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Antón Castro

JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE VISITA ANTÍGONA CON 'LAS OLLERÍAS'

JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE VISITA ANTÍGONA CON 'LAS OLLERÍAS'

 

 

Estimados amigos/as, 

 

El próximo lunes  a las 20 h., Joaquín Pérez Azaústre presentará su último libro de poesía, LAS OLLERÍAS, con el que obtuvo el Premio Loewe, en Librería Antígona de Zaragoza (C/ Pedro Cerbuna, 25).


Acompañando al autor estaremos José Luis Rodríguez García y yo mismo.

Un saludo.

 

David Mayor.



Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) ha publicado las novelas América (Seix Barral, 2004), El Gran Felton (Seix Barral, 2006) y La Suite de Manolete (Alianza, 2008). Sus libros de poemas son Una interpretación (Rialp, 2001), Delta (Visor, 2004), El jersey rojo (Visor, 2006) y El precio de una cena en Chez Mourice (Algaida, 2007). Incluido en varias antologías, ha sido galardonado con los Premios Adonais y Fundación Loewe de creación joven, entre otros, además del presente.
En palabras de autor, " Las Ollerías es una avenida de Córdoba transformada en un espacio simbólico de la memoria: un territorio en el que es posible la reconstrucción personal a través del poema, convertido en una fortaleza del ser".

 

LA MISIÓN 

 

Se escribe contra todo y contra todos.

Es una realidad:

la vida no es proclive a la escritura.

Esto se comprende en un principio:

luego ya se ha hecho tarde para una retirada.

Primero es una fuerza colosal

y hay que revelarla en la familia,

definir un destino y una vocación.

La etapa dura años. Un libro después,

comprendes que la pugna empieza ahora,

que no acabará nunca, si es que en el trayecto

no terminas tú contigo mismo.

Y no va a pasar nada.

Ver nacer a los hijos, ver sentarse a los viejos

y advertir en sus rasgos nuestros rasgos también.

Escribo como recuerdo,

escribo para acordarme a mí mismo.

Me gustaría volver a escribir:

Al principio dormíamos desnudos.

O escribir: Me despierto. Anochece

y escucho unos murmullos sobre el agua,

el aleteo aterido sin las gotas de sol.

Creo ver a mi padre, anciano y aún robusto,

guiando las primeras brazadas de mi hijo.

Me gustaría, sí, pero no puedo,

por más que esto se trate de una confesión,

aunque yo sea más viejo, aunque mi padre

sea mucho más joven que hace años.

Sin embargo, ¿qué hacer, y hacia dónde mirar,

si no es la sustancia de un buen texto?

No se trata tanto de realismo,

ni de una exactitud artificial:

quizá ser un licántropo del tiempo

consista únicamente en recoger

todos los fragmentos de la foto,

para poder guardarla en el armario

de las horas futuras.

 

(poema incluido en ‘Las Ollerías’)

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