaba a los Beatles o a Dylan? ¿Cómo se escucha a Bach? ¿Necesitábamos entender las letras para emocionarnos? Pues lo mismo con este disco.

 ¿Para quién está pensado?

No pienso en nadie más que en mí mismo, como buen vanidoso que soy. Estas canciones están conmigo desde hace bastante tiempo, dando vueltas en mi cabeza, asqueando a mi mujer y si no las saco reviento, de modo que sí, está pensado para mi salud y la de mi matrimonio. En cualquier caso, es un disco de incómoda difusión y creo que sólo le interesará a mis pocos amigos y a los musiquetas. Aquí tengo que hablar del trabajo de Joaquín Pardinilla que ha dado a mi idea de las canciones dimensiones que yo no había visto. Nos entendimos, compartimos referencias y cervezas y dirigió el sonido hacia donde yo sólo había vislumbrado. Su solvencia como guitarrista está más que vista, pero yo no había experimentado el placer de cantar con un acompañamiento tan rico, maduro y adecuado en mi vida. Me ha conquistado tanto que el directo voy a hacerlo sólo con él y con Jesús Trasobares, otro guitarrista de mi devoción y de la de Pardi. Es un reto, pero me atrae como un pecado mortal y creo que sonaremos como nadie en el mundo.

 Recuérdanos tus acompañantes, cómo habéis trabajado, y proyectos de gira o conciertos.

Una referencia a los técnicos del estudio de grabación, LUNA NUEVA ESTUDIO, David Marco y Quique Cruz. Es un privilegio para la ciudad contar con estos profesionales tan preparados, tan laboriosos, tan generosos y tan competitivos. David no sólo dirigió técnicamente la grabación sino que tocó el teclado e hizo coros sin despeinarse y Quique masterizó con una especie de actitud quirúrgica que me dejó literalmente sin aliento.No se va a vender este disco más que en la página web de LUNA NUEVA (www.lunanuevaestudio.es) y en las librerías Cálamo y Antígona, de momento, y no pienso hacer, de momento también, presentación en Zaragoza. Quisiera tener el directo bien cosido para que estas canciones luzcan sus mejores galas. Se lo merecen por guapas.

 Pueden oírse algunas canciones en myspace (eduardopazmusicas) y fragmentos de todas ellas en www.eduardopaz.es.

¿Qué ocurrirá con las giras?

Se encargará de conseguir conciertos Stop Producciones. Los conozco, saben de qué va este tipo de producto, tienen contactos y tienen el disco, que es lo importante y, además, son mis vecinos. (La primera foto pertenece a Heraldo, y la segunda a Wikipedia).

 

 

 

3 comentarios

azythos -

No puedo entender cómo Vd pueda decir que "lo que no es sefardí es ashkenazí", o "las yemeníes, que salen de la tradición sefardí..."

Es mas que -cómo indica el nombre- los sefardíes son los judíos (o ex-judíos o de hernecia nominalmente judía) que provienen de España y hablan castellano. Confundirlos con los judíos de Arabia o Berberia o Yemen o otros países es locura.

Fernando -

siempre en el corazón...Eduardo y la Bullonera.

gonzalo villar -

Si, tal vez bach se escuche mejor sin entenderlo. pero igal me gustría saber que dice. muchos abrazos.