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Antón Castro

CLARICE LISPECTOR: UN RETRATO DE LA FELICIDAD

CLARICE LISPECTOR: UN RETRATO DE LA FELICIDAD “Según su amiga Olga Borelli, Clarice Lispector jamás salía de la casa sin estar arreglada, con collares al cuello, bien vestica, casi siempre de blanco, negro o rojo. 'El rímel negro, colocado con sutileza, aumentaba la oblicuidad y hacía resaltar el verde marítimo de los ojos'.Basta contemplar su retrato para admirar la belleza física de aquella mujer misteriosa, distante, inalcanzable, con un toque de ironía en la mirada, como quien reta y a la vez promete; dueña de sí, aunque de íntima porcelana; ajena pero abierta a la pertenencia plena; de noble y porte refinado gesto, terrenal, etérea, con mármol, hecha por la fina sustancia de los sueños. La imagen plasmada por las cámaras fotográficas o por el pincel de los pintores (DeChirico, Scliar) revela líneas de erotismo, fantasía y seductor hermetismo que se entrecruzan y marcan de igual modo su escritura. En la mujer fascinante está el genio perturbador; en la belleza, un salto mortal hacia lo humano, y en toda Clarice Lispector una sola emulsión sensible, una sobreimpresión intencional de persona y palabra, de figura y ensueño, para ser una estampa de pugnante simbiosis entre el arte y la vida”.

Así retrata Miguel Cossío Woodward a la escritora brasileña Clarice Lispector (1920-1977), nacida en Ucrania con el nombre de Hala y emigrada luego a Brasil, a Recife. Este fragmento forma parte de su prólogo a los “Cuentos reunidos” de Alfaguara, aparecido en 2002. Anoche, mientras paseaba a la perra leí un retrato que publicó hace pocos días en “El País” Edmundo Paz Soldán, y esta mañana he leído algunos de sus cuentos: “Felicidad clandestina”, la historia de una niña gorda y rica, y una niña rubia y pobre, pero gran lectora, es una maravilla y explica la pasión por los libros como forma de felicidad. Una vez que se ha hecho con el libro “El reinado de Varicita” de Monteiro Lobato, y en ese logro hay toda una historia, escribe Lispector: “Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes…”

Clarice Lispector forma parte de mis anaqueles desde mediados de los 80. Me gusta releerla, me perturba… Me interesaron sus textos de prensa, recogidos en “Revelación de un mundo” (Adriana Hidalgo, 2004).

2 comentarios

nallely esperanza -

solo kiero ke sepas ke estan
muy bonitos tu libros y te deseo lo mejor

Gabriela -

Saltando saltando llegué acá.

¿Conocerás este lugar?
http://www.claricelispector.com.br

Está lleno de su belleza.
Saludos