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Antón Castro

DIEZ AÑOS DE LOS PORTADORES...

DIEZ AÑOS DE LOS PORTADORES...

LOS PORTADORES DE SUEÑOS CELEBRAN SU PRIMERA DÉCADA
Los Portadores de Sueños -Eva Cosculluela y Félix González, y ahora también Iguázel Elhombre- cumplen su primera década. Y empiezan a celebrarlo a su modo: con homenajes y recuerdos de amigos, de instantes, de libros, de presentaciones, esa ceremonia sincera de pasión por la cultura y el cultivo de la amistad y la curiosidad. Continúan con su incesante actividad: el martes Marian Izaguirre presente su nueva novela, 'Los pasos que nos separan', en compañía de Teresa Agustín, ambas conversarán largo y tendido sobre el libro que aparece en Lumen, y el miércoles Luisa Miñana presentará el poemario 'Mente animal' de Pilar Adón, que aparece en el sello La Bella Varsovia. En la foto, Eva y Félix posan con el editor Juan Casamayor que acaba de publicar en Páginas de Espuma el segundo volumen de los 'Cuentos completos' de Chéjov. Al lado de esta foto, también se ha colado Patricio Julve: el fotógrafo, que expondrá en febrero en el Espacio Blanco de la USJ, les tomó estas dos instantáneas. Entonces, Félix no llevaba barba... Y corría como un lebrel a partir de las seis o siete de la mañana... Ahora, dicen los que saben, la barba le pone alas y corre aún más...

ARGUMENTO DE 'LOS PASOS QUE NOS SEPARAN'

La bora, el viento que azota Trieste en ciertas épocas del año, es un aire apasionado que dura poco pero dobla el cuerpo y muda el ánimo. Salvador y Edita se conocieron en esta ciudad un día de primavera de 1920. Soplaba el viento, y todo cambió. Ella había nacido en Liubliana y él en Barcelona, y los dos rondaban los veinte años, una edad espléndida para permitirse cualquier locura, pero Edita, hermosa y discreta, estaba casada y tenía una hija. Salvador solo tenía su trabajo en el taller de un gran escultor y ganas de ser por fin un hombre y pisar fuerte en la vida. Luego, en Barcelona, casi a finales de los años setenta...Un hombre ya mayor y viudo que busca ayuda para volver a Trieste y a todos los lugares donde un día creyó ser feliz, y una chica, Marina, que va a ir con él para buscar un futuro. Y entre Salvador y Marina, de repente, casi sin avisar, los recuerdos: un parque a orillas del mar, las sábanas revueltas de un amor a media tarde, un andén, una niña que se aleja, y una espléndida tabla renacentista con una Virgen que mira y duda.

 

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