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Antón Castro

EL SOSPECHOSO

Un hombre de trenka marrón, con una bufanda de colores, pasea por el descampado. No pasea; ha dejado de hacerlo. Se sienta en un banco, abre un libro, “Primavera sombría” de Unica Zürn (Berlín, 1916-París, 1970), y lee el prólogo de Menchu Gutiérrez, que finaliza así: “El beso simboliza para Unica un sello, una conclusión de su deseo, y ella no quiere que termine jamás. Unica Zürn vivió y escribió siempre en el límite de los acontecimientos, alargándolos, dotándolos de múltiples significados, contagiándolos de eternidad. Resucitar el deseo una y otra vez fue su forma de vivir”. En ese instante, pasa un coche de la policía, se detiene, un segundo, dos, quince, veinte. La pareja lo mira y el hombre de la trenka se levanta y avanza hacia su perra, casi sepultada en la nieve. Entonces, los guardias dejan de sospechar y se van. La mujer policía, que no conduce, dice: “Vámonos. Es el chalado de todas las noches”.

1 comentario

Cide -

Hay cosas que siempre resultan sospechosas. Supongo que sentarse a leer en un lugar público es una de ellas. ¿Has observado en el autobús urbano las miradas que suscita alguien leyendo? Se diría por la forma en que se le mira que le pasa algo extraño.