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Antón Castro

LA OBRA MAESTRA DE LUIS ARAGONÉS

LA OBRA MAESTRA DE LUIS ARAGONÉS

PASES DE GOL. Es la hora del balance. España no solo ha vencido: ha conmovido de la mejor manera posible, con un balompié espléndido que nació en la terca cabeza de Luis y cuajó en las botas de los jugadores.

La obra maestra de Luis

Los alemanes tenían una deuda pendiente con Luis Aragonés. El Atlético de Madrid jugó dos partidos heroicos contra el diablo pelirrojo Johnstone y llegó a la final de la Copa de Europa ante el Bayern Munich. Luis, el zapatones desaliñado de perezoso paso, ejecutó una falta con una rosca matemática que burló a Sepp Maier. Y cuando finalizaba aquel choque, Schwarzenbeck, el lugarteniente de Beckenbauer, enganchó un tiro portentoso y lejano que batió a Reina. El Atlético de Madrid lloraría unos días después una estrepitosa derrota en el partido de desempate, tras una gran velada de Uli Hoeness. A Luis le robaban el sueño y la gloria de ser campeón de Europa con un maravilloso gol suyo. Quizá por ello aleccionó a sus jugadores de modo especial: les recordó una y otra vez que del segundo no se acuerda nadie. Ni de él ni de los bellos goles inútiles. Con Fernando Torres tuvo sus más y sus menos: antes y ahora. Dicen de Luis que conoce como nadie los secretos del fútbol, que pule todos los detalles, que establece un nexo de unión entre él y sus pupilos, y entre los propios pupilos entre sí, que es un maestro de la camaradería interna.

Apasionado del fútbol de Italia y de Brasil, ha tenido la sensación de que le había llegado la hora. No le habrá pasado inadvertido que los alemanes tenían no a un Schwarzenbeck pero sí a Sweinsteigger, igual de rubio y menos calvo. Y se zambulló en el trabajo: había que ajustar todas las líneas, establecer vínculos de apoyo entre cada puesto, desarrollar un método de concentración y recuperación defensiva, y amarrar, mediante entregas y rondos, el control del medio del campo. Ahí tuvo una intuición casi final: en los últimos partidos de entrenamiento vio que Xabi Alonso era algo más lento que Marcos Senna y que no tenía su capacidad de despliegue ni esa respuesta al trabajo a destajo hasta la extenuación. Fue toda una intuición hacia un plan perfecto.

Luis Aragonés tomó una y otra vez las decisiones correctas: España se enganchó a la inspiración y a la codicia de Villa en los dos primeros choques; resistió ante Italia y le venció por puntos en el partido y por goles en los penaltis; desarboló a Rusia con un prodigioso juego de cámara de conjunto, que le mereció ser comparada con la selección brasileña de 1970 y mantuvo el tono y la brillantez en una final memorable, memorable y con intermitencias, en la que Fernando Torres tuvo el protagonismo simbólico del gol: fue un ejercicio del destino de justicia poética. Una obra maestra del azar y un agasajo a Luis. Torres lleva años intentando triunfar y convencer en la selección, y lo logró.

Dicen que Luis estimula a sus jugadores sin complejos, con la estrategia del descampado, de la intemperie, del barrizal, basada en la variedad de recursos, la picardía y la atención máxima. Detesta las apariencias y lo políticamente correcto: el fútbol tiene para él algo de lance de supervivencia, por eso se mete en algún desaguisado. Ha formado un equipo que los niños se aprenderán de memoria, y que eran más que once, quince, quince a la hora de la verdad. Quince o 23. Un equipo que se sobrepuso a las viejas maldiciones, a la desconfianza, a la vulnerabilidad endémica, al gafe, y que ha impartido una clase magistral ante los competidores más aguerridos. El triunfo de España también reivindica el buen fútbol de Portugal y de Holanda, pero este equipo ha estado por encima de todos con goles, con imaginación, con desparpajo, con el descaro de los locos bajitos.

No se le pueden poner reparos al campeón. Si los hubo, la progresión y la victoria mitigan cualquier fisura o desvanecimiento. Y Casillas, Puyol, Xavi, Marcos Senna, Silva, Villa o Torres tienen que figurar en el once ideal de esta Eurocopa.

[Éste es el artículo que aparece hoy en Heraldo de Aragón, es el último del Diario de la Eurocopa. Lo redacté poco antes de saber que 9 jugadores integraban la selección de los mejores 23 del torneo. No está Silva, lo cual me parece una injusticia increíble, ha jugado mejor que Arshavin, que ya es decir, y sí lo están, con justicia, Carlos Marchena, Iniesta y Cesc Fábregas. Por otra parte, Xavi Hernández ha sido elegido el mejor jugador de la Eurocopa. Pocas pegas se le pueden poner a esta designación: ha jugado un campeonato espléndido.]

3 comentarios

Jesús -

Te escuché en la radio autonómica comentar el partido.Muy bien por cierto.

Blanca -

Brillante Antón.
Nadie hubiese podido describirlo con mejores palabras. ;)

May -

Luis es goyesco. Todo un carácter. Tu comentario es un poema al fútbol.¡Cómo eres, Antón!Un abrazo.