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Antón Castro

LA ISABEL FUTURA

[Casi todos los años escribo un artículo sobre Teruel y sobre ’Las bodas de Isabel’. Cuando era adolescente cayó en mis manos ’Los amantes de Teruel’ y por mitología personal, por residencia en tierras turolenses, se convirtió en uno de mis libros casi fetiches. Me gusta mucho toda la fiesta y esa idea de celebración del amor en Teruel. Aquí hablaría una joven que algún día encarnará a Isabel de Segura]

 

La Isabel futura

 

Casi no recuerdo cuando empezaron ‘Las Bodas de Isabel’. Juraría que a la vez que nacía yo. Teruel se transforma durante varios días en el escenario de los amores imposibles. Teruel es la ciudad de la pasión: como la Verona de Romeo y Julieta, como el París de Abelardo y Eloísa, como la Zaragoza de Pepe Garcés y Valentina. Es una ciudad recogida, pequeña, con miradores que se abren hacia todos los caminos y los mansuetos, hacia las olmedas, el lecho de los ríos y las veredas que escalan hacia las colinas. Teruel se acomoda a mis pasos: aquí todo está al alcance de la mano y del pie, a la distancia justa de un paseo en bicicleta. Y además tiene ese laberinto de callejas y la arquitectura mudéjar y modernista que definen su personalidad. Tengo muchos lugares favoritos: el parque y la escalinata del Óvalo, la explanada de la catedral, el Museo y ese balcón que desafía todos los tejados y las afiladas torres, la plaza de San Juan, el mausoleo de Los Amantes y el mural de Jorge Gay. Cuando me pongo a soñar, no necesito otra ciudad. Siempre imagino que un día, más temprano que tarde, recibiré yo ese beso mortal del infeliz enamorado Diego de Marcilla. Me tenderé con los ojos cerrados y el deseo intacto, estremecida por el remordimiento. Esta es la ciudad de la impaciencia y del delirio, y aquí todas las mujeres somos las nietas, las hijas y las herederas de Isabel de Segura, la dama vencida por el tiempo que sale a las calles para compartir su infortunio. Me tenderé sobre la piedra y anticiparé mi adiós antes de que me redima para siempre esa boca que arrastra mi boca y el cántico de la multitud: estos paisanos que celebran el amor y la muerte en el puro volcán de la fiesta.

 

*La fotografía no tiene nada que ver con Teruel, pero esta futura Isabel turolense seguro que también va en bicicleta como esta joven retratada por el norteamericano Garry Winogrand.

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