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Antón Castro

MUJERES DE CINE

MUJERES DE CINE

Acabo de ver una película, mitad documental, mitad ficción, “Esperando a Maitena”, donde se narra la historia de un puñado cinéfilas oscenses que intentan sacar adelante la VIII Muestra de Cine realizado por Mujeres. Los diez minutos de esta obra, realizada por Yolanda Liesa y Maxi Campo, explican cómo se gestiona este empeño y lo que conlleva, y sobre todo cuenta el afán de las organizadoras –Pilar, Mercedes, Nieves…- para que acuda a Huesca la realizadora Maitena Muruzábal, que acaba de dirigir un documental sobre una fábrica de embalaje de cadenas para la nieve, “Nevando voy”. “Esperando a Maitena” cuenta muchas cosas: las reuniones del grupo, el trabajo de traducción y titulado de las películas, la necesidad de las subvenciones, la colaboración con la Fundación Anselmo Pie, la incertidumbre, la consumación de los sueños. etc.

Poco a poco, Campo y Liesa crean una ficción, una atmósfera, generan una solidaridad inmediata con estas mujeres que celebrarán, a partir de hoy, en Huesca y en Boltaña, este certamen, muy vinculado con los homónimos de Huesca y Zaragoza. Hace poco, varias embajadoras de la muestra como Pilar Mareigne, nacida en Argel pero de origen oscense, presentaron la pieza en el Festival de Films de Femmes de Creteil y gustó mucho: les pareció un proyecto distinto, novedoso, casi una autobiografía colectiva.
En esta Muestra hay otras muchas cosas. No vamos a hacer aquí un repaso exhaustivo, pero sí querría fijarme en algunas cosas: la presencia de jóvenes realizadoras aragonesas, como Pilar Gutiérrez, Irene Bailo, Laura Sipán (galardonada aquí y allá con su obra “El talento de las moscas”), Patricia Oriol, que ha dirigido con el oscense Héctor Añaños “De luz y de color”, sobre el universo de los feriantes, entre otras. Otro asunto oportuno en esta edición es el homenaje a Simone de Beauvoir (1908-1986), una escritora, pensadora y activista indesmayable que nos enseñó a ser más libres a través de libros como “El segundo sexo” o “Memorias de una joven formal”. La realizadora Delphine Camolli es la autora del documental “Simone de Beauvoir, una feminista”, que se proyectará el próximo miércoles, y también se ha programado una conferencia, “A vueltas con el Segundo Sexo”, de las profesoras y filósofas Elvira Burgos y Teresa López.
Otro aperitivo de interés es el proyecto “Persepolis” de Marjani Satrapi y Vincent Paronnaud, una película de 95 minutos basada en el relato autobiográfico de Marjani, en el que narra la historia de Irán contada a través su mirada durante la niñez y la adolescencia. Y querría recordar dos detalles más: el homenaje que se le rinde a Josefina Molina y a una pintora, Clotilde Vautier (1939-1968), que falleció a consecuencia de un aborto clandestino. Ella es la madre de la realizadora Mariana Otero, que ha rodado el documental “Historia de un secreto” (2003), en el que reconstruye con familiares, amigos, su ginecólogo y expertos en arte su mundo y su enigmática y terrible desaparición en marzo de 1968. Clotilde Vautrier es un pintora muy personal, de matiz postimpresionista, próxima en algún instante al mundo de Modigliani, a la que le interesan mucho los interiores y el desnudo de la mujer. En Huesca ya se cuelgan sus retratos, sus dibujos, sus óleos. La exposición es muy sugerente: retrató a sus amigas, a mujeres en la intimidad, desnudas y en descanso, en el baño, como si se ofreciesen en la duermevela de la tarde. Clotilde es la madre de la actriz Isabel Otero, a la que vimos hace más de una década en la película “La buena vida” de David Trueba.

No querría cerrar esta página de cine sin recordar a Rafael Azcona, que estuvo en el verano de 2006 en el Festival de Cine de Huesca en un inolvidable homenaje a Julio Alejandro Castro Cardús. En realidad, Rafael dejó de ser un hombre secreto, casi huraño o misántropo, cuando acudió al Moncayo al depósito de las cenizas del guionista oscense. Julio le había dicho alguna vez que allí oía el rumor del mar y percibía su fragancia salobre.

*Este texto, con leves modificaciones, apareció el pasado viernes en Heraldo de Huesca. Retrato de Simone de Beauvoir, desnuda y de espaldas, realizado por Art Shay, amigo de Nelson Algren (en amor norteamericano de Simone), en Chicago en 1948.

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