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Antón Castro

UNA CLASE DE PERIODISMO

UNA CLASE DE PERIODISMO

Era su primera clase práctica de periodismo. Quizá ni siquiera sean lectores habituales de los diarios, quizá no estén habituados a viajar por sus páginas que encierran, casi siempre, una cartografía de los sentimientos, de los seres y de la vida de un barrio, de una ciudad, del mundo. Iniciaron el máster de “Heraldo” y la Universidad, que va a durar todo un curso, hablando de cultura. Ejercieron de críticos, de espectadores, se desnudaron acaso sin saberlo. Natalia habló de “La Dama del Sur” de Pérez-Reverte y explicó la historia del narcocorrido y una convulsa biografía de mujer, y dio unas pinceladas de la escritura y el mundo del escritor de Cartagena; Patricia analizó con elegancia un montaje teatral sobre “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde, y explicó que la adaptación era fiel a la novela original y que presentaba una reflexión sobre el temor a la vejez, el mal y la apariencia; José Manuel describió las sensaciones que le había producido “La montaña mágica” de Thomas Mann, esa novela que sucede tanto en su acción exterior como en la cabeza de los personajes, y aseguró que los tres títulos básicos de Mann son esa novela que ha traducido de nuevo Edhasa, “Muerte en Venecia” y “Los Buddenbrook”.

Elena escogió un libro de carácter espiritual, “Las noches oscuras del alma”, que contenía aforismos y una idea central, “morir para volver a renacer”; Javier intentó esclarecer la película “La vida secreta de las palabras” de Isabel Coixet, a la par que revelaba los matices de su propia sensibilidad; Agurne intervino para glosar la trayectoria de la cineasta y dijo que había rodado sus últimas películas directamente en inglés: “A los que aman” o “Mi vida sin mí”.

Y Olga dijo que era libanesa y se asomó a la obra de Gibran Khalil Gibran, el autor de “El profeta”, y de su hijo, también poeta, Khalil Gibran. Su intervención fue preciosa porque nos contó la trayectoria de ambos como una película: puso antes nuestros ojos los desiertos y los cielos y los conflictos del Líbano, hizo un viaje rápido por la historia del país, y expuso con claridad la vida, la sensualidad, el misticismo y la inclinación hacia el amor platónico de Gibran Khalil Gibran, y dijo que su hijo sigue una corriente semejante, aunque es más nítido y cotidiano en la expresión de algunos afectos corporales.

 

Hicimos un viaje casi iniciático a la librería Antígona, sé que utilizo un adjetivo un poco petulante, pero tuve la sensación de que había algo de eso. Vi como había gente que se quedaba fascinada con los grandes libros de música, uno sobre Los Beatles, por ejemplo; varias compañeras viajaban a través de las mil fotos de Robert Capa, que publicó Phaidon, y oían con auténtico placer la historia de su vida y su muerte en Indochina en 1954, incluyendo sus amoríos con Gerda Taro, Ingrid Bergman o Hedy Lamarr, actriz y científica, que en una mañana de  periodismo no deben faltar. Otros comentaban la belleza de los libros ilustrados para los niños: la espléndida Kalandraka, Media Vaca, Lóguez,  Lumen, OQO, la nueva empresa de Eva Mejuto y Marisa Núñez. Otros se quedaban fascinados con el libro de Willy Roonis (Taschen, 2005), una antológica que retrata París, el París que aún no ardía. Y todos, 17 en total, en un aula próxima a la biblioteca María Moliner, esa dama inolvidable del lenguaje, empezaban a ser periodistas: atisbaban que este oficio habla de seres humanos y que es la ciencia de la curiosidad, del rigor, del máximo respeto, de palabras elegidas que cuentan lo que pasa y lo que nos pasa. Algo así, pero mejor, lo decía Rosa Montero aquella mañana neblinosa del viernes. Hablaba de la entrevista y decía que “es un pellizco a la intimidad del otro”.

 

*Foto: Ingrid Bergman vista por Robert Capa.

 

 

4 comentarios

A Chorche -

Gracias, Chorche.Voy a probar ahora mismo. Te lo agradezco mucho.Antón

Chorche -

Antón...aunque escribas en word y justifiques y todo, cuando lo copies en blogia, verás que hay un icono como una goma de borrar. Lo mejor es que selecciones todo el texto una vez copiado y pulses esa goma que lo que hace es borrar todo el formato, por lo que quedará como directamente escrito en el escritorio. ¿Te parece?.

A J.H. -

El último se lee correctamente, pero si bajas en todos los demás están las letras apretujadas, demasiado grandes. Quizá sea porque en éste he escrito directamente en el escritorio, pero yo jamás escribo directamente en el escritorio, como en el periódico jamás escribo directamente en página. Necesito ver el texto bien espaciado, justificado, suscepctible de corrección...

Gracias, de todos modos. Un abrazo. AC

jh -

antón,estoy leyendo tu último escrito y se lee correctamente.