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Antón Castro

DIÁLOGO SOBRE 'VIVIR DEL AIRE'

DIÁLOGO SOBRE 'VIVIR DEL AIRE'

Antón Castro (Santa Mariña de Lañas, Arteixo, A Coruña, 1959). Gallego, afincado en Aragón desde hace décadas, acaba de publicar un poemario, 'Vivir del aire' (Olifante: La Casa del Poeta), que presentaba el pasado martes en el Teatro Principal, junto a Amparo Martínez y Daniel Nesquens.

 

Por Esperanza PAMPLONA

Llegó a Zaragoza huyendo de la mili. "Tenía 18 años; poco después me encerré en una buhardilla: quería ser poeta. Poeta gallego. Aprendí a escribir a máquina cuando trabajaba de camarero y un día descubrí la narrativa".

¿Es usted poeta, novelista, periodista?

La poesía forma parte de mi vida desde la adolescencia, cuando estudiaba Electrónica. Soy lo que soy porque descubrí a Neruda, a Bécquer y a Lorca. Escribí tres o cuatro libros de poemas en gallego. Solo publiqué un poema: 'Biografía del ahogado', se titulaba. El poemario tenía un título prometedor: 'La playa de los ahogados' (‘O praial dos afogados’), y era una crónica del mar, de naufragios, de amores imposibles, de noches de plenilunio. Entonces compraba todos los libros de poesía del mar que encontraba. Era coleccionista de poemarios marinos. Luego estuve mucho tiempo sin escribir poemas. Publiqué algunas cosas en una antología de 1990: 'Penúltimos poetas de Aragón' (DPZ). Y metí la poesía en mis relatos, novelas o textos de otro tipo. Incluso en el periodismo. Para algunos soy un narrador impregnado de poesía, para otros un poeta metido a narrador. Con 'Vivir del aire' he recibido más e-mails que con ninguno de los libros, y esta idea se repite mucho en ellos.

'Vivir del aire' es el título de su poemario, ¿es también una declaración de intenciones?

Sí que lo es. A mí me sugiere ir conduciendo y escuchando la radio. Y veo el cielo y los paisajes, eso me vuelve loco. Es como si recuperase algo que está en mi raíz. También me ocurre al caminar, trato de atrapar ese mundo que está lleno de sensaciones y de otros textos de otras gentes, textos que he leído, que recuerdo, que evoco. A veces uno está agobiado, pero al final lo importante es el deseo de vivir. Y el aire encarna la exaltación de la vida. Otro móvil decisivo del libro es el amor: el sueño de amor, la locura de amor, el deseo. ‘Vivir del aire’ también es una declaración de amor a la escritura y a los lugares donde ahora vivo: Zaragoza y sus calles, como Pabostría, el Canal Imperial o Garrapinillos, con esos depósitos que son como faros o palomares abiertos a los vientos. Y a otros lugares donde he vivido, como Teruel y provincia.

Este no es un libro de poesía al uso, abunda la prosa.

Siempre me ha gustado mucho el poema en prosa. O la narración enmascarada con imágenes poéticas. Sucede en varios relatos: en esa vindicación del fantasma de Arana, en la historia de amor del fotógrafo Cepero. Ahí tenía en la cabeza, en estas formas, a Vicente Aleixandre y su 'Pasión de la tierra', a 'Ocnos' de Luis Cernuda, a 'Las cosas del campo' de Muñoz Rojas y la lírica de Juan Ramón Jiménez, a quien se le rinde un homenaje. El libro es como un álbum del camino del paseante. Se confunde con la naturaleza, evoca, denuncia, se estremece, y termina casi igual, con un tratado de intenciones. Es un libro muy narrativo: te invita a entrar en él y a quedarte.

Escribe, lee, hace televisión, presenta libros, entrena al fútbol, ¿cuántas horas tiene su día?

No lo sé. No tengo agenda. Soy un organizado en el desorden. Creo mucho en la cabeza, aunque a veces tengo despistes. Me dicen que mi cabeza es como un Google. Soy muy entusiasta y obsesivo. Pero nunca me cuestiono si me va a dar tiempo o no. No pienso mucho en el tiempo, y hay días que voy a ver los partidos de fútbol de mis hijos, aunque ya no entreno a su equipo. Siempre busco momentos para mí. El tiempo es un don que está ahí, es como el aire. Si lo pienso, me agobio. Y, en caso de apuro, se puede trampear un poco.

Por sus manos pasa prácticamente todo lo que se publica en Aragón, ¿cómo ve el panorama literario en estos momentos?

Yo no lo leo todo, pero sí hago una ojeada o le encargo a gente que lo haga. Creo que estamos en un momento muy bueno. Hay un montón de autores en todos los géneros -novela negra, otras formas de la narración y del relato, poesía- y a lo mejor no hay muchos libros maravillosos, pero sí una corriente muy interesante y plural. Creo que ha pasado algo importante. Esta es una comunidad pequeña pero muy activa y muy vital. Este es un momento que ha sido tan poderoso y arrollador que ha superado la capacidad de reacción de las instituciones.

¿Ya está trabajando en algún título nuevo?

Después de haber hecho este libro, se me ha colado un hilo, que es el del relato corto y los poemas en prosa con un nexo: el amor. Son historias de distintos personajes, la mayoría existen. En una conversación surge un tema y yo soy un poco vampiro de la realidad. Es un diálogo entre el hombre y la mujer, que se produce a través de historias breves de amor. Pero de repente me he estancado.

¿Y qué hace cuando eso ocurre?

Pues tienes que insistir. El escritor es una persona que se sienta todos los días a escribir. Pero es verdad que hay momentos de especial luminosidad. Yo soy muy intuitivo y con una pequeña idea salgo como un cazador a desarrollarla.

 

*El pasado martes, la jefa de cultura de Heraldo de Aragón Esperanza Pamplona publicaba esta entrevista en el diario con motivo de la aparición de ‘Vivir del aire’ (Olifante: Papeles de Trasmoz / La Casa del Poeta). Le agradezco mucho su generosidad y también a Rafael Campos y Ángel Anadón, responsables del Teatro Principal, y a Amparo Martínez y a Daniel Nesquens su presentación, y a todos los amigos, compañeros de prensa y de la escritura y curiosos que quisieron pasarse por allí en un día tan importante para mí: la aparición de un primer poemario modesto. Y muchas gracias también a Helga Martínez que firmó esta crónica del acto.

LA INTENSIDAD EN PROSA Y VERSO DE ‘VIVIR DEL AIRE’

 

Por Helga MARTÍNEZ

Dispuestos a demostrar que ‘Vivir del aire’ no equivale para nada a hacerlo del cuento, el mundo de las letras aragonesas se dio cita ayer en un escenario tan mágico como la antesala del Teatro Principal para arropar a Antón Castro en la presentación de su primer libro de poesía. "Es una obra muy especial para mí, porque mi sueño cuando vine de Galicia a Zaragoza era haber sido poeta, lo que ocurre es que me fui por otros derroteros", reveló Castro, escritor y periodista en HERALDO DE ARAGÓN y de Aragón Televisión.

"Se puede decir que es el libro por el mayor número de felicitaciones cariñosas he recibido desde su puesta en circulación, y confieso que es con el que más miedo he tenido a la reacción de la gente", añadió Castro, autor de una veintena de títulos.

 ‘Vivir del aire’ es, en palabras de su artífice, "un poemario con 18 textos cortitos, algunos en verso y otros en prosa, cercanos al microrrelato, por el que yo siempre he sentido mucha debilidad" [desde mi primer libro ‘Los pasajeros del estío’, publicado por Olifante hace ahora 20 años]. Y, como destacó una de las presentadoras, Amparo Martínez, es un libro dotado de una intensidad vital que abruma: "En él vamos a encontrar parte de nuestra historia colectiva, desde la realidad de la emigración de los españoles comparada con la inmigración de hoy hasta el aprendizaje del amor, pasando por la crónica del dolor de la España más negra o los mitos personales, materializados en este caso en lugares como Dublín o en la figura de los Amantes de Teruel".

Martínez, profesora de Historia del Cine en la Universidad de Zaragoza, estudiosa de Luis Buñuel y comisaria de la exposición Un perro andaluz que se muestra actualmente en La Lonja, destacó que, sobre todo, "es un trabajo hecho de retazos de Antón, que siempre se muestra entre místico, misterioso y, a la vez, nostálgico, y con una capacidad brutal para disfrutar de cada cosa que ofrece la vida".

Trinidad Ruiz Marcellán, editora de esta creación a través de la colección Papeles de Trasmoz de Olifante, agradeció al escritor su estrecho vínculo con La Casa del Poeta y el hecho de haberles elegido para publicarlo: "Supone una alegría enorme", matizó.

En el acto también intervino el escritor zaragozano Daniel Nesquens, reciente VII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, que bromeó sobre el hecho de que ‘Vivir del aire’ tendría que haber sido presentado en La Muela... Este "novelista y cuentista", como lo presentó Ruiz Marcellán, se metió al público en el bolsillo con un divertido relato inventado sobre la vida de Antón Castro y una conversación ficticia con su abuelo muerto para explicarle de qué va el libro... Vamos, que no faltó el humor en un foro en el que también se pudo ver a José Luis Corral, Miguel Mena, Miguel Ángel Yusta, Dolán Mor, Pilar Navarrete, Gabriel Sopeña, Antonio Pérez, Fernando Sarría, Luisa Miñana y la gente de la tertulia Fuentes de la mentira [y muchos más…]. Y, por supuesto, la familia del protagonista, encabezada por su mujer, Carmen Gascón: "Hace treinta años que me fui a vivir con ella, es la madre de mis cinco hijos y, por supuesto, está presente en todo el libro", enfatizó Castro antes de leer el poema ‘Los dos que duermen’.

El escritor también tuvo palabras de recuerdo para el fallecido pintor Vicente Pascual, al que dedica uno de los poemas, y para dos "ausentes por enfermedad, a los que hoy echo de menos: Rosendo Tello y José Antonio Labordeta".

*La fotografía es de José Miguel Marco.

 

3 comentarios

José María -

Mi más cordial enhorabuena, Antón. No pude estar en la presentación, pero espero nos veamos pronto y me dediques tus poemas. Un abrazo.

Juan Bauty -

Hola Antón!

Ya casi me he terminado "Vivir del Aire", y me está gustando mucho, una sorpresa porque, como ya te dije, no soy muy aficionado a la poesía, pero la verdad es que (al contrario de lo que creía) poesía no es sólo estrofas en verso y rimas más o menos bien traídas, sino mucho más, una simple frase que te haga reflexionar (o que te transporte a otro lugar y época) ya es poesía.
En fin, que un placer descubrir otras facetas de este género gracias a tu libro. ;-)

un abrazo.

Antonio -

Enhorabuena Antón y espero que hasta un futuro y cercano café en el que me dediques mi ejemplar.
Un abrazo.