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Antón Castro

VERUELA. REINO DE LA POESÍA

En Veruela, donde vivió, soñó y escribió Gustavo Adolfo Bécquer, Trinidad Ruiz-Marcellán volvió a reunir a los poetas. A los poetas, en la iglesia de Santa María, con el estruendo de su voz, con otra voz de compañía, femenina, que se alzaba desde las sombras. No todos estuvieron inspirados y hubo alguno desafortunado; huyó de la intervención de cinco minutos e hizo su hagiografía lírica: repasó sus libros, exhibió los lugares comunes del combate político, realizó un paseo rural decimonónico y se despachó a su antojo. Pero lo importante, más allá del protocolo o de la brillantez misma del acto, fue la convocatoria, el libre uso de la poesía, el afán de comunicación, la religión de la belleza. Además de las ausencias ya anunciadas de Jorge Edwards, Clifford, Martínez Mesanza y Amalia Bautista, faltaron Luis Antonio de Villena, Clara Janés y Rosendo Tello. Pero no debemos hablar de las ausencias, sino de las presencias. Inma Alcaraz realizó un espectáculo de danza muy sugerente, sobre fondo negro, donde el cuerpo y su voluptuosidad lo dominaban todo. Y luego, Miguel Mena –luego también lo haría la joven, talentosa y fotogénica actriz Nerea Barrios- ya anunció a los poetas: Pablo Fidalgo llegó de Vigo, abrió su cuaderno de alambres y recitó dos poemas; Xosé María Álvarez Cáccamo –completamente fascinado por el Moncayo y por los hermanos Bécquer, especialmente por Gustavo Adolfo, del cual había releído “Cartas desde mi celda”- recitó en gallego “Río prohibido”, era un homenaje personal a su editora Trinidad Ruiz-Marcellán que le había confesado que ése era su predilecto. José Manuel Capêlo, poeta, editor y novelista, leyó el poema que da título a su antología de Olifante, “¿Y si tú no existieses?” y un homenaje precioso al Moncayo. Geraldine Hill se quedó conmovida con la versión portuguesa y leyó, transida, la traducción al castellano. No pudimos oír al persa Mohsen Emadi, al que publicó en Aragón Manuel Martínez Forega con traducción de Clara Janés, porque andábamos con Pepe Cáccamo por el monasterio, pero sí oímos a David González, que leyó una composición elíptica sobre la historia de España y mantuvo un diálogo amoroso, muy lacónico, con la actriz Ana Esteban. Siguieron sonando voces, nos gustó mucho Cristina Járboles, que aludió a Martin Heidegger y se acompañó de la joven cantante lírica Ana Cristina, espléndida desde el púlpito, bailó Ángel Blasco, formado en las escuelas de María de Ávila y Víctor Ullate, y radicado en Alemania. Oímos poesía china clásica, poesía italiana, poesía euskera, Ángel Guinda y Miriam Reyes leyeron un par de poemas de “Canto corporal”, la antología de Neruda que ha publicado Olifante, preparada por Guinda, recitó y captó al auditorio Miriam Reyes –que el próximo miércoles se instala en la Residencia de Estudiantes-, y también lo hizo Fernando Sanmartín con su obra personalísima, llena de elipsis, amores imposibles y viajes. Marcelo, compañero de Trinidad y organizador en la sombra, había superado los nervios y ya empezaba a pensar en el 2005. Trinidad diría luego: “Ha habido ausencias, al final se han quedado los más jóvenes, y creo ha que sido un bonito encuentro de poetas”. Hubo altibajos de calidad, pero se buscaba una fiesta de la palabra y algunos la encontraron.
Por allí andaban Javier Torres, con su cámara digital al hombro, dispuesto a no perderse nada, Javier Burbano, con sus ojos de marino en tierra, Javier Ortega (que declararía: “Me han gustado las mujeres: Tere Irastortza, Elena Vaz y, sobre todo, Miriam Reyes, su voz me pareció muy madura”), José María Conget (que habló de tebeos y de cine del oeste con Jorge Rodríguez; “este niño me ha ganado el corazón –dijo-. Le gustan las mismas películas que a mí: ‘Raíces profundas’, ‘Centauros del desierto’...”), Matilde Cruzado, Antonio Fernández Molina y Josefa, Pepito y Julia, Daniel Mena y Mercedes Ventura (Miguel Mena, al verla de lejos, cimbreante y esbelta, dijo: “Voy a ver a esa chica, no quiero que esté sola ni se me escape la mujer más atractiva de la fiesta”). Muchos, muchos amigos: Bea de Vilaboa, Eloy y Violeta, Pedro de “Ecrevisse”, Karlos y Carla, Carmen de la Casa del Traductor (nos dijo que sólo se había presentado una candidatura, de Madrid, a la dirección del centro)...

La fiesta se había iniciado ayer en Trasmoz y tuvo el carácter popular de la poesía mezclada con el pueblo y sus gentes. Abrió el III Festival Internacional de Poseía Moncayo la pregonera Carmen Gallego, y luego hubo de todo: Luis Felipe Alegre, como si fuese un juglar o un mago de la palabra, agrupó a la gente tras de sí mientras leía poemas de todos; Karlos y Carla realizaron una función de títeres, tan breve como emotiva, hubo taller de caligrafía, un recital de Magdalena Lasala y Gabriel Sopeña, performance de Dies Irae, hip hop de Rapsusklei y Hazhe, y se presentó la antología “Canto corporal” de Pablo Neruda (Olifante), que ha preparado Ángel Guinda. El poeta aragonés, con su camisola naranja de abanderado de la lírica, está muy feliz.

4 comentarios

Patricio Julve -

Meu señor don Pepe:
Os meus ollos de cego ao seu servicio? Fermosa paradoxa. Honrachesme a vida, gabaches o meu destino para sempre, bon cabaleiro da palabra mariña. Que te acompañen as estrelas...

Pepe Cáccamo -

Fui muy feliz en tierras del Somontano de Moncayo. Trinidad, Marcelo y toda la gente de Trasmoz hicieron labor de prestidigitación poética. Los ojos hipersensibles del ubicuo fotógrafo Patricio Julve me ayudaron a encontrar la otra orilla de las cosas. Sigo enamorándome de Aragón.

mayhem -

Menos mal que existe esta página para saber qué pasó en Veruela durante el fin de semana, porque en la telvisión alemana no ha habido resumen.

Qué bueno leer vuestros blogs, para sentirme un poco más cerca... gracias

Antonio PÉREZ MORTE -

Menos mal que existe esta página para saber qué pasó
en Veruela durante el fin de semana, porque el resumen
ofrecido por TVE en Aragón,
ha sido nefasto.
(Yo también debí asistir, pero un año más me fue imposible).

Un abrazo desde el Serrablo,
Antón!