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Antón Castro

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR DE JUAN RULFO

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR DE JUAN RULFO

Con esta máquina de  escribir, Remington Rand, redactó Juan Rulfo su única novela, inspirada en el asesinato de su propio padre, al menos en parte. Esta máquina fue adquirido por el escritor, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, el 10 de noviembre de 1953, el año en que publicó su libro de relatos, quince, creo que son, "El llano en llamas".

11 comentarios

Paco García -

¡Qué maravilla la máquina de escribir de Rulfo! ¿Se conserva en alguna casa museo o algo así? ¡Qué feliz me haría tener la máquina de escribir de Rulfo, la pluma de Cervantes o el portátil de Bolaño! No me gustaría verme nunca con mucho dinero, porque seguro que olvidaba mis principios de izquierda y me dedicaba al coleccionismo literario...

Anónimo -

Magda puedes y debes usar hasta abusar del espacio (de Antón) es infinito

Antonio Pérez Morte -

Imaginar y soñar (al menos para mí) son cosas muy parecidas: no todos los sueños son anhelos...

La alegría también es una emoción, y a mí tu página, no solo me emociona, sino que, a menudo también me alegra, así que voy a dejar, por un momento, el territorio de Antón para continuar viaje por la Blogosfera y pasar visitarte: ¡Alehop!

Magda -

Querido Antonio (abusando del espacio de Antón), puedo decirte que con la máquina de Rulfo no sueño, sólo imagino. Pero con la máquina de García Ponce sí que sueño, era una Olivetti. Y respectgo a Pitol estoy muy contenta, además de un notable escritor, es una bellísima persona.

Saludos

Antonio Pérez Morte -

Como dice Cide, nos encanta descubrir cosas nuevas en tu blog: textos, imágenes... como esta de la máquina de Rulfo que nos ha emocionado a todos y sobre la que sueña Magda Díaz Morales, que estos días anda emocionada con el galardón de Pitol.

Escribe Antón, escribe... Te leemos, aunque a veces, entre tanta prisa, no haya tiempo ni lucidez necesaria, para dejarte una nota a la altura de tus textos: ¡Cuídate, amigo! 'Un abrazo!

Magda -

Puedo casi imaginar la hoja en blanco puesta en esta bella máquina y ver las manos del GRAN Juan Rulfo (uno de los escritores más grandes no sólo de México, sino del mundo) empezando a escribir lo que pone en labios de Juan Preciado (ya muerto), por eso su voz es casi un murmullo que Abundio apenas escucha...: "Vine a Comala porque me dijeron que aqui vivia un tal Pedro Páramo que es mi padre...".

Tendría unos 17 años, cuando se hizo un congreso en Humanidades para homnenajear a Onetti, uno de los grandes invitados era Juan Rulfo. Entré al salón, que era muy grande, y vi a un señor como a tres metros de mi, de inmediato lo reconocí, era Juan Rulfo. Casi caigo de la emoción. Con temor me acerqué y le dije: "Disculpe, ¿verdad que es usted Juan Rulfo?". Jamás olvidaré su mirada, una mirada muy dulce, y, como todos los grandes, sencillo, me contestó: "Sí, y tu ¿cómo te llamas?". Inolvidable...

Muchos saludos.

Magda -

Puedo casi imaginar la hoja en blanco puesta en esta bella máquina y ver las manos del GRAN Juan Rulfo (uno de los escritores más grandes no sólo de México, sino del mundo) empezando a escribir lo que pone en labios de Juan Preciado (ya muerto), por eso su voz es casi un murmullo que Abundio apenas escucha...: "Vine a Comala porque me dijeron que aqui vivia un tal Pedro Páramo que es mi padre...".

Tendría unos 17 años, cuando se hizo un congreso en Humanidades para homnenajear a Onetti, uno de los grandes invitados era Juan Rulfo. Entré al salón, que era muy grande, y vi a un señor como a tres metros de mi, de inmediato lo reconocí, era Juan Rulfo. Casi caigo de la emoción. Con temor me acerqué y le dije: "Disculpe, ¿verdad que es usted Juan Rulfo?". Jamás olvidaré su mirada, una mirada muy dulce, y, como todos los grandes, sencillo: me contestó: "Sí, y tu ¿cómo te llamas?". Inolvidable...

Muchos saludos.

ana a. -

Durante varios años comenté PEDRO PÁRAMO con mis alumnos. Rulfo decía que había que leerlo tres veces para entenderlo. Yo, cada vez que lo leía, encontraba cosas nuevas. Es un libro infinito, inmenso, grande. Gracias, Antón, por recordarlo aquí. Me ha emocionado ver la foto de esa máquina de escribir.

fromTE -

Me ha gustado mucho reencontrame contigo gracias al blog. Voy a tener que comprarme el Heraldo. Mu "chulo" lo de Manu Cancer, curioso lo de Sierra. Pese a tu torrencialidad, siempre consigues transformar en interesante todo lo que te rodea. Sigue así.

Cide -

agárra ese abrazo que te manda Juan y quizá tenga algo de razón. Hay que leer con calma como dices en algún artículo previo y también escribir con calma. Aunque desde luego que nunca nos cansa encontrar cosas nuevas en este blog.

Juan Nepomuceno -

Antón: Llevas demasiados días sin recibir visitas. No te sientas demasiado solo. Gracias por recordarme. Pero permíteme un aconsejo: escribes demasiado y eso no es bueno para la salud ni para los ojos. Ni para tus lectores. Los fatigas, hijo.

Te envío un abrazo de polvo y silencio.Juan