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Antón Castro

JUAN MANUEL CALVO GASCÓN PUBLICA UN NUEVO LIBRO DE LOS DEPORTADOS

JUAN MANUEL CALVO GASCÓN PUBLICA UN NUEVO LIBRO DE LOS DEPORTADOS

Juan Manuel Calvo Gascón (Ejulve, Teruel, 1957) es, probablemente, el mayor estudioso de los deportados aragoneses en los campos de concentración de los nazis. Publica ahora, ‘Dentro de poco os podré abrazar. Supervivientes aragoneses de los campos nazis’ (Celan. 2019. 228 páginas), y se presenta el jueves 27 de junio, a las 19.30, en la Casa de Cultura de Andorra.

¿Cuál era el objetivo de este libro? ¿Qué querías completar? El libro es un complemento del anterior, “Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis”, publicado en el 2011. Ya en aquel momento se quedaron muchas historias por contar y otras han surgido gracias a la colaboración de los familiares. Para dar salida a todo aquel material, nació la idea de la publicación, en 2017, de la web http://aragonesesdeportados.org/ en la que se puede acceder a los datos básicos de los 1019 deportados de nuestra tierra y se complementa con notas biográficas que voy poniendo poco a poco.  En el caso actual me propuse acercarme a las historias de los supervivientes y a su incorporación a una vida cotidiana, que nunca pudo ser normal, tras la liberación de los campos en 1945.

 -¿Cuántas biografías y microbiografías llevas escritas? No las he contado, la verdad, pero fácilmente tendré redactadas alrededor de unas doscientas, la mayor parte de ellas de aragoneses –hombres y mujeres- deportados. Algunas recogiendo testimonios familiares, en otras ocasiones recopilando datos en publicaciones varias y también mediante la consulta de diversa documentación de archivo. En este sentido es muy importante el material conservado en la sede de la Amical de Mauthausen y otros campos, en Barcelona.

 -¿Cuál es la importancia de las cartas, cómo y desde dónde se remitían?

 La correspondencia conservada por las familias es de suma importancia para acercarnos tanto al conocimiento de los casos particulares como para conocer las trayectorias colectivas, como en es el caso de la deportación republicana tras haber sido derrotados por el fascismo en guerra de España y verse obligados a exiliarse. Cartas remitidas de los campos de refugiados del sur de Francia; desde las Compañías de Trabajadores Extranjeros donde fueron destinados miles de españoles refugiados; de los campos de prisioneros de guerra (stalags) donde fueron identificados por la Gestapo como luchadores antifascistas. Algunos deportados que sobrevivieron al duro invierno de 1941-1942 pudieron enviar unas pequeñas tarjetas de 25 palabras (previo paso de censura) dando señales de vida. Luego están las cartas posteriores a la liberación, cuando los supervivientes pudieron hablar ya con libertad, como es el caso de la carta de Dámaso Ibarz (Fraga), que he utilizado para dar título al libro.

-El libro está estructurado en dos partes: los prisioneros de Mauthausen y los de otros campos. ¿Qué vínculo especial tiene el campo de Mauthausen con los aragoneses, donde hubo casi mil prisioneros?

 El campo de Mauthausen, era conocido como el “campo de los españoles” y, de los aproximadamente 7000 que hubo allí, unos 850 eran aragoneses de los que 650 hallaron la muerte durante su deportación, la mayor parte de ellos en Gusen entre la segunda mitad de 1941 y la primavera de 1942. La relación entre Mauthausen y Aragón, viene de lejos y para ello basta visitar el memorial de Gusen, donde se pueden ver un buen número de placas de recuerdo de las víctimas aragonesas. Muchas familias vehicularon esta relación mediante la Amical de Mauthausen, cuando empezó su andadura en 1962, participando en los encuentros, en los viajes de homenaje al campo,…En Aragón el recuerdo de las víctimas se mantuvo gracias a las actividades de deportados como Mariano Constante (Capdesaso), Julio Casabona (Sariñena) o Feliciano Gracia (Gallur). Existen monumentos o placas de recuerdo en Huesca, Fraga, Zaragoza, Calaceite, Alcorisa, Mequinenza, Ejulve, Ejea,… .

-Llevas media vida ya, o casi, estudiando estas historias. ¿Qué te sigue conmoviendo o asombrando? Empecé en 2004, ahora hace 15 años, me sorprendió saber que había cinco deportados nacidos en mi pueblo, Ejulve, y que nadie me hubiese hablado de ellos cuando preguntaba por los efectos de la guerra. Aquel olvido me produjo una desazón personal y volví a los textos de Constante, me pude en contacto con la Amical y conocí a los primeros deportados. Sus historias personales eran asombrosas y muy pocas personas, fuera del entorno familiar, las conocían. Me puse como objetivo ayudar a difundirlas. El contacto con los familiares ha sido y es muy gratificante y en estos momentos me motiva el enorme interés de la generación de los nietos por saber qué paso con sus abuelos

 -Hablas del silencio después de haber estado allí. ¿Qué les perturba más: el recuerdo, la sensación de haber salido con vida con algo de culpa…?

Es un tópico, pero yo creo que refleja a la perfección el drama de los supervivientes: nunca abandonaron el campo. ¿Cómo superar el horror cotidiano con el que convivieron? ¿Cómo recuperar una vida normal después? Y una eterna pregunta en el aire. cuando la muerte cotidiana podía llegar en cualquier momento ¿por qué yo me salvé y mis compañeros sucumbieron? ¿Quién les iba a creer? Muchos no hablaron del tema nunca más, sólo con algunos compañeros de supervivencia volvían a revivir sus recuerdos. Y eso fue todavía más duro para los pocos que regresaron del exilio en los años 50 del pasado siglo quienes, a veces, tenían que sufrir la humillación de su experiencia, en un entorno represivo como era el de que se respiraba en aquellos años de la dictadura franquista.

-Vayamos con los personajes. Los hay muy pintorescos. Por ejemplo, ‘El loco del Matarraña’. ¿Por qué lo seguían abucheando en Zaragoza?

 El caso de Salvador Benítez, es significativo. Sobrevivió a los trabajos forzados en una base submarina y a su deportación a Mauthausen. Rehízo su vida en París y enviudó en dos ocasiones. Era un superviviente en toda regla. Volvió a casarse por tercera vez y en su madurez creó una imagen de sí mismo excéntrica y provocativa. Sus desconcertantes trajes, llenos de botones de vivos colores, su chistera, el multicolor paraguas, … le dieron a conocer en festejos y eventos populares muy diversos. Pero bajo aquel disfraz se escondía otro Salvador, aquel que acudía a los actos de homenaje en el exilio, en Mauthausen o en los organizados por la Amical en cualquier lugar del Estado y a otras manifestaciones reivindicativas como fue en una de las manifestaciones antitrasvase, celebrada en Zaragoza, donde fue increpado y apartado por lucir aquellas indumentarias, sin que nadie saliese en su defensa. ¡El atrevimiento de la ignorancia!

-Es impresionante la historia del futbolista Ramón Cuesta. Le daban hasta más ración…

 

Es una de las historias más conmovedoras…me la explicó Rosa Cuesta, su sobrina. Ramón partió de Zaragoza muy joven para participar en la Olimpiada Popular que se iba a celebrar en Barcelona en julio de 1936 y tardó veinticinco años a regresar para visitar a su familia, ¡pero con pasaporte francés! En Mauthausen, formó parte del equipo de fútbol que los españoles organizaron en el campo. Si bien es cierto que algunos obtuvieron un destino que les permitió salvarse del agotador trabajo en la cantera o de su traslado a Gusen, nada era seguro y hubo varios miembros de aquel equipo que no resistieron y no llegaron a ver el día de la liberación.

Con Dámaso Ibarz, de Fraga, también se incorpora otro factor: el enchufe… ¿Existía de verdad, eran determinante el enchufe? La obtención de un destino que les apartase de los trabajos más ingratos era cuestión de suerte y también fue el resultado de una estrategia de resistencia de los españoles para obtener determinados puestos desde donde poder ejercer favores o prácticas clandestinas de solidaridad.

 -¿Como se salvaron estos prisioneros, qué caso te parece más curioso o pintoresco o dramático?

Las situaciones que se dieron fueron muy variadas, dependía mucho de la suerte en sus destinos, del momento de su deportación, de la fortaleza física y mental,… de la solidaridad. Posiblemente, el que más me ha llamado la atención, por desconocimiento, ha sido la historia de Julio Comín (Obón) que conoció el trabajo esclavo y su deportación a las islas del Canal de la Mancha, donde vivió durante años, un verdadero un infierno cotidiano.

-Abordas la situación de las mujeres. ¿Has encontrado muchas que pasaron por el horror?  En los listados que maneja la Amical hay unas 280 deportadas españolas. Mayoritariamente lo fueron como resistentes a la ocupación Nazi. De Aragón hubo una docena aproximadamente y en el libro dedico sendos capítulos a dos de ellas: Alfonsina Bueno (Moros) y Elisa Garrido (Magallón).

-Citas de pasada a Lise London, de origen aragonés. ¿Cómo vivió su cautiverio y el de su marido Artur London? Conocí personalmente a Lise en la primavera de 2004 y mantuvimos varios encuentros más. Su historia es la del siglo XX. Ella y su marido fueron primero Brigadistas Internacionales, luego resistentes y por ello, deportados. Lo más duro para Lise fue la separación de su hijo el día anterior a su deportación y ver morir en Ravensbrück a tantas compañeras de lucha. Arthur London, su esposo, coincidió en Mauthausen con sus camaradas republicanos y mantuvo siempre una gran amistad con muchos de ellos. Es significativa su intervención en la inauguración del monumento de los republicanos en Mauthausen en el año 1962. 

-¿Quedan muchas cosas por saber?

 Por desgracia sí. Todavía hay familias que desconocen qué ocurrió con muchas de las víctimas de la barbarie. En España, en numerosas ocasiones, la memoria familiar se ocultó por miedo y, como decía antes, son muchos nietos los que están descubriendo su propia historia familiar silenciada durante décadas. Por otro lado la información que se dispone por parte de los investigadores es limitada y a veces confusa. Aún falta mucho hasta conocer el alcance real de los miles de víctimas españolas del nazismo, más allá de quienes figuran como deportados. Me estoy refiriendo a los asesinados por represalias o aquellos que fueron destinados a realizar trabajos forzados en Alemania o en los territorios ocupados.

-¿Sueñas con estas vidas al límite por la noche?

 Pues a veces, cuando estoy con alguna historia personal no descanso hasta que puedo averiguar algún aspecto concreto que me aclare su trayectoria. Y es cierto que varias entrevistas me han mantenido en vilo durante varias horas. De forma muy especial recuerdo cómo me afectó el testimonio de Pascual Castejón, en Calanda en el verano de 2004, donde ambos nos emocionamos cuando rememoraba aspectos muy dolorosos vividos durante su deportación.

-¿Cómo podemos dignificar a estos personajes de una vez para siempre?

Yo creo que el Estado tiene una gran deuda con las víctimas del fascismo patrio y del nazismo internacional. Hasta ahora se han llevado a cabo loables intentos de carácter sentimental o simbólico, pero no es suficiente. Falta un reconocimiento jurídico a su condición de víctimas. Por poner un ejemplo que puede ser clarificador: muchos de los nuestros deportados supervivientes continuaron en el exilio y fallecieron en Francia y allí se les ha reconocido sus derechos, han recibido las máximas condecoraciones, y se les entierra con honores, … mientras que aquí hemos ignorado su existencia y desconocemos cuál fue el verdadero sentido de su lucha.

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2019/06/25/juan-manuel-calvo-gascon-los-deportados-nunca-abandonan-el-campo-de-exterminio-1322145.html

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