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Antón Castro

CRÓNICAS DE LA EXPO / 6. LA DAMA DEL ROCK TEMBLÓ

CRÓNICAS DE LA EXPO / 6. LA DAMA DEL ROCK TEMBLÓ

Patti Smith reunió a 8.100 personas en el Anfiteatro 43 anoche. Empezó un tanto fría, tocando las canciones más oscuras de su repertorio, empezó como si no estuviese cómoda ni con el escenario –azotado por un más que leve viento que presagia tormenta-, ni el sonido ni el ambiente, aunque siempre estuvo cercana. Recorría ambos lugares del escenario, saludaba a la gente, y poco a poco se fue entonando para culminar un estupendo concierto, especialmente en su último tramo. “Because the night” marcó un momento de especial intensidad. Ahí empezaba el clímax: la carrera vertiginosa hacia el estallido final. Luego, con otro tema de Nirvana, y composiciones suyas más duras, más punk, sedujo por completo al auditorio. Eran muchos los que decían que habían asistido a un concierto inolvidable, entre ellos el músico y compositor oscense Juanjo Javierre. Decía: “La conozco, he oído todos sus discos, he seguido su música, pero este concierto ha sido extraordinario”.

 

A mí me conmovió su personalidad, su fuerza, la seguridad que tiene en sí misma, la calidad tan personal de su voz, mejor cuanto más ruge, aunque a mí me gustó especialmente una balada final, cuyo nombre no recuerdo, que me pareció fantástica: un elogio de la voz, del canto, del rock and roll. Me gustó sus banda: poderosa, con recursos, ejercitada en los duros sonidos. Patti Smith, con su vena mística, con su inclinación al recitado de sus propios versos, es una auténtica y oscura dama del rock. Un trallazo de sonidos que excitan, que llaman a la rebeldía, al grito. Yeahh, Yeahh…

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