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Antón Castro

75 AÑOS DEL GATEPAC

75 AÑOS DEL GATEPAC Zaragoza jugó un papel activo en la historia de la modernidad en España. Una muestra como “Luces de la ciudad” –cuya dirección científica asumieron Manuel García Guatas, Chus Tudelilla, José-Carlos Mainer y Enrique Serrano-, que se presentó en la Lonja y en el palacio de Montemuzo en 1995, evidenciaba la importancia de la ciudad en un sinfín de proyectos. En aquel catálogo, en la parte de arquitectura, Carlos Buil recordaba que en octubre de 1930, en el Gran Hotel, se había fundado el GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). Años antes, en una monografía de la Delegación (ahora Demarcación) de Zaragoza del Colegio Oficial de Arquitectos de Zaragoza y Rioja, el arquitecto Ricardo Marco Fraile y la historiadora del Arte Carmen Rábanos Faci publicaban la monografía “GATEPAC 1930-1940. Arquitectura Racionalista” (1979).

Carlos Buil y Ricardo Marco son los comisarios y coordinadores de un nuevo y ambicioso proyecto, “El GATEPAC y la revista A. C. Catalizador de la vanguardia arquitectónica española, 1931-1937”, que tendrá lugar en la sede del Colegio en la calle San Voto. Ese proyecto, que se desarrollará en octubre, justo cuando se cumplen los 75 de la fundación del grupo y que tendrá itinerancias por San Sebastián, Madrid y Cataluña, contempla varios apartados: se publicará en DVD la colección completa de la revista “A. C.”, que publicó 25 números entre esa fecha, acompañada de estudios de los especialistas Carlos Sambricio y José María Rovira; una amplia exposición de sobre el GATEPAC y la revista, en la que se incluirán obras realizadas en las tres sedes de la zona norte, centro y este, y aquí se incorpora un monográfico sobre algo más de una docena de obras de este período realizadas en Aragón, con particular hincapié en el Rincón de Goya de Fernando García Mercadal, realizado entre 1926 y 1928, edificio que Marco y Buil definen como “auténtica joya pionera de la arquitectura racionalista en España”.

Y el tercer apartado será un acto protocolario en el Gran Hotel de homenaje y recuerdo de aquellos dos días de octubre de 1930, el 25 y el 26, cuando se reunieron trece arquitectos: Fernando García Mercadal, Víctor Calvo Martínez de Azcoitia y Felipe López Delgado, por Madrid; Luis Vallejo de Bilbao; Labayen de San Sebastián, y Josep Lluis Sert, Illescas, Churruca, Rodríguez Arias, Pere Armengou, Josep Torres Clavé, Cristofol Alzamora y Manuel Subiño, por Barcelona, tal como recoge el acta fundacional, cuyos dos primeros puntos son (sic): “1. El GATEPAC, representante en España del CIRPAC (Comité Internacional para la Realización de los Problemas Arquitectónicos Contemporáneos), estará integrado por varios subgrupos, quedan actualmente establecidos los del centro, norte y catalán. 2. Estos subgrupos se regirán independientemente, únicamente actuarán como G. E. en las reuniones internacionales y en los concursos y exposiciones”.

Curiosamente, a pesar de ser el encuentro en Zaragoza, sólo participó un aragonés, Fernando García Mercadal, adscrito al Colegio de Madrid, y él fue determinante para que la reunión se celebrase aquí. “¿Por qué en Zaragoza? Porque García Mercadal tenía mucho predicamento –señalan Carlos Buil y Ricardo Marco-. Era un hombre que estaba muy bien conectado con Europa, que asistía a los CIAM (Congresos Internaciones de Arquitectura Moderna) y que había estado en Alemania y París. Era un hombre envolvente, simpático y agradable, que había estado en junio de 1928 en la fundación del CIAM, en el castillo suizo de La Sarraz, donde también estuvo Le Corbussier, al que había traído a la Residencia de Estudiantes en mayo de ese año donde dio dos conferencias”. Todos aquellos profesionales reconocidos contaron con “una distinguida dama suiza, madame de Mandrot”, como anfitriona. Carmen Rábanos, en su libro “Vanguardia frente a tradición en la arquitectura aragonesa (1925-1939). El racionalismo” (Guara, 1984) habla de la “generación de 1925”, en la que se integrarían entre otros Mercadal y Regino Borobio, que no acudió al Gran Hotel, y dice que tenían en común “el interés por conocer la obra de colegas extranjeros, la realización de los primeros ensayos de trabajo en equipo, la ruptura con la tradición clásica y los ‘revivals’ regionales, la utilización de esquemas antiguos con envolturas simplificadoras (ventana horizontal, estructura de hormigón, ‘ladrillismo’ simplificado, aunque como reacción a los materiales impuestos por la Bauhaus). De ésta forma parte, además del ya citado García Mercadal, otro arquitecto también aragonés, y zaragozano, Regino Borobio”.

En 1985, en el catálogo de la exposición “Fernando García Mercadal. Arquitecto” (Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón), al margen de numerosos estudios especializados, se recogían muchos testimonios del arquitecto, y allí no es especialmente prolijo en detalles. Dice: “Fue en La Sarraz donde nos comprometimos todos los delegados a fundar, en cada país, unas como filiales del CIRPAC. En la reunión del Gran Hotel de nuestra ciudad, donde nos habíamos dado cita los tres grupos de entusiastas, es donde nació el GATEPAC”. Poco más. Ricardo Marco evoca un encuentro con él, donde le restaba importancia a ese hecho, hasta el punto de que con su humor habitual dijo: “¿El GATEPAC? Eso es una gilipollez. Se ha exagerado mucho. No fue tan importante”.

Ricardo Marco y Carlos Buil valoran aquel movimiento y el impacto de su estética. “Lo habían fundado algunos de los arquitectos principales del momento. Buscaban un estilo internacional o racionalista o de movimiento europeo como también se llamó. Pretendían realizar una arquitectura universal, válida para todo el mundo, que tendía a la simplificación, a la standarización y a un gran compromiso social. Se preocupaban de la vivienda barata, de la vivienda mínima, asunto que aún sigue estando de moda. Y además mostraban una evidente preocupación por intervenir en la sociedad, en los espacios verdes, o las medidas antropomórficas, por ejemplo. Les interesaba mucho la arquitectura y su relación con el urbanismo y, por tanto, la creación de nuevas ciudades, de ciudades higienistas”. Agregan Carlos Buil y Ricardo Marco que el término racionalista que se aplicó a sus edificios también quería decir “simplificación de las formas, control intelectual e ideología científica y elementalidad geométrica basada en la abdicación de elementos. Para ellos ornamento era igual a delito”.

Tanto Buil, coordinador de la Comisión de Cultura de la Demarcación de Zaragoza, como Ricardo Marco explican que con este tipo de muestras se insiste en una línea de trabajo inequívoca: “Trabajamos en la recuperación de la arquitectura a través de las revistas, y nos volcamos hacia la actualidad, sin olvidarnos el peso de nuestra historia, que siempre te invita a reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Nos preocupa la proyección nacional y local, pero está claro que con esta efemérides Zaragoza se enganchó a la modernidad. El racionalismo es el equivalente al cubismo en la pintura”. Esa línea de arquitectura se acabaría convirtiendo en la línea oficial de la construcción durante la II República por “su contenido social tan fuerte. Había una manifiesta preocupación por la vida de los obreros, por los estaciones, el ocio”. En 1937, con el país envuelto en una Guerra Civil y con el Gobierno legal perdiendo, se extinguió el movimiento. Carmen Rábanos anota: “El GATEPAC, en Cataluña, coincidiendo con su nuevo gobierno autónomo, logró resultados de gran calidad en la más exigente vanguardia europea y ensayos de socialización a diversos niveles, gracias a que fue prácticamente oficializado durante la República”.

El Rincón de Goya será objeto de una vindicación. “Nos gustaría que se recuperase para la ciudad; además carece de un estudio definitivo. No ha habido una valoración del edificio, han desaparecido los planos, aunque han sido reproducidos en distintos lugares. Es la primera obra racionalista de España hecha por un aragonés, algo que está reconocido en todos los manuales y que es desconocido para la gente de aquí. Rompió esquemas”, dice Buil. Y Ricardo Marco recuerda su encuentro con Fernando García Mercadal en 1979 en Madrid. “La primera sorpresa me la llevé cuando llego a la puerta de su casa y veo la mirilla a la altura de mi ombligo. Sabía que era bajo, pero no tanto. Eso te choca. Era simpático y un poco gruñón, habló como una ametralladora, hiperactivo. Después de la Guerra Civil se quedó en España y trabajó como arquitecto en el ministerio de Sanidad. Hizo el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, el ambulatorio Ramón y Cajal, el hospital San Jorge de Huesca, etc. Recuerdo una curiosa anécdota de entonces: lo habían sacado en portada en una revista, ‘Nueva forma’, inscrito en un medallón dorado, pero aquello no le gustó nada y se fue con su chófer a comprar todas las revistas. No se podía creer que yo me hubiese comprado una”.

Junto a los planos y maquetas de sus obras, se expondrán edificios de otros arquitectos como Francisco Albiñana, Regino y José Borobio (en concreto la Confederación Hidrográfica del Ebro, construida entre 1933 y 1946), Marcelo Carqué, José Beltrán, José Luis León o Juan José Gómez, entre otros.

7 comentarios

juan ortiz fuente -

confio en la magia de la red para transmitir una pregunta ¿Sabe alguien quien pinto los murales de la escalera central del Hospital Nª Sra de Covadonga de Oviedo8obra de Mercadal)
Gracias

Fernando García-Mercadal -

Apreciado Antón, en nombre de la familia García-Mercadal te agradezco tu afectuosa evocación del Tío Fernando. El aniversario del GATEPAC debería servir de acicate para desentrañar de una vez por todas la compleja maraña burocrático-competencial-administrativa que envuelve desde hace muchos años al Rincón de Goya, aunque yo, que quieres que te diga, en este asunto soy un tanto escéptico. No obstante, firmas influyentes y prestigiosas como la tuya contribuyen a crear el clima de opinión necesario para la posible recuperación de un espacio concebido en su día como un luminoso y alegre monumento a los valores cívicos y a la Libertad. Un fuerte abrazo. Fernando García-Mercadal.

Anónimo -

A.C. -

Querido Luis: NO sería una mala idea. Es una pena que ese espacio no sirva también para darle alegría, dinamismo y modernidad al Parque y a Zaragoza. Mil gracias por tu visita. Es un honor para mí. Cúidate. Un abrazo.AC

Luis -

Estimado Antón: Querría señalar que para la tan deseada recuperación del Rincón de Goya debería encontrarse un destino acorde con sus planteamientos originales. García Mercadal propuso conmemorar el centenario de la muerte de Goya, no con un monumento al uso, sino con un edificio racional que generara actividades culturales de vanguardia. En este sentido me parece oportuna la relación que establecen Ricardo M. y Carlos B. entre racionalismo y cubismo (tal vez fuera más acertado decir entre racionalismo y abstracción) y dado que Zaragoza albergó también al Grupo Pórtico, no sería descabellado vincular ambas circunstancias pioneras en España, un edificio racionalista y un grupo de pintura abstracta, y utilizarlos como hilo conductor para explicar al tiempo ambos, lo que en gran medida podría entenderse como una aproximación al “movimiento moderno”.

A. C. -

Cide: no te preocupes que tú sabes muchísimo, y sabrás mucho más porque eres curioso y amas esta ciudad, este territorio y eres capaz de integrarlo en el mundo. Un abrazo.

Cide -

me encantaría que se recuperara el rincón de Goya. Es una maravilla.

A veces me da que pensar que un gallego sepa más de Zaragoza que yo que soy zaragozano de tercera generación. Está claro que ser aragonés no tiene que ver con erre aches ni cosas de esas.