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Antón Castro

AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL, VII PREMIO DE NOVELA 'CIUDAD DE ZARAGOZA'

AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL, VII PREMIO DE NOVELA 'CIUDAD DE ZARAGOZA'

                      El escritor Agustín Sánchez Vidal ha sido galardonado hoy con el VII Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza por su obra 'Esclava de nadie', publicada por la editorial Espasa. El premio, que tiene una dotación económica de 30.000 euros y una escultura en bronce realizada por el aragonés José Miguel Fuertes, le ha sido concedido por el “extraordinario y fabuloso personaje de Elena de Céspedes, el único hermafrodita documentado del siglo de Oro”, según han señalado los miembros del jurado al concluir su deliberación. Asimismo, han indicado que la publicación cuenta con “una gran recración histórica de la época, un lenguaje culto y una lectura apta para todos los públicos, porque es muy entretenida y ágil”. En la presente edición han concurrido un total de 34 obras correspondientes a 22 editoriales. El galardón se entregará el próximo 26 de mayo en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Zaragoza.

                      El jurado del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza ha estado compuesto por Juan Bolea, Almudena de Arteaga, María Corona Iglesias, Santiago Posteguillo, Magdalena Lasala, Luisa Miñana y Alfonso Mateo Sagasta. El jurado, que se ha reunido esta mañana en el salón de actos del museo Pablo Gargallo ha designado también un finalista, Manuel Francisco Reina, por su obra 'La emperatriz amarga', de Roca Editorial, por “su destacada recreación de la Roma de Adriano y Trajano, los dos césares hispanos, y su maravillosa visión intimista y lírica, así como la extraordinaria calidad literaria”.

 

*Nota del jurado y del Ayuntamiento de Zaragoza.

 

Cuando apareció la novela publiqué esta entrevista con Agustín Sánchez Vidal. La repito ahora. Y con ella mi enhorabuena.

 

“Elena de Céspedes

 fue la primera mujer

cirujano del mundo”

 

"El sexo es la clave

del personaje y de

su juicio inquisitorial”

 

 

 

El próximo martes, sale la nueva novela del escritor: ‘Esclava de nadie’ (Espasa), la historia de Elena de Céspedes, una transexual mulata, morisca y esclava que se casó con un hombre y después con una mujer. Llegó a ser una gran cirujana y fue procesada por la Inquisición en 1587.

 

¿Quién fue Elen@ de Céspedes?  

--Se trata de un personaje real. Hermafrodita, por más señas. Y uno de los casos más extraordinarios de coraje en nuestra historia. Alguien que nace esclava, mulata, en un entorno morisco, pobre de solemnidad. Que se casa como mujer y tiene un hijo, para luego participar como hombre en la guerra de las Alpujarras. Y termina contrayendo matrimonio con una mujer y siendo cirujano, con dos títulos. El primer caso que se conoce en todo el mundo de alguien que lo lograse teniendo el sexo femenino, porque el oficio estaba prohibido a las mujeres.

-¿Qué le atrapó de un personaje así?

--Por supuesto el hermafroditismo es esencial, porque lo singulariza ya de un plumazo. También su nacimiento en esclavitud, un tema muy poco tratado en nuestro país. Pero hubo una razón añadida: que el lector actual podía seguir la historia con naturalidad, sin que las truculencias del caso tapasen a la persona. Si hubiera nacido ahora, en Alhama de Granada, Céspedes no tendría ningún problema: habría podido someterse a una operación de cambio de sexo por la Seguridad Social, alistarse en el ejército y, por supuesto, ejercer la cirugía.

 

-¿Qué novela quería escribir exactamente? Abarca la vida completa del personaje

--Al estar narrada desde la doble perspectiva de un proceso judicial y la memoria de Céspedes, puedes detenerte en su vida de una forma selectiva, y eso es muy eficaz para que la acción no se estanque. Además, llevó una vida tan ajetreada que contarla toda habría dado para el doble o triple de páginas. Y yo quería algo sintético, intenso, con mucho nervio.

¿Podría decirse que es, ante todo, una novela sobre la identidad sexual?

--Sin duda. Era una cuestión muy debatida entonces, cuando uno de los discípulos del anatomista Vesalio reivindicaba el descubrimiento del clítoris. Y sigue siéndolo ahora, cuando la transexualidad está a la orden del día, en los titulares de los medios de comunicación.

En la novela no dejan de pasar cosas. ¿Cómo se ha planteado el ritmo del libro?

--Cada momento tiene su propio ritmo. No puedes contar del mismo modo una guerra que el aprendizaje del oficio de cirujano. Pero he pretendido que fuera ascendente, a partir de los sucesos que van marcando al personaje protagonista. De modo que culmina en un proceso judicial en el que lo tiene todo tan en contra que será un milagro que pueda salir con vida. En realidad, fue lo que pasó. Una de las cuestiones que me quitan el sueño es cómo contar las cosas del modo más eficiente y enriquecedor. Lo demás me parece secundario.

¿Era tan importante el arte de la costura en la época?

--Sí, para una mujer que pretendía vivir de su trabajo con cierto grado de emancipación. La costura era de los pocos dignos que estaban a su alcance. Además, la destreza que adquiere Céspedes como tejedora, calcetera y sastre es fundamental para su desempeño como cirujano. Al parecer, era un cirujano excepcional.

Uno de los capítulos más reveladores del libro es la historia de amor con Ana de Albánchez. Elena pasa a ser Eleno…

-Ana de Albánchez es algo deslumbrante en su vida. Todavía en el proceso judicial se transmite ese fogonazo. Incluso estando en la sala de audiencias de una cárcel, ante un tribunal inquisitorial, se deduce esa fascinación. Es el deseo en estado puro, la potencia de la sexualidad femenina en todo su esplendor, una fuerza desatada de la Naturaleza.

¿Cómo ha afrontado la descripción del erotismo?

--La clave de todo el juicio y del personaje es el sexo. O coges ese toro por los cuernos, o no hay historia ni protagonista. Cerca de la mitad del proceso –muy cerca ya del final-- hablan una y otra vez del sexo. Y de forma muy pormenorizada, con los detalles más escabrosos.

Otro gran personaje del libro es María del Caño…

--Cuando decide casarse con Eleno de Céspedes, María demuestra una determinación y valentía admirables. Tiene poco más de veinte años, es una chica de pueblo y se ve envuelta en turbulencias que habrían echado atrás a la más templada. A mí me parece conmovedor que se comportara como lo hizo, sabiendo que podía acabar en la hoguera por apoyar en todo momento a su marido.

¿Cómo valoras la guerra de las Alpujarras? Ahí juega con el mito de la doncella guerrera.

--La guerra contra los moriscos fue una de las más feroces y terribles de este país, quizá sólo superada por la de la Independencia y nuestra última guerra civil. Y el travestismo femenino en los ejércitos europeos, de esa época te deja pasmado. Por aquel entonces se ingresaba en la vida adulta mucho antes que ahora. Se alistaban con 16 y hasta con 14 años. Y muchas mujeres se camuflaban entre estos adolescentes barbilampiños.

Se cita varias veces el ‘Discurso de la dignidad’ de Pico Della Mirandola. ¿Es esa la palabra clave de la novela?

--Sí, y también de la libertad, porque Céspedes nace esclava e hija de esclava. En esa cita de Pico de la Mirandola está seguramente la quintaesencia de esta historia: la dignidad humana entendida como la asunción de una identidad propia, a partir de las decisiones individuales. ¿Necesitamos esperar otros cuatro siglos para proceder en consecuencia con otra serie de reivindicaciones similares?

 

*La foto es de José Miguel Marco.

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