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Antón Castro

TRECE AL SOL. AMPARO MARTÍNEZ / 7

TRECE AL SOL. AMPARO MARTÍNEZ / 7

 

Amparo Martínez Herranz es profesora e historiadora del cine y del arte, e investigadora de las salas de cine de Zaragoza. Actualmente trabaja en un proyecto sobre ‘Viridiana’ de Luis Buñuel.

 

“En verano me quito el reloj, es una especie de ritual”

“Todos los veranos vemos la trilogía ‘El Padrino’ de Coppola”

“La llegada al Pórtico de la Gloria fue una experiencia increíble”

 

Antón CASTRO

-1.¿Qué hace una historiadora del cine en verano?

-Aprovechar que han terminando las clases para acabar de escribir los textos que no es posible rematar durante el curso. Y también descansar viendo buenas películas y buenas series, por supuesto.

 

-2. ¿Dónde veranea? ¿Es de hábitos fijos, cambia de lugares?

-Una mezcla. Pasé mucho años veraneando en Broto, que recuerdo como un lugar idílico y que asocio como mis primeras salidas en pandillas y con las verbenas en las fiestas de Oto. Ahora combinamos unos días de escapada para conocer lugares nuevos con otros pocos días de reposo en la casa de mis suegros, en Hospitalet del Infant, en el Mediterráneo.

 

-3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?

-Me gusta el sosiego de Hospitalet es un lugar tranquilo y familiar, pero soy de montaña. El fresco de la tarde cuando cae el sol, los olores y los paseos por el monte son lo mejor para cargar las pilas. También me quedan algunas reminiscencias de pueblo. Mi abuela era de Mallén y recuerdo que, cuando ella vivía, ir a pasar unos días allí era toda una fiesta. Disfrutaba de lindo en el corral o yendo a recoger patatas a la huerta de mi tío José Antonio. Aparte de esto, considero Uncastillo como mi pueblo adoptivo. Entre los 17 y los 25 años estuve yendo allí de campo de trabajo y aquellos veranos fueron sensacionales. Nos dábamos la paliza de día y continuábamos por la noche charrando y  cantando en la fresquera de la casa en la que estábamos alojados hasta las tantas de la madrugada. Creo que no he bebido tanto café en mi vida para aguantar despierta.

-4. ¿Qué hace que no suele hacer el resto del año?

-Procuro aprovechar para hacer todo aquello que normalmente no puedo con el trajín del trabajo. Aunque creo que nos pasara a muchos, sólo consigo poner en práctica la mitad de lo que me propongo. Me gusta investigar platos nuevos en la cocina, coser, dibujar (voy comprándome cuadernos durante el año que luego no termino), montar en bici, jugar al parchís o las cartas con mis hijas. Y lo mejor de todo me quito el reloj, es una especie de ritual que disfruto cuando empiezan las vacaciones.

 

-5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?

-Recuerdo como algo especial el verano en que mis padres y los cuatro hermanos hicimos una ruta por el Norte de Castilla hasta Santiago de Compostela montados en un Renault 12. Yo, que soy la mayor, tenía 11 años y mi hermano pequeño 2. Vamos, que mis padres fueron unos valientes. Íbamos parando en todas las ciudades y pueblos que podíamos y mi padre nos explicaba con entusiasmo los monumentos más importantes. La llegada al Pórtico de la Gloria fue una experiencia increíble, todavía nos acordamos todos en casa. Creo que mi afición la arte viene de este viaje.

 

-6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo ha sido esa época?

-En cada época de la vida el verano es diferente. Las vacaciones interminables de la infancia que parecían eternas y en la que se podían hacer montones de cosas; la pandilla adolescente en la piscina y, además de los primeros ligoteos, las primeras lecturas sosegadas al fresco, sobre la toalla. Recuerdo que así leí ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez. Y ahora también tiene sus alicientes. Por un lado el cambio de ritmo con tres mis hijas; aunque yo no tenga vacaciones a la vez que ellas se transforma la actividad en casa y es todo algo más sosegado. Y también es la época en la que puedo disfrutar con más calma de los amigos, haciendo ‘investigaciones gastronómicas’ por Zaragoza, probado bares o restaurantes nuevos, conversando…

 

-7. ¿Cuál es su mejor recuerdo?

-En general las largas sobremesas que permite el verano. Con la familia, con los amigos… el poder estar hablando de lo divino y lo humano sin medir el tiempo.

 

-8. ¿Qué tipo de lecturas realiza en estos días?

-Simplemente procuro dedicar más tiempo a leer, el que no tengo durante el año, sobre todo novelas y también libros de historia o biografías que me divierten especialmente. Este año tengo como aliciente en la maleta ‘Libertad’ de Jonathan Franzen.

 

-9. ¿Qué libro, qué cuadro, qué museo, qué película o qué canción están asociados a un verano inolvidable?

Si tuviera que elegir un libro asociado con el verano sería ‘La Regenta’ de Clarín, la novela gracias a la que empecé a hablar con el que ahora es mi marido cuando empezamos a tontear. El cuadro es ‘El hijo pródigo’ de Rembrandt, que siempre me había interesado y que me impactó cuando pude verlo en el Hermitage hace unos años. El museo, sin duda, el Louvre, que mis hijas siempre están dispuestas a ver, porque lo de las momias de la sección egipcia las cautivó cuando fuimos por primera vez. Tratándose de películas en mi casa el verano está asociado con ‘El Padrino’ de Coppola, porque en esta época del año, siempre que podemos, nos vemos la trilogía completa en tres noches consecutivas. Y en cuanto las canciones resulta más difícil. Cada año elegimos por consenso familiar una que escuchamos durante los viajes más largos cada vez que nos montamos en el coche. El año pasado creo que fue ‘Voy de negro y me preguntas el porqué’ de Loquillo.

 

-10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?

-No asocio los veranos con un gran personaje. Quizás si tuviese que nombrar a alguien sería a Luisa Javiera, una monja del colegio, excepcional, de las que se ponían vaqueros y nos hablaba de lo que nadie se atrevía a contarnos. Nos llevó durante muchos años de campamentos y esa experiencia fue para mis amigas y para mi todo un descubrimiento vital.

 

-11. ¿En qué han cambiado los veranos?

-En que tengo menos tiempo para descansar y en que cada vez me queda peor el bikini.

 

-12. ¿Cómo resumiría el espíritu del verano en un tuit?                                               

-Siempre que se puede el verano es tiempo para cambiar de ritmo, para pararse, posar las cosas y pensar. Y para disfrutar simplemente de estar. Sola o con más gente. Eso es todo un lujo.

 

-13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?

-Acabé de redactar la tesis doctoral en la playa, el día de San Roque cuando empezaban las fiestas en Hospitalet del Infant. Me había llevado el ordenador, la impresora… todo. Terminé de escribir el último folio, me di un baño en el mar y disfruté de ese momento como nunca. Todavía me acuerdo todos los 16 de agosto y lo celebro con un buen vermut.

 

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