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Antón Castro

UN LIBRO CADA DÍA: MARTA SANZ

UN LIBRO CADA DÍA: MARTA SANZ

No he sido un atento lector de Marta Sanz, quizá porque en ‘Artes & Letras’ teníamos y tenemos a un auténtico especialista en su obra como Jorge Sanz Barajas, que ha firmado varias reseñas de sus libros. Me interesó ‘Daniela Astor y la caja negra’ (Anagrama), que sucede en una época en la que he trabajado en 'Cariñena' y en un texto autobiográfico sobre mis años en el bingo. Después del éxito que está teniendo ‘Farándula’ (Anagrama. Premio Herralde de novela) la he leído, una novela de personajes donde se mezclan muchas voces femeninas y estilos, muchas referencias y confidencias, dentro de una escritura que integra lo puramente narrativo con la especulación del pensamiento y el torrente incesante de las intuiciones, de los recuerdos, de las lecturas, de la múisca, todo un mosaico constante de la cultura. Ha merecido muchos elogios, entre ellos los de tres grandes amigos: José-Carlos Mainer, Guillermo Busutil y Jorge Sanz Barajas, que le dedicó un apágina completa en 'Artes & Letras'. Me ha llamado la atención esta manera de explicar la creación literaria, por supuesto que en clave de ficción literaria.

“Me gustaría que mi mano al escribir fluyese y la escritura evocase la imagen de los raíles del tren, de los hilos tendidos, infinitos, de los postes eléctricos y, sin embargo, nunca, nunca es así. Me sorprendo siempre en la contractura de la mala posición de la silla. En el dolor de las vértebras. Y cuando recupero mi gesto corporal normal -¿normal?-, mi temperatura de treinta y seis grados centígrados, cuando dejo de ser una jorobada, vuelvo a pretender que la escritura mane como la respiración, incluso como esa respiración que toma conciencia de sí y se transforma en asfixia, asfixia, asfixia. Escribir no me libera. Es el desnudo y el desnudo es la pose, el gesto que descubre quiénes somos o quiénes quisimos ser. (…) Yo no escribo para que nadie se reconozca en su parte inteligente, sino en su más abyecta y entrañable vulgaridad. En su caca, en su culo, en su pedo, en su pis. En el niño hijo de puta que fue y que posiblemente sigue siendo. Escribo con contractura igual que cuando taconeaba sobre la tarima de una escenario. Siempre, siempre estoy afónica”. (Páginas 225 y 226).

 

*La fotografía es un tema de Javier Ibarra, un espléndido fotógrafo.

**La foto de Marta Sanz la tomo de aquí: 

http://fotos00.laopinioncoruna.es/2015/11/03/318x200/marta-sanz.jpg

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