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Antón Castro

JOSEP GIRONÈS E IGNACIO ARA

Conocía la historia de Josep Gironès, el gran boxeador catalán de antes de la guerra, que se coronó campeón de Europa el uno de septiembre de 1929 en Montjuïc ante el sueco Kund Larsen. La había leído en varias ocasiones por aquí y por allá, casi siempre en textos de Joan de Sagarra. Incluso recuerdo que recorté una carta a “La Vanguardia” en la que alguien lo acusaba de ser torturador. Ese equívoco –que ya había desmontado otro Gironès, torturador de veras y mentiroso, valenciano y no catalán, al confesar que él había urdido la patraña- lo desmonta hoy con todos los datos el mismo Sagarra. El artículo, “Gironès, el honor del boxeo catalán” en “Culturas” de “La Vanguardia”, me ha parecido enternecedor, sentimental y riguroso. De historias como éstas está lleno del boxeo. Los púgiles viven entre el infierno y el cielo; entre la nada y lo sublime, y si tienen suerte, en el mejor de los casos, acaban en una especie de purgatorio nada apacible. Ejemplos los hay a cientos: ayer fue asesinado a puñaladas en San Antonio Robert Quiroga, ex campeón mundial del peso supermosca y algo semejante le ocurrió a Óscar Ringo Bonavena (rival de Cassius Clay, ¿recuerdan?) en Nevada años atrás. Lo más bonito es cómo los aficionado catalanes, a pesar de perder en el primer asalto por el campeonato del mundo ante Freddie Miller, no le volvieron la espalda. Algo semejante le sucedió al gran púgil aragonés Ignacio Ara, al que llamarían luego en Buenos Aires “el catedrático”: peleó tres veces por el campeonato del mundo y perdió (la primera vez ganó, pero le dieron por derrotado, y las otras dos fue vencido con claridad). Ignacio Ara, el púgil de Sigüés, también se coronó campeón de Europa. Es, con Perico Fernández, el mejor boxeador aragonés de la historia.

3 comentarios

juan -

Uf, desde que escribiste eso... ¿Cómo se llamaba tu abuelo? Para que busque datos.

sylvia -

mi abuelo fue en esos anos campeon dpeso gallo en alemania como puedo encontrar diarios o otros

enrike galarza barbera -

me alegra de veras saber que el primo de mi abuelo no fuera un torturador en montjuich. un saludo