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Antón Castro

VICTORIA DEL GARRAPINILLOS, 4-3

VICTORIA DEL GARRAPINILLOS, 4-3

IV CRÓNICA. GARRAPINILLOS, 4 – SAN JUAN, 3

El Garrapinillos regresaba al campo de San Lorenzo. Y lo hacía con mucha ilusión, con mucho ánimo. Ha sido una semana intensa de entrenamientos y de preparación física bajo la dirección de Jesús Ángel. Llegaba el San Juan de Mozarrifar, que había cosechado una derrota y dos empates. Llegaba con dos puntos. Nosotros teníamos un magnífico sabor de boca del partido con el Santa Isabel y queríamos ratificar el buen juego, la concentración, algunos hallazgos tácticos que deseábamos que fueran algo más que experimentos específicos de un choque. Hacía mucho calor. Se regó un poco el campo, durante el calentamiento; el árbitro, muy meticuloso, advirtió de la severidad de sus normas: solo cinco en el banquillo, con petos, y el delegado. Y el entrenador. Y ni una protesta.

El balón se echó a correr. Las fotógrafas hicieron el retrato de grupo: nuestro primer retrato de la temporada. Formamos como la semana anterior, era la primera vez que repetíamos equipo: Luis; David Mateo, Jorge Beltrán, Dani Pequerul, Rafa; Enrique Alcubierre, Javier Lacabe (capitán), Diego Rodríguez; Óscar Cambra, Eduardo Pirri y Eloy Mateo. Se quedaron en la reserva: Alberto Luna, Alberto Rubio, Jorge Rodríguez, Enrique Romero y Jesús Ángel. El San Juan de Mozarrifar empezó algo peor, generamos varias ocasiones, pero ellos se hicieron pronto el mando del partido sin un dominio contumaz: al Garrapinillos le costaba mucho mantener el centro del campo. Ellos hacían acopio de balones, iban mejor de cabeza, parecían tener más hombres en la medular. Y en una jugada al contragolpe, con fallo nuestro incluido, se pusieron por delante. Durante todo el partido íbamos a estar un poco fallones: medíamos mal el salto, estábamos imprecisos en la salida del balón, a Lacabe le costaba entrar en juego, tendía a meterse entre los centrales (lo había para buscar el balón e iniciar el ataque), y a Diego y a Quique Alcubierre. Sin embargo, poco a poco nos fuimos haciendo con el partido y marcamos tres goles: Óscar, Eloy, con la derecha, y Pirri, con su peculiar sentido del remate. Así concluyó la primera parte.

Nos fuimos al vestuario tranquilos, aunque no demasiado convencidos del juego. Era mejor el resultado que la calidad del fútbol. No habíamos juego bien, pero habíamos sido efectivos. San Juan nunca dio nada por perdido. Y la prueba fue que logró ponerse 3-3 en la segunda parte: fallamos en pequeños detalles, perdimos la espalda y nos entraron por las bandas. Dos goles, no demasiado brillantes, pero dos goles. La tarde se puso vibrante. Hoy los revulsivos no funcionaban: ni Jorge Rodríguez, que buscó sus centros, lanzó buenos córners y faltas medidas, ni el regreso de Enrique Romero, que no había sido convocado hasta ahora, aunque se le ve con muchas ganas. Esta va a ser una buena temporada para él. Y Óscar Cambra volvió a pelearse con el larguero; aún así fabricó espléndidas jugadas que culminó en tiros con la derecha y con la izquierda que se fueron arriba por poco.

El que sí iba a ser revulsivo era Alberto Rubio. Fue el quinto cambio en lugar de Rafa; Enrique Romero retrasó su posición. Y cuando faltaban apenas dos minutos, Diego Rodríguez cogió un balón, se internó en el área, desbordó a dos o tres, e hizo el pase de la muerte: allí apareció Alberto Rubio, con el catorce a la espalda, que se anticipó a los defensas y al arquero. 4-3 para los locales: 4-3 para los rojillos de San Lorenzo. El Garrapinillos ganaba con mucho sacrificio, con mucho esfuerzo y con algo de fortuna.

El equipo no ha estado tan bien como el domingo pasado. Le faltó control, serenidad, mayor dominio del balón, precisión en los pases, y le sobraron errores defensivos: pérdida de colocación, disputas tibias de balón que se acaba llevando el rival, falta de concentración e intensidad, le sobró un poco de pasividad. Eso no quiere decir que sea solo impericia de la defensa: los demás tienen que robar, defender, fajarse. Con todo, ha habido signos positivos: el equipo mostró capacidad de reacción, sentido de la pelea, ambición de victoria; Óscar Cambra ha jugado probablemente su mejor partido; Diego Rodríguez sigue teniendo una velocidad secreta que no pierde ni cuando el partido está muriendo, Eloy, medio lesionado, marcó un golazo, Eduardo Pirri las busca todas por alto, Jorge Beltrán tuvo momentos muy buenos, Alberto Luna está cada vez mejor, Alcubierre trabajó a destajo como siempre, y hay, hay sed de victoria. La suerte, en esta ocasión, jugó de nuestro lado.

 *El capitán y hoy, de nuevo, medio centro Javier Lacabe en una foto de Aloma Rodríguez del año pasado.

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