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Antón Castro

"ESTRAVAGARIO" DE LIBROS

1. Conservo magníficos recuerdos de Eduardo Hernaz, al que entrevisté para aquella serie de “En primer plano” de “El Periódico de Aragón”. Era, desde su silla de ruedas, un apasionado de la vida: un defensor de la dignidad, un esforzado que pugnaba día a día, desde su aparente inmovilidad, por hacer un mundo más justo para aquellos a los que el destino o los dioses les han colocado dificultades en el camino. Siempre que te lo encontrabas, ahí estaba, sonriente, cargado de proyectos, como el hondero entusiasta. Falleció ayer tras una operación. Deja un magnífico recuerdo en la ciudad y un arsenal de logros para los discapacitados.

2. “Estravagario”. El sonriente, sabio y pícaro Javier Rioyo comenzó anoche su programa de libros en TVE. Excelente puesta en escena, conocimiento del tema, complicidad con los invitados (Luis García Montero, Joaquín Sabina y Vicente Molina Foix, que hablaron de Neruda y de otros temas), magníficos medios (habíamos visto en uno de sus documentales sobre Alberti, algunas tomas de cine con Lorca, Alberti y Neruda en Madrid) y sentido de la oportunidad, al recabar la opinión de Woody Allen, que confesó de nuevo su admiración por Luis Buñuel, por Cervantes y Lope de Vega, y al entrevistar a Carlos Ruiz Zafón, que cerró brevemente al piano la emisión, demasiado brevemente tal vez. Atmósfera humeante, calidez, sosiego y mucho oficio. Y lo que es aún mejor, escaso narcisismo de Rioyo, al servicio de la información y de la emoción. Tenemos un cita obligada con él los lunes por la noche.

3.”Magia”. Este es el título del nuevo libro de Manuel Vilas en DVD. Es una novela abierta, un libro río, torrencial, excesivo en ocasiones, nihilista, irónico o sardónico, e inmerso en una suerte de realismo sucio que está emparentado con su libro anterior: “Zeta”. Zeta, Cetísima, Zaragoza, vuelve a ser el paisaje elegido por el autor: una Zaragoza transmutada, fascinante y cruel a la vez, que acoge a dos personajes como Baltasar y Franz, en torno a los cuales se estructura este libro, que también tiene algo de recuento, de memoria de viajes, de casa de citas: por aquí andan Cavafis, Byron, los McDonalds, algunos pintorescos profesores de Universidad, dos putas como Lena y Temple. Es también una narración sobre el asombro, sobre las cosas cotidianas e intrascendentes que hace alguien a cualquier hora, como entrar en una página web de pornografía y fijarse, sobre todo, en el rostro de las mujeres, en el rostro de las atroces ninfas que no se sabe si sufren o gozan mientras las penetran un hombre anónimo, acaso bestial. Hay muchos párrafos donde elegir, pero nos parece sorprendente éste: “Zeta City. I love you. Triple Burgos. Te he mirado entera. Cetísima. Doble Tarragona. No sólo un trozo, como hacen muchos. Hipócritas. Yo, entera. He estado contigo cuando no te podías ni menear, nunca tuve inconveniente en tocarte las partes que nadie te ha tocado nunca. La sarna vaporosa, el fulgor de la medianoche de verano. Fue por humanidad y por amor. Ahora te voy a tocar la muerte. Porque te quiero, a mi manera”. Los muertos tienen una importancia decisiva en “Magia”, un libro perturbador, desgarrador, despiadado, que lleva en portada una fragmento de la obra “Gran comunidad” de Nacho Fortún.

4.Estoy a punto de acabar la novela “Nuestro GG en La Habana” (Anagrama) de Pedro Juan Gutiérrez, que es un relato policial breve inspirado en la estancia de Graham Greene en Cuba, estancia que daría lugar a una de sus mejores novelas. El libro comienza de modo borrascoso, en un viaje a los submundos de los garitos, los prostíbulos y las salas de fiestas. Allí, un hombre que se parece a Graham Greene entra en contacto con “Superman”, un hermoso negro, excepcionalmente dotado (y digo esto, porque es importante, sobre todo para el recién llegado), del cual se enamorará. ¿Graham Greene homosexual? Eso sí que no lo sabía el lector. A partir de entonces se desarrolla una novela de espionaje, policíaca, que no te deja abandonarla.

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Cide -

Eduardo Hernaz, un gran hombre para hacer una gran obra. Fui voluntario en DFA durante dos años y tras conocer lo que allí se hace, valoro de otra manera a gente como Eduardo.