Blogia
Antón Castro

"LAVIDA ES SUEÑO", EN EL TEATRO PRINCIPAL

"LAVIDA ES SUEÑO", EN EL TEATRO PRINCIPAL Pureza e ilusión de verdad

“La vida es sueño” es un como un río con constantes afluentes. Y también es como el fondo de un espejo de sombras. Abundan las tramas solapadas, los secretos del corazón, los vaivenes. Aquí la vida se presenta como una representación teatral y, en su envés, el teatro como una metáfora perfecta del existir. El texto de Calderón es complejo, alambicado, mira hacia adentro y hacia fuera, hurga en las heridas y en la culpa, y está trabado con una poesía excepcional y elegante que posee momentos excepcionales, como el monólogo inicial de Segismundo. Mariano Anós, el dramaturgo, poeta y pintor, usa un lirismo seco, un cuidado absoluto en las escenas, que parecen pintadas; aboga por la exacta dicción de la melodía del texto y la creación de un ambiente.

“La vida es sueño” concentra en sus versos y en sus mudanzas la potencia y la variedad y la desmesura del Barroco. Sin embargo, Anós ha optado por la máxima pureza escénica: el desarrollo dramático de la voz y del gesto en medio de una construcción escénica minimalista. Esa pieza más o menos articulada de aluminio que pende del techo puede ser una cueva sombría, una fortaleza, un inmenso insecto, un monstruo de ciencia-ficción o un laberinto donde los seres se extravían. La función se apoya en otra pieza, en forma de trapecio o de prisma. No hay nada más. Ni siquiera los actores llevan la espada a la que aluden, ni los retratos que tanto invocan.

Anós se propone crear un espacio ilusorio, atemporal. Lo crea por la vía de la sugerencia, porque cuenta con otros elementos que adquieren un valor esencial: la sobria escenografía; la música, otra auténtica sinfonía de cine de José Luis Romeo, bella, perturbadora y muy bien grabada; y la iluminación, que matiza el movimiento con la filosa precisión del bisturí. Ahí, en este territorio de la imaginación, se mueven los personajes que se afanan en transmitir esta pieza sobre el vaticinio atroz, la predestinación, la identidad, el libre albedrío y la libertad, algunos de los asuntos capitales de “La vida es sueño”. Anós propone un regreso al origen del teatro, y a su magia más directa: un actor, la palabra, el gesto. Tres elementos que, armonizados en la ilusión de verdad, bastan para la invención de un mundo.

Anós forja un universo intenso y hondo, sin aspavientos. Quiere dar más con menos. El trabajo interpretativo es profesional y sensible, aunque brilla Pedro Rebollo, que crea un Segismundo muy particular, melancólico y volcánico, rebosante de matices, de violencia, de íntimo desgarro. Sí nos pareció que la pareja Estrella y Astolfo (Nuria Herreros y Carlos Martín, dos buenos actores), algo aplacada no sabemos si por afán de distanciamiento o calculada contención, merecería mayor viveza y alegría. El día del estreno tuvimos la sensación de que el equipo de actores perdía un poco de fuelle y la obra ofreció dos o tres caídas de ritmo, fácilmente subsanables. Esta semana continúa en el Teatro Principal, y luego realizará una gira por varias localidades de Aragón.

LA FICHA

La vida es sueño.

Autor: Pedro Calderón de la Barca. Centro Dramático de Aragón. Intérpretes: Virginia Ardid, Alfonso Pablo, Pedro Rebollo, Santiago Meléndez, Javier Aranda, Francisco Fraguas, Carlos Martín, Nuria Herreros y Antonio Duque. Escenografía: Pepe Melero. Iluminación: Javier Anós y Javier Romero. Música: José Luis Romeo. Dirección: Mariano Anós. Teatro Principal.

3 comentarios

fadmuch -

quiero saber todo.TODO
DE LA OBRA OKOKOKO

samia -

deseo saber todo sobre los versos siguientes123_173

Anónimo de Pastriz -

Qué ocurre, chicos. Ya sabemos que Antón ha exagerado un poco, pero es que a nadie le interesa el teatro? ¿No era ese un territorio comanche de peleas y enemistades entre dos asociaciones?Entrad, entrad, malditos...