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Antón Castro

AURORA CHARLO: PÀISAJES DE AGUA

AURORA CHARLO: PÀISAJES DE AGUA

El diccionario define acuarela como “pintura sobre papel o cartón con colores diluidos en agua”. La acuarela es la escritura del agua sobre el papel. Aurora Charla ha convertido esa técnica en algo más que una disciplina artística. Es su reino compartido. Es el espacio de ensoñación y trabajo donde se zambulle, disfruta, se arriesga e investiga. Aurora Charlo ha creado su método, una estética, una forma de vivir la acuarela: posee una técnica deslumbrante, ese oficio que aúna habilidad, inspiración e intensidad. Va y viene, como su mano, como ese pie que se atreve a internarse en el corazón del bosque o en las tortuosas veredas de las montañas, a su capricho: desenvuelta, con una alegría que arrolla, con una fogosidad que se alimenta de candor, sed de aventura y voluntad de ser en el  agua, en la mancha, en el puro arte de la sugerencia donde el propio color del papel es pintura y texto, es textura y arrebato.

         Recordamos la espléndida muestra de Aurora Charlo de hace más de un lustro en el Museo Pablo Serrano. Entonces, con opulencia creadora, con ambición poética, Aurora Charlo mostró sus innumerables recursos, su relación con los materiales, su empeño en negar, o discutir al menos, las supuestas limitaciones de la acuarela. Aquella exposición tenía el pulso y la pulsión del arte contemporáneo: usaba grandes formatos, empleaba el tachismo y el raspado, se acercaba a la abstracción presentida y al tumulto formal, siempre sin perder la elegancia, el arte de la sugerencia, la invención de atmósferas.

Aurora Charlo expone ahora en la galería Salduba una colección heterogénea: paisajes, sobre todo paisajes, y dentro de ellos una pequeña serie de marinas con barquero o pescador, algunos retratos, que siempre son emblemas o metáforas de asuntos como la sabiduría o la astucia. Y expone también paisajes urbanos: uno, casi constructivista, acaso cubista en su intención y en su matizado descontrol, de la ciudad de Bilbao, y otro de unos reflejos en el puerto de Soller. En ambos, Aurora Charlo se suelta la mano y el agua, se emborracha de sensaciones y de atropellos, avanza y explora nuevos caminos. La mansedumbre máxima, la isla en calma, la obtiene en la pieza “Playa”: una destilación cromática de suavidades oníricas donde dialogan la arena, el agua y el celaje con alguien que llega entre gaviotas.

         En los paisajes, hay distintas series: una de ellas se titula “En las cumbres”, y en ellas se percibe la destreza absoluta, el gusto por el detalle, la exactitud y la limpidez. También, encendiendo un poco más sus habituales colores fríos, pinta el interior del bosque y obtiene dos obras magníficas con “El pozo azul” y “Curso de agua”, piezas vinculadas al gusto por los torrentes y cascadas que se despeñan en el barranco o en la vaguada. He aquí una exposición trabajada de luces y gestos, un reinterpretación de la naturaleza como materia de contemplación, como espejo de alguien que se busca y se encuentra, y se transmuta en la hermosa caligrafía del agua y sus tintas. 

Aurora Charlo.  Acuarelas. Galería de Arte Salduba. Hasta el día 13 de marzo. Web: www.auroracharlo.com

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LISBETH RICOPA -

Q HERMOSO PAISAJE