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Antón Castro

VÍCTOR MENESES: UN DIÁLOGO

ENTREVISTA. VÍCTOR MENESES. DIBUJANTE E ILUSTRADOR

Premio cartel del Pilar 2012

 

 

“Mi cartel es color, mofletes y un trazo muy dulce”

 

Cuando era niño, Víctor Meneses (Zaragoza, 1985), dibujante e infógrafo de HERALDO, iba a comprar con su madre. Ella le solía decir que anotase la lista de la compra: leche, gallegas, pan, y él, en vez de escribir, hacía dibujos. Poco más tarde, su madre decidió llevarlo a clases de arte a un bajo del paseo de la Constitución; y más tarde fue a Atrium. Con once o doce años, estuvo unas semanas con los más pequeños, pero pronto lo subieron con los mayores. Un día pintó un busto y un profesor no solo se burló de él sino que le pintó coletas al personaje y dijo, para todos, que se parecía a Antonio Banderas. Víctor Meneses se marchó llorando y tardó más de dos años en regresar a clases de dibujo y pintura.

-¿Qué hizo luego?

-Me apunté a teatro en Corazonistas. Durante dos cursos tuve de profesora a Marisol Aznar; hice teatro siete años. Escribíamos las obras al principio y llegamos representar 'Sueño de una noche de verano' de Shakespeare.

-¿Cómo vivía las fiestas del Pilar?

-Como un fogonazo. Me encantaban la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, y el pregón: tenía la sensación de que allí pasaba algo grande. Y me encantaba el parque Bruil: se recreaba un castillo medieval que me parecía como un parque temático.

-¿Pensó alguna vez en hacer un cartel?

-No se lo va a creer, pero sí. Uno de los primeros carteles que se instalan en Zaragoza es en un ‘mupi’ de la plaza de San Miguel, muy cerca de mi casa. Siempre he soñado con algo así: con ganar este premio y con exponer mi obra en toda Zaragoza. No existe una campaña de publicidad tan eficaz y rápida como la del cartel del Pilar.

-Antes de que llegase su gran momento, usted estudió periodismo.

-Yo quería hacer periodismo de calle, contar lo que pasaba. No sabía, en modo alguno, que también se puede hacer periodismo de actualidad con el dibujo o la caricatura. Y he sido periodista pilarista en tres ocasiones, en este mismo suplemento, en los últimos tres años.

¿Qué pasó?

El primer año salí con cien euros y contaba lo que me pasaba. Utilicé el procedimiento de 'Sin noticias de Gurb' de Eduardo Mendoza: contaba en primera persona lo que pasaba a cada hora, con un poco de humor. El segundo año me vestí de baturro y llevé cien euros pero en adoquines. Me pasaron cosas simpáticas: a cambio de tres kilos de adoquines me invitaron a comer en el Carpanta.

¿Qué sucedió el tercer año?

Seguía vestido de baturro e iba de aquí para allá sin límite de dinero. Hablaba de camareras que me gustaban, de conciertos, de lo que me ocurría y de lo que fabulaba. Abrí un blog y la gente me paraba por la calle. Un día, una vecina me paró y me dijo: “Víctor, ¿te vas a disfrazar para Todos los Santos?”. Le dije que no, claro, y me confesó: “A mí no me gusta el Pilar. Mi padre murió por esas fechas y no he salido a la calle en fiestas desde entonces. Gracias a ti y a tus crónicas he vuelto a vivir el Pilar como cuando estaba él”. Aquello me emocionó.

-No es para menos. Vayamos con el cartel. ¿Cuál es su historia secreta?

-Me he presentado en tres ocasiones. En cuanto fallaban el premio, y no ganaba, ya me ponía a pensar. Había barajado varias soluciones que no me convencían. Yo duermo con libreta y lápiz al lado, y un día soñé con una especie de mantón bordado con todos los elementos de la fiesta. Y ahí entra mi chica Beatriz Melús, que fue jotera en Baluarte Aragonés. Cogí la figura de la baturra porque Zaragoza para mí es femenina y bella, fuerte y natural, es auténtica y peculiar. Y sobre su perfil hice un cartel que tiene color, mofletes y un trazo muy dulce. Esa es la clave del éxito.

-¿Quiénes son sus maestros?

-He aprendido mucho de mis compañeros de diseño y maquetación. Son muy creativos y me apoyan siempre. Y, desde luego, admiro mucho a Javier Mariscal, Eva Armisén y a Marc Chagall. A mí me gusta el arte naïf con esa ternura: soy ingenuo y sentimental. El mío es un humor de niño perplejo. Quiero hacer un arte optimista que te alegre el día en cuanto lo ves.

-Este año vuelve a diseñar este suplemento de fiestas. ¿Cómo se lo ha planteado?

-Me siento más responsable que nunca. Quiero hacerlo muy bien. Si en años anteriores he rendido homenaje al circo o he colaborado con Beatriz Entralgo, ahora son mis personajes los que recorren el suplemento: César Augusto, los Cabezudos o mis criaturas favoritas, claro, la jotera y la Virgen.

-También va a hacer una viñeta. ¿Cómo será?

Un dibujo que cuente una historia, donde se mezcle la reflexión y el humor. Hacer reír siempre es lo más difícil. A mí me gusta mucho el Pilar de día: me encanta salir de paseo, mezclarme con la gente y disfrutar de ese colorido de la Ofrenda, que es el más amable y fascinante de todo el año. No se lo va a creer: tengo 26 años y no he faltado ni una sola vez.

 

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