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Antón Castro

'DÍAS DE FIESTA': FERNANDO MALO

DÍAS DE FIESTA

Fernando Malo (Zaragoza, 1957) es ceramista y restaurador de monumentos públicos. Es un especialista en alfarería mudéjar.

 

 

“Los fuegos artificiales me siguen cautivando”

 

 

-¿Qué significa el Pilar para usted?
Fin total de la época veraniega, entrada al frío y al invierno.

-¿Qué es lo que más le gusta o le disgusta?
Me gustan las masas en movimiento de un sitio a otro, ocupar las grandes avenidas y apretujarme en el Tubo.


¿A qué recuerdos están asociados estos días?
De pequeño, a los cabezudos, las ferias y el circo; de adolescente, a conciertos varios y a Manolita Chen; de adulto, la Ofrenda con la familia o por la tele.

¿Qué suele hacer? ¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?
Lo justo, visitar a los colegas ceramistas y artesanos en la Plaza de los Sitios y el día del Pilar alcahuetar con mi cámara de fotos y tomar vermut por el centro. Los fuegos artificiales me siguen cautivando con esa sensación de principio y fin. Arte efímero, sonido y luz.


¿Cuál es su lugar predilecto?
La Parroquieta de La Seo.

¿El Pilar es tiempo de charangas, de Gigantes y Cabezudos, de circo, de teatro, de grandes conciertos, de aventuras amorosas...?
Para mí es una fiesta más de las tantas y tantas y tantas que vivimos durante todo el año. Parece que nuestra sociedad actual es un sinfín de celebraciones constantes, para olvidarnos de las penas o para consumir más. 

Si tuviera que contarle a un foráneo las claves o el embrujo de las fiestas del Pilar, ¿qué le dirías?
Pasea por las calles, habla con los maños, prueba las tapas y tráete buena chaqueta por si acaso. Lo demás depende de ti.

¿Qué le dice la Ofrenda?
Desgraciadamente, mucho. 

¿Cómo se vive el Pilar desde la cerámica, desde la creación artística? 
Desde la cerámica, gracias a Dios, se vive, alejado de los tópicos del adoquín, la virgen del Pilar, la cerámica de Muel y la calle Alfonso.
Desde la creación artística se vive también, como siempre, abierto a todas las sensaciones. Ha habido años en los que he encontrado la inspiración en el rincón más inesperado y otros en que la inspiración estaba en el bocadillo de calamares.


¿Cuáles son las dos o tres mejores anécdotas que ha vivido? 
No puedo hablar de anécdotas. Soy de una generación en la que las fiestas del Pilar en mi infancia eran muy “relajadas”,  “de capital”. Luego descubrí las fiestas de los pueblos... ¡Eso sí que eran fiestas! Después Zaragoza quiso recoger lo bueno de las fiestas rurales... Peñas, verbenas populares, liberación, el fin de la dictadura…
Ahora creo que estamos saturados de fiestas y que su celebración ya no está justificada por sus motivos originales. Ahora nuestra sociedad nos ofrece una fiesta constante, solapada a menudo y principalmente enfocada en intereses económicos.


¿Quién ha sido el gran personaje de sus ‘pilares’?
La jota, que por desgracia en esta tierra parece que sólo existe en estos días. ¡La jota es algo magnífico! Siempre cuento que me extraña que en esta ciudad no se pueda escuchar/ver/disfrutar de la jota normalmente en ningún espacio público o privado. No podemos presumir ante las visitas de amigos forasteros de nuestra jota. Fue en Barcelona de estudiante, cuando pude descubrir y disfrutar de la jota. No me imagino viajar a Andalucía y no encontrar ningún espacio para disfrutar del flamenco. ¡Vivan las Fiestas del Pilar!

 

*La foto de Fernando y su equipo es de Antonio Ceruelo y el Estudio Selenio.

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