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Antón Castro

ANTONIO ÁLVAREZ EXPONE

ANTONIO ÁLVAREZ EXPONE

LUGAR: Espacio de Arte del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (calle Jesús Comín, 3-5)

INAUGURACION: Jueves 10 de diciembre a las 7,30h.

DURACION: Del 10 de-12-2009 al 11-1-2010

HORARIO: De lunes a viernes, de 10 a 13 y de 17 a 21 horas.

TITULO: MONEGROS

OBRA: Dibujos y obras de pequeño a gran formato realizados en acuarela, óleo, tinta china, carbón y pigmentos en polvo, en diferentes combinaciones.

Es posible que algunos días, durante el tiempo de  la exposición, realice algunas obras en directo, empleando  técnicas  presentes en los trabajos expuestos. Si es así iré indicando aquí y también en el podrán dar información en el centro (976482621).

 

AUTORRETRATO DE ANTONIO ÁLVAREZ

A pesar de confesar sin complejos que soy hombre de fe, no creo en casi nada de lo que se suele creer.

Por ejemplo en el curriculum vitae.

Pero sí creo en aquello que sale pronto, profundo y sentido del corazón.

Tengo 47 años, dos hijas encantadoras y una casa grande con porche y olivo centenario. Trabajo en lo que me gusta, soy profesor, también soy psicólogo.

Personal y profesionalmente he conseguido todo lo que me ha interesado de verdad. Todo, menos una cosa. No conseguí convencer a Dios. Se llevó a Ana y al bebé.

Aprendí que con Dios no se negocia, que es inútil intentar comprenderle y que es imposible conocer la Realidad. Descubrí que no se consigue nada sino que se intenta y a veces llega lo deseado, que lo que llamamos control es una tremenda y peligrosa imprecisión. Descubrí que en el desierto pueden surgir las flores más bellas. Aprendí que solo el Amor nos conecta con la Verdad.

Aunque no pretendo comprenderle sigo intentando hablar con Dios.

La parte de mí en Ana y la parte de Ana en mí a veces se ponen de acuerdo, se encuentran, y entonces puedo hacer lo que más nos unió siempre: Hablar con trazos, formas y colores.

En todo lo que haga estará siempre, porque ella es mi brazo derecho y la mitad de mi corazón.

También aprendí que lo que tenga que suceder, sucederá.

Así las cosas, intento ir donde el corazón me lleva, parando cuando puedo a pintar lo que siento.

 

LOS PINTORES DE UN PINTOR

Antón CASTRO*

Fue el músico Carlos Satué quien me puso tras la pista del pintor e ilustrador Antonio Álvarez. Cuando vi su obra le dije, de forma idéntica al galerista y fotógrafo Pepe Rebollo: “¡Cuántos pintores hay en ti!”. Es cierto. En Antonio Álvarez hay varios artistas. O mejor: hay, ante todo, un pintor que va y viene por campos abiertos y encrucijadas, un pintor que no se afana en tener un estilo sino en hallar estilos, sesgos, manchas, emociones. Antonio es un pintor que enreda, que inventa, que disfruta con los materiales, con los secretos del oficio. De entrada, es un amanuense: alguien que se embadurna los ojos, el corazón y las manos con el paisaje, con lo que se ofrece, suntuoso o untuoso, ante esa mirada hambrienta de formas, de destellos, de instantáneas y de texturas. Y es también un trabajador que desprecia el cansancio o la tiranía del tiempo: crea, investiga, busca, con la paciencia del orfebre, con la voracidad de quien desea someter, temblor a temblor, ondulación a ondulación, todas las luces de las estaciones.

Donde mejor se ve a Antonio es en su estudio. Tiene dos, en realidad. Uno, en los bajos de su casa, en su bodega, repleta de marinas, de horizontes, de flores, de figuras insinuadas, de juegos con la madera, de mosaicos que copian a la vertiginosa acuarela segmentos de la naturaleza. Ahí, con esa pulsión incontenible que en él es pasión por la vida, connivencia con el misterio, opera con frenesí, a golpe de intuición, con gestos, con huellas de sombra y de luz sobre el papel, el lienzo o la madera. Ahí nos encontramos al pintor intimista y variado, que no se conforma con nada, que no se conforma con hacer siempre variaciones sobre un único tema. En la muestra se percibe claramente esta línea de investigación de Antonio Álvarez: asómense a sus plantas, a sus terrenos, a sus vaguadas, asómense a los campos desmayados y ocres donde el fuego alinea los trigales, alza muros o sigue las líneas de fuga de lontananza. Asómense a sus mares y a sus noches. Ahí se percibe qué es un pintor y el enigma de la pintura en formatos pequeños: aguadas, tintas chinas, carbones, óleo, acrílicos… Antonio Álvarez se sitúa en el centro del mundo con toda la ebullición de las imágenes.

Hay otra parte fundamental de Antonio: su condición de pintor hiperrealista que explora la huella de la decadencia en el paisaje urbano, el olvido que se instala en las casas decrépitas como un lamparón. Estas obras son tan minuciosas que Antonio invierte muchos meses en cada una de ellas. Las realiza en su taller exterior, más luminoso y despejado, a la técnica de la acuarela, de gran formato. La claridad del jardín germina y se instala en las piezas, con lentitud, con la costra de un oro viejo o el aroma de un ponche de siglos. Ahí, con calma y concentración, pincelada a pincelada. Antonio Álvarez alza sus paisajes, sus ruinas, sus bellezas demolidas o heridas por el inexorable paso de las horas y la fecundación del pasado.

En esta muestra está Antonio Álvarez al completo. El soñador, el místico, el artesano incansable del color. Aquí está un hombre de acción que encierra el mundo en el gesto de la mano y descompone, para todos, su hermosura y sus desgarros. 

 

*Hace ya algún tiempo que no veo a Antonio Álvarez. No llegué a ver este texto editado, pero lo redacté para su exposición del Museo Juan Cabré. Recuerdo que hicimos un viaje inolvidable a San Juan de la Peña para ver la exposición de Santiago Gimeno, que comisarió Dolores Durán: un viaje de tertulia, de confidencias, de pasión por la vida y por la pintura. Y ese día comprendí mucho mejor el autorretrato de Antonio y su infinita pasión por Ana: ella reaparece un día y otro día, una noche tras noche, en sus mejores sueños.

3 comentarios

Antonio -

Gracias Antón por tus amables y siempre bellas palabras.
Un abrazo.

Luis Rabanaque -

Precioso texto

Fernando -

Hermoso texto para un gran pintor.
Habrá que ir a ver la exposición.
abrazos a los dos.