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Antón Castro

PEDRO CIRIA: LA NOVELA DE JOSÉ MARÍA GAYARRE Y LA ZARAGOZA DE 1923

PEDRO CIRIA: LA NOVELA DE JOSÉ MARÍA GAYARRE Y LA ZARAGOZA DE 1923

Pedro Ciria cuenta el año 1923 a través de Einstein,

el Iberia, el cardenal Soldevila y los anarquistas

Publica ‘La inocencia del cruasán’, una novela de amor protagonizada por Gayarre, primer presidente del Zaragoza v

 

 

ZARAGOZA. «Cuando hice mi tesis sobre el origen del fútbol en Zaragoza me encontré con un personaje que había sido capital en la ciudad, que fue el creador de la Federación Aragonesa de Fútbol, presidente del Iberia y el primer presidente del Real Zaragoza, tras la fusión del Iberia y el Stadium, los ‘avispas y los tomates’, y que se había quedado en el olvido. Y pensé que merecía una novela. Daría no para una, sino para una trilogía», dice Pedro Ciria (Zaragoza, 1979), que acaba de publicar ‘La inocencia del cruasán’ (Doce Robles).

El escritor e historiador decidió centrarse solo en el año 1923. «Fue capital para la historia de Aragón y de España por varias cosas: en ese año fue asesinado el cardenal Juan Soldevila, vino Einstein a la ciudad, se vivió una época agitada del movimiento anarquista, Los Solidarios, con figuras como Francisco Ascaso y Torres Escartín. Pero eso no fue todo: se produjo el golpe de Estado de Primo de Rivera y, además, se fundó el campo de Torrero».

Una pasión prohibida

Aún va más allá: «Me pareció que se escribe mucho de la II República y por supuesto de la Guerra Civil, pero este período es apasionante y vi que ahí había materia novelesca». Pedro Ciria, que relata como Zaragoza pugna por convertirse en una gran metrópoli, mezcla los datos reales (elabora un auténtico plano de la ciudad) con otros de ficción.

«La historia de amor que vive José María Gayarre es inventada, pero pudo ser posible. Él era un hombre destacado, que empezaba a aparecer mucho en las tertulias, tenía una gran proyección social y económica, y se afilió el Partido Social Popular. Saldría diputado por unos meses hasta que Primo de Rivera trajo un nuevo orden». José María Gayarre era homosexual y en el inicio de la novela está viviendo una historia de amor con otro personaje importante de la ciudad, este ya imaginario: Enrique Alquézar, representante de coches, que ya menudeaban por la ciudad.

Alquézar tenía fama de picaflor, de don Juan, experimentado con las mujeres, pero sucumbió al encanto de Gayarre, alto, apuesto, atrevido y con una formidable oratoria. «Gayarre vive esa relación prohibida, intensa y apasionada, y cuando rompen establece otra con otro joven de carácter, Juan Téllez, que había estado de legionario en la guerra de África. Esta parte del libro enlaza con mi novela anterior, ‘Legionarios. El maño’», añade Ciria.

El crimen, el golpe, la fusión

En medio de todo ello, la acción se va expandiendo en diversas direcciones. En ‘La inocencia del cruasán’, título que alude al despertar y al desayuno de los dos amantes, algunos personajes dicen que Gayarre era el recambio civil del cardenal Soldevila. «Esa es una licencia literaria. Si uno piensa en Joaquín Costa y en su libro ‘Oligarquía y caciquismo’, te das cuenta que Juan Soldevila, un personaje importante en España, era un perfecto oligarca, un cacique urbano de la nueva Zaragoza. Era el poder divino por su condición de cardenal; encarnaba el poder político porque era senador del reino, con carácter vitalicio, y además tenía un gran poder económico; dicen que incluso controlaba las casas de juego».

El movimiento anarquista estaba en su apogeo. Muchos anarquistas de Barcelona se trasladaron a Zaragoza. «Mataron al cardenal en la calle Terminillo, enfrente del actual Hospital Clínico. Reconstruyo el asesinato a balazos, tal como fue, y también su impresionante entierro: el féretro salió de La Seo y pasó por la plaza de España y luego lo llevaron al Pilar. Por aquí anduvo Durruti también. Se vivían enormes tensiones políticas y rivalidades épicas y muy bonitas entre el Sport Club Iberia, que presidía Gayarre, y el Stadium. Uno de los grandes logros fue la construcción del campo de Torrero, donde jugaría el gran portero Ricardo Zamora», dice Pedro Ciria.

Y jugó el ‘avispa’ Juan Téllez, un futbolista tan combativo sobre el césped y el lecho como lo había sido en África. En 1932, se fusionarían los dos conjuntos, nacería el actual Real Zaragoza y José María Gayarre sería su primer presidente. Pero ésa es otra historia y ya no se cuenta aquí.

 

 

LA FICHA

La inocencia del cruasán’. Pedro Ciria. Doce Robles. Zaragoza, 2020. 429 páginas.

 

Personajes. Los hay reales e imaginados. De los primeros son Gayarre, Einstein y su esposa Elsa, el médico José María Muniesa, Juan Soldevila, el general Sanjurjo, Durruti... De ficción es «el malo malísimo», el barón de Torres.

 

*La foto es de José Miguel Marco. Fotógrafo de 'HERALDO'.

 

 

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