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Antón Castro

TRES POEMAS DE MAYUSTA

[El próximo día doce de enero, Miguel Ángel Yusta, experto en coplas y jotas, rapsoda por aquí y por allá, viajero contumaz de la noche parisina, presenta su nuevo poemario: ‘El camino de tu nombre’, un libro de exaltación de la amada, del amor, del deseo, del erotismo recuperado. Miguel Ángel está enamorado de nuevo y es feliz: este libro tiene ese hálito. El aliento del amor recobrado, la ilusión por encontrar a alguien con quien compartir la primera luz de la mañana.]

 

 

TRES POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL YUSTA

 

 

                        I

 

ESTA NOCHE

 

Te quería decir en esta noche,

cuando ya nadie habita en la distancia

y dormidos los pájaros

es el silencio dueño de las vidas.

Te quería decir, y te lo digo

—aunque a veces me corte las palabras

el saber que tu oído las escucha

y tus ojos las miran–

que esta tarde cuando volvía a casa,

tan silencioso y solo,

mientras sobrevolaba el pensamiento

utópicos lugares,

de pronto, te me has aparecido

con tus ojos profundos

y tus manos repletas de caricias,

abierta la sonrisa,

piernas de adolescente, apresuradas

por llegar a mis brazos

y rodearme fuerte con los tuyos.

Tu cabello jugando con el viento,

extendidas las manos en el aire,

presentidas caricias.

Venías, llegabas y te quedabas...

Entonces he sentido que la tarde

se llenaba de luces

y que toda la gente sonreía.

Que aún era hermoso el mundo

y los taxis, las casas, los semáforos.

Que las tiendas, las calles, las aceras

se llenaban de luces de repente

e íbamos del brazo, felices como niños.

Pero esta tarde no has aparecido.

Por eso te lo digo,

que te he echado de menos en las horas

que otro día mataban poco a poco.

Y aunque al subir a casa

ha sonado el teléfono y me has dicho te quiero

por un momento, amor, por un momento,

las luces se apagaron en mi alma...

Por eso te repito,

pero tal vez callarme debería,

que cada tarde, amor, que cada tarde,

me dejes que la acabe entre tus brazos.

 

 

 

                        II

 

 

 DESLIZABA la tarde sus cuchillos

y penetraba el frío estremeciendo

la nieve de tus hombros.

Miraba con tus ojos la ventana

iluminada de paisajes ocres

y, en la prisión de la melancolía,

uníamos las manos.

Las flores amarillas y marchitas

derramaban sus lágrimas postreras

antes de perecer en el olvido.

Entonces sonreíste

y abrazaste mi entera soledad.

En ese mismo instante

yo deserté por fin de la tristeza.

 

 

 

 

                                   III

 

NO SUELO HACER POEMAS cuando despunta el día,

tal vez mi poesía sólo vive de noche.

Hoy ha sido distinto:

ha quedado en mis sábanas aroma de tu piel,

en mis ojos la huella marina de los tuyos,

sobre mi cuerpo marcas de tu pasión silente

y en mi alma, indeleble, la huella de tu paso.

Cuando te has ido,

todavía dormida la mañana,

has dejado mi ser deshabitado.

Te has llevado jirones de mí mismo

que yo te doy como pobre regalo

porque, a cambio, mujer alada y suave,

han quedado las playas de mi vida

ya para siempre inundadas de ti.

 

 

*Todas las fotos son de Signe Vilstrup, salvo la de Miguel Ángel Yusta que pertenece a su archivo personal.

6 comentarios

Blanca -

A ver si puedo pasarme y saludarte Miguel Angel..!! ;D

Antonio Pastor Gaitero -

Miguel, un placer leerte y compartir contigo mar y poesía, se siente latir el pulso de la vida en tus palabras. Un fuerte abrazo. Antonio Pastor.

charo carceller -

Me han gustado mucho tus poesías, como siempre....¿es verdad que te has vuelto a enamorar? Si es así me alegro mucho por Tí. Un abrazo.

TONY -

imposible saber hora y lugar, sólo se lee que es el día 12 de enero. ¿Podéis ser más explícitos? Los amigos y fans de Mayusta os lo agradeceremos.

mayusta -

...la foto mía es de Columna Villarroya, esa magnífica persona y fotógrafa...

mayusta -

Muchas gracias, Antón. Un fuerte abrazo.