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Antón Castro

JORGE GAY Y JAVIER DELGADO PRESENTAN "ZARAGOZA MARINA"

JORGE GAY Y JAVIER DELGADO PRESENTAN "ZARAGOZA MARINA"

Suele decir Javier Cercas que el novelista escribe para averiguar las cosas de la vida y que se coloca en la postura de “Qué habría ocurrido si…” La actitud de Javier Delgado a principios de los ochenta, inmerso en una crisis amorosa, no debió de ser muy distinta. El poemario “Zaragoza marina”, aparecido por vez primera en 1982 en la colección “Poemas” de Luciano Gracia, también es un conjuro contra el desamor, una propuesta narrativa y elíptica para superar el dolor (Javier Delgado, como Isak Dinesen, debió de decirse: “Todas las penas del mundo pueden mitigarse si se meten en una buena historia”) y es un modo de responder a “Qué hubiera pasado si Zaragoza hubiera tenido mar” o a “Qué hubiera pasado si un día a Zaragoza hubiese llegado el mar y luego se hubiera ido”.

Y es eso, así a primera vista, lo que plantea “Zaragoza marina”. La ciudad es como una mujer, o una muchacha encelada en una pasión devoradora, y recibe la fuerza del oleaje, el rumor de las caracolas, el desorden del océano que la visita como un enamorado tan apasionado como fugaz. O veleidoso. Ese mar que viene y se va lo inunda todo, poro a poro: los templos, las casas, las calles, la soledad del mundo en la urbe, y a pesar de que Zaragoza o la joven (en la que, en el epílogo, parece transmutarse el propio poeta) no nació para “traducir el canto de las caracolas”, se quedará habitada. Al fin y al cabo las olas dejan “su huella como un testamento indescifrable”.

De ese estado y de la constatación de la ausencia del mar, nace de la II parte del libro: nace la nostalgia, la decepción, el arrepentimiento. El poemario, que también tiene un prólogo y un epílogo, está escrito en segunda persona, por eso se lee: “Nunca debiste amarle: el mar se lleva, // cuando se va, toda la felicidad del alma”. Y la desolación creciente, como navaja que abre los jirones de la melancolía, se revela de nuevo: “Él ya no está y tienes, por las tardes, // un temblor de muerte cuando miras // tu perfil solitario contra el cielo”.

“Zaragoza marina” se agotó pronto y se quedó ahí, en medio de la bibliografía creciente de Javier Delgado, que posee otros hitos zaragozanos como recuerda José-Carlos Mainer. Hace algún tiempo, Jorge Gay y Javier Delgado se encontraron en la librería Antígona y hablaron de colaborar. Jorge Gay, el hombre que habita un “barrio metafísico” como De Chirico o Carrá, acababa de exponer la muestra “La ciudad, el amor y los sueños” en la Lonja. Delgado recordó este libro, “un volumen que nació como el intento de dotar de leyenda a Zaragoza, esa ciudad que se quedó a medio camino de todo lo que debió haber sido”, y ambos se pusieron a trabajar con dos colaboradores de lujo: José-Carlos Mainer, que escribe un hermoso y lúcido texto sobre Zaragoza, su tránsito de ciudad con ecos rurales a inequívocamente urbana, y glosa las aportaciones de escritores, pintores, artistas, arquitectos, periodistas, etc., en el texto más emocionante que yo le recuerdo sobre Zaragoza, y ha escrito bastantes. Y el otro colaborador esencial, el hombre que es decisivo -con el artista Jorge Gay, claro está, con Delgado y Mainer- para que este poemario se convierta en un libro objeto, en un libro de artista: el diseñador Fernando Lasheras. El resultado final es un libro espléndido, emotivo, una fiesta de la libertad del trazo, del sueño, una apología de la creación a cuatro bandas. Jorge Gay da lo mejor de sí mismo, con soltura, con los homenajes que tanto le gusta hacer. Crea su propia Zaragoza marina, autónoma y a la vez complementaria, emplea el collage, la pincelada gruesa, rinde homenaje a ese oficio maravilloso de la pintura, el dibujo y sus alrededores.

“Zaragoza marina” es uno de los libros más bonitos y sentidos que hemos visto en Aragón en años, de ésos que anuncian que la obra coral, plena de numen e intencionalidad, es posible.

 

 

* “Zaragoza marina” se presenta el lunes 12, en la librería Cálamo, a las 20.30. Estarán los autores, Paco Goyanes y este amanuense del blog. Es uno de esos bonitos libros que a uno le gustaría que le regalasen por Navidad. Jorge ha expuesto en Holanda, está exponiendo aún en Art Singel 100 de Amsterdam (esta obra pertenece a la muestra), ha terminado su mural sobre "Los Amantes de Teruel", que ha recibido muchos elogios, y Javier Delgado ha inaugurado una sección semanal en "Artes & Letras", "Jardines cercanos", colabora asiduamente con "La magia de viajar por Aragón" e intenta recuperar su fortaleza y su entusiasmo de antaño con la literatura oriental y con otros sueños.

 

6 comentarios

Tremisis -

Que cosas tiene la vida. Precisamente estoy esperando que me envíen un diario AS del 6 de marzo de 1933 con una foto a toda portada de Nogués y Regueiro en un Madrid-Barcelona. La encontré en internet y la pienso enmarcar.
A Nogués lo recuerdo de verlo ya mayor por Borja, y hace más años, cuando yo era un chaval e iba a ver al Borja, de verlo por el campo. Recuerdo haber hablado con él incluso, y que me enseñó alguna foto de su vida futbolística.
El campo del Borja se llama Manuel Meler por el que fuera durante muchos años presidente del Español, que es de aquí. En tiempos todos los años venía a jugar en pretemporada un partido con el equipo local, en el entonces campo de tierra, y solían venir casi todos los titulares de primera división. Cuando se derribó Sarriá, los asientos se repartieron por diversos campos, y el único que cuenta con gradas de ese campo fuera de Cataluña es el de Borja.
Bueno, ahora te estoy dando yo la murga.
Por cierto, ¿Entrenó Nogués al Gijón en los años 50? Ya ves, fe ciega en tus fuentes de información.
Muchas gracias y un abrazo.

A.C. -

Un placer. En Borja hice varios reportajes, pero el mejor fue sobre el gran portero Pepe Noguél, "el cancerbero de goma", que se inició aquí y luego acabó sustituyendo a Platko en el Barcelona, jugó un único partido internacional ante el Duce, sustituyó a Ricardo Zamora. Rivalizaba también con Eizaguirre, Blasco y Andrés Lerín, el gran portero de "Los Alifantes", maestro del blocaje. Acabó entrenando al Barcelona de Samitier, Piera y otros, y los llevó a alcanzar el título de la Copa. Luego, creo recordar, entrenó al Nastic de Tarragona y al Sant Andreu.

A lo mejor todo esto no te interesa nada, y te ha dado aquí una buena paliza. Un abrazo. Antón

Tremisis -

Como decimos aquí, \\\\\\\"qué agudo eres, amante\\\\\\\". Si, soy de Borja y tengo que ver con Manuel, pero por desgracia no soy él, aunque hemos compartido y seguimos haciéndolo muchos intereses e inquietudes. Un fuerte abrazo y gracias por todo.

A. C. -

Gracias. Fue bastante bien, Javier (con quien hablé esta mañana y estaba muy contento)y Jorge firmaron muchos libros. Firmaron sin parar. Hubo alrededor de un centenar de personas.

Por cierto, Tremisis, ¿vives en Borja? ¿No tendrás algo que ver con Manuel Gracia Rivas, estudioso de barcos y otras artes de navegación, biógrafo de Pedro Porter y Casanate?

Un abrazo.Ac.

Tremisis -

Espero que fuera bien la presentación, aunque contando con semejantes autores y presentadores no puede ser de otra manera. Un abrazo en la distancia a Javier Delgado, gran escritor y conversador. Espero que nos encontremos pronto en algún jardín, retablo o coro, buscando significados vegetales a las voces del pasado y del presente.

MAY -

Esa Zaragoza que se pierde al amanecer en mares de plata perfumada...Maravilla "música" de Jorge a las bellas palabras de Javier. El libro, ya bello, renace y A.C. lo enmarca lujosamente con palabras claras y luminosas...¡Qué bien, qué gozo para los sentidos...!