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Antón Castro

UN AMOR DE VIOLA EN PARÍS: TITA

UN AMOR DE VIOLA EN PARÍS: TITA

Tita, una pasión de Viola en París

 

Edita Hirschová, una artista judía checa que acabó en Auschwitz, fue su novia, barajaron casarse y lo introdujo en la revista surrealista ‘Le Main à Plume’

 

PIES DE FOTO. ANDRÉS FERRER

Un espectacular retrato de la artista Edita Hirschová en bañador. [Esta es la foto que debiera mandar: estamos en verano… y no se ha visto nunca.]

 

 

 

Antón CASTRO

José Viola Gamón (Zaragoza, 1916-San Lorenzo del Escorial, 1987), Manuel Viola para la historia del arte, vivió peligrosamente. Militante del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), de tendencia trotskista, y combatiente en el frente del Ebro, escapó a Francia, y allí participó en numerosas escaramuzas del maquis, de la resistencia contra los nazis que ocuparon París y del surrealismo más activo y revolucionario, en el que militaba, entre otros, el poeta Benjamin Péret, que había combatido en el frente de Teruel. Viola recordaría: “Llego a París, amistad con Péret, Dora Maar, Picasso, empiezo otra vez a creer que es más importante una imagen poética, una línea sobre la tela desnuda, y creo en su interior. Porque el sueño del hombre es muy similar al de todos los hombres. Otra vez la circunstancia, muchas veces matar para no morir (mi ideología ya temblaba)”. Poco después, Picasso lo acoge como ayudante o asistente discontinuo de taller. Dice Viola: “Me hago amigo de Picasso y siento veneración por él. Pienso con Rimbaud que “todo arte auténtico es biografía””.

En París, tuvo una de sus primeras historias de amor conocidas, que ha documentado con minuciosidad el investigador de arte y psiquiatra Javier Lacruz en su libro ‘Manuel Viola. Entre la luz y la tiniebla’ (Editorial Cierzo, 2014). El nombre de su amada era Edita Hirschová, Tita, a la que conoció en septiembre de 1940, tras salir de la casa del artista norteamericano Henri Goetz. Dice Lacruz que se trata de “una judía de origen checo que a comienzos del año siguiente lo acogió en su casa de rue Campagne Première n.º3 y lo indujo a colaborar muy estrechamente la revista ‘La Main à Plume’”, que tenía algo de órgano de provocación y de crítica desde la fe surrealista. Algunos de sus ejemplares pueden verse ahora en la muestra ‘Viola. Obra gráfica’ en Fuendetodos.

Años después, Viola recordaría así a aquella mujer: “Era muy guapa. Tenía planta. Dibujaba y pintaba. Era cojonuda. Y era surrealista. Y es que entonces los surrealistas eran la gente importante en el mundo. (…) Después conviví con ella. Fue detenida en el año 41 y luego volvieron a cogerla”. Viola se movía con la falsa identidad de Manuel Adsuara y había conseguido en el consulado español “una promesa de boda” con Tita. La que años después sería su esposa Laurence Iché, novia entonces del joven poeta Robert Rius, escribió un ‘Dossier Tita’ y dice que le parecía una “antigualla” de 35 años y que “estaba muy sorda y muy miope a la vez, lo que reducía las posibilidades de comunicación y le daba ese mal carácter. Solamente se la oía cuando se quejaba de Manuel Viola, del cual sospechaba posibles infidelidades. No tengo fotos de ella pero puedo describirla muy bien: bastante alta, anchas caderas, gruesa de cintura, largas piernas y unas manos muy bonitas. Sus pequeños ojos con la mirada desconfiada estaban redimidos por una boca bien dibujada, una nariz aguileña y una negra cabellera, corta pero naturalmente rizada”. Estaba casada y separada desde hacía tiempo.

Al poco tiempo de convivir juntos, Tita, que llevaba la cruz amarilla de judía, y Manuel se hicieron novios e intentaron casarse. Ella ilustraba la revista ‘La Main à Plume’, con piezas como ‘Amantes’ (1941), e introdujo a Viola, que aceptó de buen grado porque para él era “una forma de combate”, donde publicó de entrada un poema, un texto sobre Paul Klee y un dibujo sin firma. Y no solo eso: con el norteamericano Henri Goetz, Tita introdujo al aragonés en la pintura.

Vivían en la clandestinidad y para sobrevivir tenían que falsificar obras de arte. Dice Javier Lacruz: “El mercado de cuadros falsos les permitió costear la manutención de varios miembros del grupo, sobre todo de los clandestinos, entre ellos Tita y Manuel. Esta actividad también sirvió para sufragar la edición de la revista y el material de propaganda, entre otras cuestiones”. La Gestapo francesa (“constituida por todos los delincuentes, criminales, policías expulsados del cuerpo y demás ralea”) y la Gestapo alemana perseguían a todos los integrantes y en junio de 1942 algunos fueron detenidos, entre ellos Tita. “A Tita, que la tenían controlada, la detuvieron y la deportaron al campo de concentración de Auschwitz –como a Hans Schoenhoff, por “agente sionista”- y ya no se le volvió a ver más”.

Algún tiempo más tarde Viola fue detenido, como el escritor César González-Ruano, que le dedicó la novela ‘Manuel de Montparnasse’. A los dos los soltaron, casi milagrosamente. Otros como Edita Hirschová murieron en el campo de concentración de Auschwitz o fueron fusilados por los nazis, como Robert Rius, poeta, secretario de Breton y compañero  de Laurence Iché. Ella y Manuel Viola se consolaron sus penas, se enamoraron y en cuanto pudieron vinieron a España a casarse. Lo hicieron en Zaragoza, el 3 de abril de 1949, en la Iglesia de Nuestra Señora de Altabás. Viola, años después, resumió así aquellas andanzas parisinas: dijo que se dedicó a “escribir poemas y pegar tiros”.

 

1 comentario

Alí Reyes -

Hola, vine por aquí curucuteando lo que publicaste sobre C S Lewis. tienes información muy valiosa.
Saludos desde Venezuela
mi blog. www.tigrero-literario.blogspot.com