JONÁS GROUCHO, UN JOVEN CINEASTA EN ACCIÓN
Uno de mis creadores jóvenes favoritos es Jonás Groucho Rodríguez Huete, Jonás Groucho para el cine, para la edición, Jonás a secas para los amigos, para algunas mujeres deliciosamente bellas que tienen pesadillas con lagartos. Jonás fue el impulsor, con parte de su familia que alienta el sello Plot, de un magnífico libro sobre François Truffaut, escrito por Antoine de Baecque y Serge Toubiana. Alargo la mano y lo alcanzo, alargo la mano, lo palpo y me siento muy feliz de que ese empeño tan ambicioso haya tenido una magnífica acogida del público. Y de que se haya agotado prácticamente. Truffaut siempre me ha parecido un personaje fascinante, y ahora acaricio sus casi 700 páginas, y alcanzo otro volumen ilustrado, “François Truffaut en acción” (Akal) de Carole Le Berre, que tiene como motivo de portada un retrato del realizador dirigiendo a su última compañera: Fanny Ardant, una mujer maravillosa, inolvidable, para pasear con ella junto al Sena, para esfumarte por el cielo con ella por el cielo aunque sea en globo. Por cierto, en la página 531 del libro de Plot, el que editó Jonás Groucho, dicen los autores: “Más adelante, refiriéndose a Fanny Ardant, Truffaut diría que le cautivó ‘su amplia boca, las peculiares entonaciones de su voz grave, sus grandes ojos negros y su rostro en forma de triángulo’. Al cineasta le gusta esa forma de interpretar tan vitalista, su entusiasmo y su buen humor, ese ‘gusto por lo secreto, esa vertiente hosca de su carácter, un lado salvaje que deja traslucir a veces y, por encima de todo, algo vibrante”. Estoy seguro de que Jonás Groucho ya tiene el libro de Akal entre las manos y si no no tardará mucho en hacerse con él.
Jonás Groucho está redondeando un guión, dándole los últimas puntadas previas a su grabación, que rodará Víctor García León –quien ya hizo una estupenda película: “Mas pena que gloria” con otro libreto que habían escrito al alimón- para el largometraje: “Vete de mí”, la historia de un padre y un hijo, en realidad es la historia de un hijo que vuelve a la casa paterna para acabar provocando una auténtica convulsión en el hogar de su progenitor. Los actores serán Juan Diego y Juan Diego Botto. Además, Jonás prepara con auténtico afán el guión de su primer largometraje: creo que su título provisional es “Primera sangre”, pero de eso poco puedo avanzar y bien que lo siento. Jonás, hijo de director, sobrino de director, depositario de los nombres de Alain Tanner y su Jonás que cumplió 25 años alguna vez y de Groucho Marx, anhela llevar a la pantalla grande sus propios sueños, y la cosa marcha. Tiene personalidad, audacia, inteligencia, sensibilidad, arrojo y un encanto personal, una forma especial de mover las manos, de alargar los dedos, que son los gestos que anuncian a un artista que trae un mundo propio. Los gestos exteriores del talento.
Estos días, Jonás ultima también el “making of”, el así se hizo de la película “Bienvenido a casa”, de la cuarta película de David Trueba, una cinta sobre la paternidad, sobre el arduo aprendizaje de la convivencia en pareja cuando se es demasiado joven, que protagonizan Alejo Sauras y Pilar López de Ayala. David, a quien tanto admiro aunque ahora seamos como dos seres de lejanías que han mitigado su complicidad con los años, con la invisibilidad y la distancia, David, digo, ya tiene al parecer un primer montaje. Me gusta mucho el cine de David, todas sus películas, “La buena vida”, “Obra Maestra” y “Soldados de Salamina”, y me ha gustado escribir de ellas, porque siempre se arriesga y hace su trabajo con honestidad, en un auténtico vaciado personal. Me gustan sus dos novelas, más la primera, sus artículos de domingo, el cariño y respeto que profesa a Rafael Azcona, por ejemplo. Tengo magníficos recuerdos de David Trueba en Zaragoza, en noches de madrugada en el “El Periódico de Aragón” cuando hablábamos con Luis Alegre de cine, de directores, de suplementos literarios como “Rayuela” o “La Cultura” donde escribió, de Woody Allen, de Truffaut y Lubitsch o de chicas bonitas con las que deseábamos cruzarnos algún día, con las que David ya se había cruzado en Hollywood como Andy McDowell, con las que David estaba a punto de cruzarse en Madrid o Barcelona como Ariadna Gil, o en noches de radio como Concha García Campoy.
Sé que pronto podré escribir de nuevo de Jonás y acaso recibirlo en casa, en Garrapinillos -con Daniel, con Aloma, con Diego y Jorge que lo ven como un hermano talentoso y joven y alto que tienen en Madrid y al que ven poco-, como tantas otras veces y discutir de arte, de creación, de cine, que es una de sus devociones preferidas mientras la perra Noa le disputa un sitio entre gruñidos en el sofá.
*Reproduzco aquí una foto de François Truffaut y su última musa Fanny Ardant.
2 comentarios
A. C. -
Cide -
Hablando de lo que importa, también a mí me gusta David Trueba. Me encantaba "El peor programa de la semana" del que era guionista si no me equivoco. Con ese programa empecé a dejar de ser niño. Y también me gustó Obra Maestra, donde aparece el mejor cameo que ha hecho Luis Alegre nunca. Al menos el más divertido.