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Antón Castro

MARIBEL VERDÚ EN EL PRINCIPAL

Maribel y su extraño granjero

 

CRÍTICA DE TEATRO

 

El tipo de al lado. Texto: Katerina Mazetti. Adaptación de Alain Ganas. Reparto: Maribel Verdú y Antonio Molero. Dirección: José María Pou.

 

Maribel Verdú es una de las actrices españolas más requeridas por el cine. Hay años que rueda hasta cuatro películas; están frescas, entre otras, ‘De tu ventana a la mía’ de Paula Ortiz y ‘Blancanieves’ de Pablo Berger, donde encarna a un malvado personaje. De cuando en cuando, a la actriz le encanta asumir riesgos, esforzarse aún más, buscar el vínculo de cercanía con el público a través del teatro. Ahora, junto a Antonio Molero, un actor de clara vis cómica, actúa en ‘El tipo de al lado’, que es la adaptación, en clave de comedia ligera, de una exitosa novela de la sueca Katarina Mazetti.

Se trata de una narración más o menos amable sobre los misterios y las paradojas del amor: cuenta la historia de un hombre y una mujer que se encuentran todos los días, o casi todos, ante dos tumbas contiguas del cementerio: ella, de 37 años, va a hablar con su marido, un biólogo que falleció a pesar de su modélica existencia en casi todo salvo en el sexo. Ella soñaba con un hijo que él nunca quiso ofrecerle y con algo más de fogosidad. Y al lado, con su brutalidad rural de granjero que exhala un olor “raro”, va y viene un joven soltero que habla con su madre muerta: le cuenta cuánto la echa de menos, el desorden de su casa y los secretos de la granja.

Ambos son como la noche y el día: él es rústico, primitivo y tiene 24 vacas; ella es bibliotecaria, refinada, puede hablar de Schopenhauer y de Lacan a la vez, aunque tiene un fuego aplazado en el cuerpo. La adaptación de Alain Ganas no deja lugar a dudas: entre antagónicos el amor se exalta y brilla como un diamante. Y dispara sus flechas inexorables.

Ocurre lo que tiene que ocurrir. Mediante diálogos chispeantes, ingeniosos, que enfatizan la diferencia de origen de ambos y su inicial indiferencia, la comedia avanza con rapidez y gracia. Y con un inequívoco sentido de la parodia: dirigida por José María Pou, un apasionado de la música norteamericana, del jazz y de las bandas sonoras, la obra es claramente una parodia de las comedias de carácter romántico y es una parodia también del cine musical americano, por más que la pieza se cierre con la grave y profunda voz de Tom Waits. ‘El tipo de al lado’ está desarrollada con eficacia y sin apenas caídas: al principio, los dos actores se mueven en el terreno del monólogo, pero se interrumpen y cada fragmento está muy bien cosido al conjunto y a una escenografía versátil, dominada por una suerte de ciclorama. Poco a poco viajamos por los terrenos pantanosos del amor y del sexo, con una escena magnífica, la mejor y la más graciosa de la obra: la primera vez que se acuestan. Una maravilla que a todos hace reír.

Maribel Verdú es una actriz estupenda. Cada vez mejor. Más sólida, con mayor sentido del humor, dueña de sus gestos y de sus emociones. Y ‘El tipo de al lado’ es lo que es: lo que se ve y todo lo que luego nos viene a la cabeza, juega con el equívoco, el doble sentido, la ironía y las ambigüedades tan atractivas del erotismo y de las relaciones de pareja. Maribel, que rodó hace 25 años en Calatayud y su comarca ‘El aire de un crimen’ de Antonio Isasi, eleva la obra –medida en su ritmo, elegante, casi circular-, cuando quiere, emociona, es capaz de reírse de sí misma. Y halla una réplica adecuada en el siempre divertido y solvente Antonio Molero. La urgencia de amar empieza con el despertar del deseo: a veces conduce al abismo, a veces lleva hasta el éxtasis. Y aquí siempre desemboca en una sonrisa amable.

 

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