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Antón Castro

EL GARRAPINILLOS VENCIÓ A LA JOTA POR 2-0

EL GARRAPINILLOS VENCIÓ A LA JOTA POR 2-0

El pasado domingo, en los campos de la Federación, antes de nuestro partido con el Picasso, vimos el choque La Jota-La Puebla de Alfindén. Me dijeron que el guardameta de La Puebla había tenido un error y La Jota aprovechó la ocasión. Marcó un gol, y luego se cerró de modo numantino: La Puebla, que tiene un ariete de ésos que exigen jugar con varios ojos suplementarios, hizo lo imposible por igualar: disparó desde varias posiciones, se adueñó del ataque y generó muchas ocasiones, tampoco nítidas del todo.

 

Con esa experiencia nos enfrentábamos a La Jota. Con esa experiencia y con dos estímulos: estrenábamos el campo de San Lorenzo de hierba natural, en el que se juega estupendamente bien, y queríamos aparecer por los puestos de cabeza. El equipo en el pasado choque rindió estupendamente, y tuvo una gran seguridad en el eje de la defensa. Eduardo Pirri, nuestro goleador, tenía una convención de empresa y no pudo asistir. Eso nos obligó a cambiar un poco el equipo. Formaron: Gayoso; Diego Cali, Alfredo, Marcos, Aitor; Diego Rodríguez, Mario Calvera; Miguel Garcés, Jorge Rodríguez, Alex Fernández; Adrián Serna. Miguel y Alex Fernández salían por vez primera de titulares en un conjunto en el que todos son titulares e imprescindibles. El partido empezó bastante bien: de poder a poder, pero el control del juego nos correspondía claramente. Nuestro mayor peligro llegó en los saques de esquina: Jorge los sacó con mucha rosca al segundo palo y malogramos al menos tres ocasiones. La siguiente, de un saque más bien a media altura, entró: tocó Adrián Serna y sobre la raya de gol empujó Mario Calvera, que iba a tener una tarde goleadora. Seguimos atacando, aunque costaba mucho desbordar al equipo rival con combinaciones, con buenos pases, con el balón cosido al suelo. Como a mí me gusta que jueguen los chicos. La Jota no generaba demasiadas ocasiones, pero pugnaba por el partido; eso sí, se las veía y se las deseaba en los disparos a balón parado, en las faltas y en córneres. Un ataque por la izquierda, acabó en mano de los amarillos (La Jota), y el árbitro señaló penalti. Lanzó Mario con seguridad y fuerza, burló al portero y segundo tanto.

 

 Tras los dos goles, pareció que el Garrapinillos cedió el control del balón. Y en una jugada donde perdimos la posesión, Diego Cali hizo una falta y, además, fue sancionado con tarjeta. Poco después repitió otra falta en un contragolpe del contrario, y el árbitro lo mandó a la caseta. Era uno de esos árbitros que conocen al dedillo el reglamento y que resultan más rigurosos que si arbitrasen en Primera División.

 

Teníamos que jugar alrededor de 55 minutos con diez jugadores. Hicimos un cambio en el descanso: Alex Velilla reemplazó a Alex Fernández y se ubicó de lateral derecho. En la segunda parte, habíamos tomado el mando de nuevo con diez. De repente, Adrián Serna se quejó de haber sido golpeado y se encaró con el rival. El árbitro le sacó tarjeta amarilla. Poco después, en el momento que lo relevaba para que la cosa no fuese a mayores, se dirigió hacia el banquillo (iba a ser sustituido por  Alex Navarro), se sacó la camiseta y el árbitro le volvió a mostrar tarjeta. Expulsado. Nos quedábamos con nueve y faltaba más de media hora. Necesitábamos orden, trabajo, concentración, capacidad de sufrimiento y todo el talento del que fuésemos capaces. Ellos acosaron lo que pudieron, pero tampoco puede decirse que tuvieron ocasiones rotundas. En un par anduvieron muy cerca del portero. El árbitro les pitó un penalti, que rechazó Gayoso y abortó finalmente la defensa. Gayoso volvió a realizar un excelente partido; salvo el leve despiste ante La Puebla su rendimiento está siendo excelente.

 

Las circunstancias nos obligaron a que nosotros creásemos una defensa rocosa y expeditiva. Alex Navarro entró por Jorge; Jaime sustituyó a Miguel y Juan entró por Mario. Todos trabajaron sin desmayo. Diego corrió todo lo que pudo y lo que no estaba escrito. Aitor hizo su mejor partido y especialmente la mejor segunda parte que le recuerdo: alternó defensa y ataque con gran capacidad de combate y de despliegue por su banda; Alfredo y Marcos estuvieron como auténticos valladares. Mario Calvera jugó un partido muy serio, muy serio. Jorge corrió muchísimo, igual que Miguel… Todos. Velilla cumplió en abundancia y jugará ahí, por la derecha, el próximo choque. El partido de hoy ha tenido algo de heroico. Y fue la prueba de intensidad, coraje y entrega de todo el bloque. Hoy usamos la pizarra magnética y la necesitamos más que nunca.

 

Para la semana que viene perdemos a dos jugadores: Adrián Serna y Diego Cali, que tienden a ser los más impacientes a veces. Menos mal que vuelve Eduardo Pirri. Nos enfrentamos a un hueso de la categoría, el Delicias, en un campo espantoso, peor que un patatal, el del Hogar Pignatelli. Un terreno así, peligrosísimo para chavales (le llaman “la pista de patinaje”) no lo debían permitir ni Javier Lambán, presidente de la Diputación de Zaragoza, ni la Federación.

 

Con la victoria de ayer, sumamos 13 puntos, y tenemos un partido suspendido. Los chicos están muy ilusionados.

*Ayer, por vez primera, contamos con dos fotógrafos en el campo. Aún no tenemos las fotos, por eso pongo aquí una instantánea de Martin Munkacsi. Hubo espectadoras muy apasionadas con los dos equipos. 

 

 

 

 

 

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