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Antón Castro

UN SECRETO DE ANTONIO IBÁÑEZ

Me escribe Antonio Ibáñez, biógrafo de Miguel Labordeta y me cuenta esta anécdota. "Le debo mucho a Fernando Lalana. Si no hubiera sido por 'El secreto de la Arboleda', quizá nunca habría sido lector ni hubiera creído que Zaragoza es una ciudad mágica y secreta. Ese libro de El barco de Vapor me fascinó cuando debía tener seis o siete años y me descubrió el maravilloso mundo de la lectura. Por eso le tengo una gratitud infinita a Fernando Lalana y a mi madre, a la que siempre vi con un libro en las manos y me enseñó a quererlos casi tanto como a las personas. Me acuerdo mucho de ella y la echo cada vez más de menos".

1 comentario

Cide -

También yo leí con esa edad "El secreto de la arboleda". Años más tarde, cuando Fernando vino a Salesianos a darnos una charla, reviví la emoción de mis primeros libros, cuando nos contó los problemas para editar ese libro. Los editores le obligaron a cambiar personajes de un modo absurdo. Tampoco le dejaron llevar a cabo su idea de poner un mapa desplegable en el libro. Aún con todo es un maravilloso libro infantil. ¿Habría mejorado de haberse seguido la idea original? No lo sabré, entre otras cosas porque he perdido la capacidad de asombro que tenemos a esa edad.