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Antón Castro

HURACÁN, 1-GARRAPINILLOS, 1

HURACÁN, 1-GARRAPINILLOS, 1

Ayer por la mañana el Garrapinillos se ha enfrentado al Huracán de María de Huerva. El equipo amarillo y negro llegaba tras haber ganado con brillantez en el campo de Santa Isabel, uno de los gallitos de la categoría: 0-5. Nada menos. Antes del choque, en un campo más bien reducido, no demasiado ancho, se oían los comentarios de los locales: “A muerte, eh. A muerte”. Son frases que se escuchan en cualquier vestuario: son los comentarios de ánimo, la petición de intensidad. El equipo que no andaba muy bien en la tabla quería prolongar el buen partido del fin de semana pasado.


El Garrapinillos venía a mantener su liderato; a última hora, se cayeron Eduardo Pirri y Fran, por lesión e indisposición respectivamente. De salida formamos así: Luis; David Mateo, Javier Lacabe, Jorge Blasco, Dani Pekerul; Diego Rodríguez, Jorge Blasco, Alberto Luna; Óscar Cambra, Eloy Mateo y Jorge Rodríguez. Esperaron su turno, Enrique Romero, Alberto Rubio, Jaime y Jesús Ángel, que disfrutaron de minutos, y Sergio Calvo, el portero suplente.


El partido empezó con un ritmo intenso: el equipo local se adueñó del campo a fuerza de balones largos. El Huracán realiza un juego muy inglés, sin transiciones. Poco a poco, el Garrapinillos estiró sus líneas y generó algunas jugadas de ataque; sin embargo, en un avance por la izquierda, David Mateo pugnó por un balón fuera el área, derribó a su adversario casi un metro fuera del área y el árbitro señaló penalti. Luis estuvo a punto de atrapar el balón. El Huracán se adelantaba. A partir de ahí el Garrapinillos empezó a jugar mejor, a controlar mejor los espacios, se asociaron sus jugadores, y en otro avance, el colegiado señaló penalti. Jorge Blasco empató el choque.

 

La segunda parte fue muy intensa: el Garrapinillos dominó en un primer término, generó varias ocasiones de gol, el Huracán respondió siempre, hasta que Jorge Blasco fue expulsado por doble amarilla. Y a partir de ahí, hubo reajuste de líneas, y el Garrapinillos tuvo que defenderse como pudo. Casi heroicamente, con un Luis soberbio y milagroso; si en la primera había tenido dos intervenciones casi inverosímiles, en la segunda, siguió en esa tónica. El Huracán, con más ganas y empuje que finura, buscó con ahínco la victoria y remató un balón muy limpio al palo: pareció gol, pero el poste repelió el esférico hacia las manos del arquero. Los rojillos siguieron estirándose con un jugador menos, hubo varios avances de Enrique, Diego y Alberto Rubio, sin demasiado éxito. Y al final, tras cuatro o cinco minutos de prolongación y de agonía, el resultado final no se movió: Huracán, 1-Garrapinillos, 1. No era lo que habíamos soñado, pero ganar en María de Huerva no resulta fácil, y menos si juegas con diez durante más de 25 minutos.


Este ha sido un partido más épico que otra cosa: de batalla, de intercambio, de fajadores. Intenso, trabado, con muchas interrupciones. Y muy emocionante porque el marcador fue incierto. Al Garrapinillos le ha costado mantener el resultado: esta vez, tras un intenso trabajo de contención, el primer empate sabe un poco a victoria. Podría haberse perdido. Y el domingo, ya en casa, jugamos nuestro primer partido aplazado contra el Movera, en el que juegan tres estupendos jugadores de Garrapinillos: Fernando Larrosa ‘Caspolino’, y los hermanos José y Ángel Cambra. Un equipo peligroso.

[Esta foto de David Mateo, nuestro lateral derecho, es de José Antonio Melendo.]

 

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